Comentarios mas recientes

2010/12/08

EDH-Sobre lo que dicen que dijo el Papa

Federico Hernández Aguilar.08 de Diciembre. Tomado de El Diario de Hoy.

Quien quiera desarrollar algún criterio sobre los temas más importantes de nuestro tiempo tendrá que renunciar, para empezar, a la extendida manía contemporánea de creernos informados sólo porque hemos leído los titulares de los periódicos. Pretender hacernos una opinión a partir de los retazos de realidad que nos ofrecen las letras grandes de los diarios equivale, en muchos sentidos, a tratar de obtener el número preciso de estrellas del universo contándolas desde una ventana.

Pero si informarse implica el esfuerzo de leer con extensión las notas periodísticas, pulir el criterio implica el trabajo de contrastar la lectura de las noticias con el conocimiento que hemos adquirido por otras vías. Es así como nuestra opinión dependerá cada vez menos de esa mediación (ojalá siempre responsable y profesional) de los periodistas, y se afianzará cada vez más en nuestra capacidad de discernimiento.

Prueba inobjetable de los descaminos a que pueden llevar las interpretaciones ansiosas de cierto periodismo actual, si se me permite, es la suma prodigiosa de titulares que se han acumulado en torno a una sola de las respuestas que el Papa Benedicto XVI, en larguísima y variada conversación, brindó a su compatriota Peter Seewald, para el libro "Luz del mundo".

Si quienes se apresuraron a comentar las palabras entresacadas del Papa se hubieran dado a la tarea, todavía más estimulante, de leer siquiera las últimas entrevistas que ha concedido Joseph Ratzinger sobre la sexualidad humana, habrían juzgado prudente no confundir la excepcionalidad señalada por el Pontífice con la postura que desde hace rato ha sostenido la Iglesia en este delicado tema.

Benedicto XVI argumenta siempre alrededor de la "humanización de la sexualidad", misma que, en el marco de una conducta ya de por sí moralmente cuestionable, podría tener una mínima expresión, en la forma de un "primer acto de responsabilidad", cuando el prostituto masculino opta por al menos disminuir los riesgos —sin eliminarlos del todo, claro— de contagiar a alguien de Sida. No extiende el Papa ninguna "visa de residencia moral" al profiláctico como muchos quisieran; antes bien, remarca lo que ya había dicho —con buenas dosis, ahí sí, de escándalo mediático— durante su visita al África el año pasado:

"No se puede solucionar este flagelo distribuyendo preservativos; al contrario, aumentan el problema. La solución sólo puede ser doble: la primera, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humana que conlleve una nueva forma de comportarse el uno con el otro, y la segunda, una verdadera amistad también y sobre todo con las personas que sufren…".

La denuncia del Pontífice sobre los errores que se están cometiendo permanece incólume en su respuesta a Seewald, reafirmando la solución integral por la que viene pujando el Vaticano en esta guerra global contra el Sida. Pero esa primera parte de la declaración, curiosamente, siendo medular en el planteamiento del Papa, ha sido descolocada por los cables internacionales. La reproduzco aquí por razones de justicia:

"Concentrarse sólo en el preservativo quiere decir banalizar la sexualidad, y esta banalización representa precisamente el motivo por el que muchas personas ya no ven en la sexualidad la expresión de su amor, sino sólo una especie de droga, que se suministran por su cuenta. Por este motivo, también la lucha contra la banalización de la sexualidad forma parte del gran esfuerzo para que la sexualidad sea valorada positivamente y pueda ejercer su efecto positivo en el ser humano en su totalidad".

Lo más paradójico en la polémica, un tanto ficticia, que se ha generado alrededor de las palabras de Benedicto XVI es que quienes ahora reclaman haberlo interpretado correctamente son quienes, por cierto, jamás se toman la molestia de leerlo. Aseguran saber, en esta oportunidad, qué es exactamente lo que el Papa quiso decir sobre el preservativo, pero les cuesta hilvanar las palabras cuando se les pide contrastar esa información con el corpus de los pronunciamientos magisteriales que, en la misma temática, han desarrollado éste y otros pontífices.

No se trata, estamos claros, de pedirle higos a los rosales. Alguien que se forma una "opinión" de la Iglesia leyendo los titulares de la prensa entenderá muy poco la diferencia entre una encíclica y una entrevista. Por otra parte, es explicable que muchos funcionarios de organismos internacionales que viven de la promoción masiva del condón se alegren ante lo que creyeron era una excelente oportunidad de reivindicación.

Lo penoso es que ninguno de estos habituales críticos del Vaticano admita que su relación con el Papa está empedrada de prejuicios. Lo nocivo es que los mismos que llevan años diciéndonos que los adolescentes son casi puras hormonas, mezclen irresponsablemente el ejemplo excepcional del prostituto con la vida cotidiana de los jóvenes, todo para seguirnos vendiendo una desproporcionada confianza en el preservativo. Lo trágico es que tanta media verdad no nos sirva para salvar siquiera a uno de los que hoy, mientras termino de escribir este artículo, van a infectarse mortalmente de Sida.

elsalvador.com :.: Sobre lo que dicen que dijo el Papa

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.