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2010/12/12

La Página-Educación superior salvadoreña bajo la lupa del siglo XXI-Diario digital de noticias de El Salvador

 Se habla de reforma educativa en los niveles inferiores para mejorar la calidad de la educación de la población estudiantil de básica y media, ¿pero qué pasa con la educación superior?

Escrito por Eduardo Alfredo Martínez Díaz.12 de Diciembre. Tomado de La Página.

La educación superior en la época moderna – tomando de base a las antiguas civilizaciones como la griega – tiene la responsabilidad de ser un nexo entre el Estado y la sociedad civil, la cual debe de educar y preparar a sus ciudadanos para el desarrollo de ambos y del individuo mismo; por lo cual la universidad, es la institución con el más alto nivel académico al que una persona puede aspirar, donde amplia y da utilidad a todos los conocimientos existentes en las diversas áreas del saber. Desde Europa a Latinoamérica, se han instituido diversas instituciones de educación, desde públicas a privadas y de religiosas a laicas, cada una con su propia filosofía, lo que determina el tipo de educación y calidad de los profesionales que brindaran a la sociedad, determinando así el tipo de nivel de desarrollo del país. Y como los tiempos cambian al igual que las sociedades, las universidades deben cambiar de acuerdo a los nuevos retos en el tiempo, muchas instituciones de educación superior se han ido adaptando a los nuevos tiempos y necesidades, otras, se han mantenido en su calidad, y otras tantas han decaído (y aun así, siguen existiendo).

En El Salvador, después de una época de oro en años 60 y 70 con la Universidad de El Salvador, decayó a una educación mediocre en los 80 (con la excusa que era por la guerra civil). De ahí surgieron infinidad de universidades privadas sin control y sin regulación en calidad. Con la aparición del Consejo de Educación Superior y la Ley de Educación Superior, se depuro de alguna manera la educación privada. Pero con todo ello, la educación superior es muy deficiente en cuanto a calidad y desarrollo; quedando en deuda con el cumplimiento a cabalidad de las funciones de la universidad (docencia, investigación científica y proyección social).

Los problemas de la Educación Superior se deben a partir de que el Estado no tiene una idea clara del tipo de educación y de profesionales que necesita El Salvador en la época actual y hacia el futuro, y da a entender que tampoco tiene el más mínimo interés real de poner orden en las instituciones privadas (que todavía hay demasiadas para lo que necesita el país, y con calidad cuestionable). Un paso con el que se debería iniciar a poner orden en casa por parte del MINED, es seguir eliminando universidades que no cumplen con criterios de calidad para ser una institución de educación superior acreditada, y con ello limpiar la certificación para la acreditación, por el compadrazgo o intereses de por medio, en especial por los pares evaluadores (ya que esto es un secreto a voces, y del que nadie se hace cargo).

Como la educación superior de las universidades privadas se ve como un negocio, trae como consecuencia en el estudiantado, la dificultad de poderse cambiar de una institución a otra porque los pensum son diferentes, no solo en el nombre de la materia, sino también en su contenido, objetivos, número de materias; y esto hace que no tengan equivalencias, obligando al estudiante a continuar con la dicha institución, o bien al cambiarse el perder muchas materias y con ello retrasarse en sus años de formación. El MINED contribuye con esta situación, porque como ente rector nacional, no tiene tal vez ni interés, intención o voluntad de arreglar dicha situación; lo cual podría hacerlo con solo obligar a unificar los pensum de cualquier materia de cualquier carrera, en un solo e igualitario para todas las universidades, ayudando así al estudiante en su formación.

En cuanto a la docencia, hay mucha tela que cortar, ya que la docencia universitaria esta dejada a la buena voluntad de Dios porque no se le da el verdadero valor que merece en nuestro país, muy a diferencia de lo que sucede en otros países donde se ven con respeto a los docentes y gozan de gran privilegio. El docente universitario es mal pagado, casi como una “limosna”, donde la mayoría de las universidades ponen el salario como dependiente de las cuotas estudiantiles, es decir, que si hay más ingreso de estudiantes cabe la posibilidad de aumentar el suelo un poco, o de lo contrario se mantendrá igual y tal vez menor. Por lo cual da lugar, al mal trabajo en la mayoría de docentes porque se ve como un trabajo para salir del desempleo de su profesión y no como una forma de transmitir sus conocimientos a los estudiantes para que sean excelentes profesionales que en el futuro tendrán que insertarse a la sociedad como ente de cambio. Y los buenos docentes, no son incentivados sino que pasan sin pena ni gloria en la mayoría de instituciones, y únicamente son reconocidos por sus mismos estudiantes. En otras palabras, ser docente universitario no se ve como una profesión, y por ello no se le ve como un prestigio y menos que se debe remunerarse bien.

No existe una entidad de formación para acreditar a los profesionales como docentes universitarios (como en otras partes del mundo), siendo una autoformación o aprendizaje empírico, como fiel reproducción de la enseñanza recibida de los docentes (buenos o malos) que dieron las clases; muy a diferencia a la acreditación para primaria y secundaria. Actualmente se limita a un curso pedagógico en forma de diplomado, y un pequeñísimo porcentaje tiene el interés de tomar la maestría en docencia universitaria; por lo demás seguimos improvisando y a veces a la fuerza.

A excepción de un par de universidades, las demás no tienen bien estructurado el área de investigación científica; por lo que hay que ser claros, en el país no hay verdaderas investigaciones científicas, quedándose en un remedo de la misma al hacer “dis que” trabajos de investigación, siendo más evidente en los trabajos que se realizan para obtener el título de pregrado. Y esto se debe a que las instituciones son dependientes de las colegiaturas del estudiantado, y por lo tanto, no hay una partida presupuestaria con suficientes fondos para hacer investigaciones con peso para beneficio de la misma institución y de la sociedad en general, quedándonos a jugar a ser investigadores; aunque debemos de reconocer, que son contadas las instituciones de Educación Superior que invierten un poco más en este rubro y sí hacen investigaciones serias, en su mayoría en lo social, y una en lo técnico-científico.

No hay una verdadera proyección social por parte de las universidades, ya que confunde proyección social, la cual se refiere a aportar soluciones a las diversas necesidades de la sociedad en sus diversas facetas, a partir de los conocimientos generales del estudio realidad de la misma sociedad; con trabajo social u horas sociales o trabajo comunitario como le quieran llamar, donde simplemente se va ser un par de horas una actividad a la comunidad sin hacer un cambio significativo del social de dicha comunidad. Las universidades no generan nuevos conocimientos que puedan cambiar el contexto de la sociedad del país, y por ende, no hay soluciones reales a la problemática social existente en sus diversos contextos.

Existe otra situación que se tomaría como parte de la problemática de las instituciones de educación superior en nuestro país, como es el divorcio existente y marco entre la parte administrativa y la parte pedagógica. ¿Cómo será esto? Bueno lo administrativo solo ve la educación en función mercadológico por la dependencia de las cuotas escolares, que mientras más estudiantes tenga más dinero tendrá, y muchas veces sacrificando la calidad educativa, ya que un estudiante menos no les conviene porque es un ingreso monetario menor; por lo cual obligan al docente en muchas ocasiones a mantener al estudiante dentro de sus carreras pasándolo, para que no se vayan de la institución; y en ningún momento ven lo que hace el docente dentro de su trabajo para formar a los estudiantes que están en sus manos para formar buenos profesionales. La administración no se empapa de las necesidades y recursos que necesitan los docentes para poder impartir su cátedra, como libros actualizados, materiales de laboratorio, actualización informática y uso de las TIC´s, etc., y simplemente toman decisiones unilaterales de lo que los docentes deben tener y/o necesitan para su enseñanza, aunque no sea lo que necesitan o que sea lo más idóneo. En resumen, la administración ve ganancia económica y no la calidad de enseñanza.

En síntesis, en las instituciones de educación superior debe existir una coherencia entre lo que dicen que hacen y lo que realmente hacen; entre lo que dicen que tienen y ofrecen, con lo que realmente tienen y ofrecen; porque de lo contrario se vuelven simplemente entidades de formación educativa, y no una verdadera universidad donde fluye el conocimiento y aportación de nuevos conocimientos, al alternativas de solución, aportadas para la sociedad y al individuo mismo. Por lo que realmente la educación superior necesita una verdadera reforma y a profundidad, para solventar los retos que demanda este siglo XXI para la sociedad salvadoreña, porque sigue manteniendo los mismos vicios e irregularidades y desorden de los que se han hablado tanto el siglo recién pasado sin haber cambiado nada o tal vez muy poco.

Diario digital de noticias de El Salvador

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