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2010/12/23

EDH-Árbol de Navidad

 Julia Regina de Cardenal.23 de Dciembre. Tomado de El Diario de Hoy.

Cada año arrecian los ataques contra el Cristianismo. El enemigo al que desean destruir está por nacer: el Niño Dios que está en el vientre de la Santísima Virgen María. Desde apenas días de su llegada al mundo, un bebé indefenso e inocente que trae la paz al mundo, será perseguido por los poderosos para asesinarlo. Hasta la fecha sucede lo mismo, y no solamente desean eliminarlo a Él, sino también a todos sus seguidores.

Lo que saca de sus cabales a sus enemigos es que al crucificarlo, al matar, torturar o callar a sus amigos, su mensaje de amor, esperanza, de perdón, misericordia, de caridad, de orden y alegría no desaparece sino que se hace más fuerte y llega a más personas.

Actualmente, se ha difundido la idea de que desear una feliz Navidad a los demás está "políticamente incorrecto" y que lo "correcto" es desear unas "felices fiestas". ¿Fiestas de qué? ¡Fiestas para celebrar la llegada de Dios nuestro Señor!

Hace unos días recibí un correo que hablaba sobre el árbol de Navidad. Decía más o menos así: Este en un árbol de Navidad, se llama árbol de fiestas, no árbol de festivales de invierno, ni arbusto de hanukkah o planta de Allah.

Les guste o no, la Navidad conmemora el acontecimiento más trascendental que cambió la Historia de la Humanidad: el Nacimiento de Jesús que vino a salvarnos. El Rey de Reyes, Señor de Señores, que pudo haber nacido con lujos nunca vistos, nos da grandes enseñanzas desde antes de nacer. Nos da una lección de humildad desde el comienzo de su vida, teniendo un pesebre por cuna, en un establo. Asimismo, escogió ser engendrado pequeñito y necesitado en el seno de una madre virgen, concebida sin pecado original, mostrándonos la importancia de vivir la santa pureza y en gracia de Dios.

Ya en el vientre materno cuando la Virgen llega a ayudarle a su prima Isabel, nos muestra cómo Jesús lleva alegría a todos, pues su primo Juan Bautista, da saltos de felicidad y emoción en el seno de su madre al sentir su presencia.

A pesar de nacer en la pobreza total, desprendido de todo lo material, Jesús le da importancia capital a nacer en una familia formada por un padre y una madre, unidos en matrimonio. Esto es terrible para los creadores de la nueva ideología de género que pretenden rediseñar la familia, tratando de imponer familias donde los hijos se ven como un derecho, no un don; donde se pueden ordenar al gusto o comprar; donde se anulan todas las maravillas que aportan el padre, con su masculinidad y la madre, con su feminidad a sus hijos. Pero recordemos que la Navidad es el Nacimiento y es la celebración por excelencia de la Familia. Defendámosla.

El materialismo, el consumismo y el hedonismo han desvirtuado el verdadero sentido de la fiesta y la han convertido solamente en una oportunidad comercial, privando a las familias de recibir todas las gracias que el nacimiento del Niño Dios les podría traer a sus vidas.

Los cristianos no podemos dejarnos intimidar por los pocos anticristianos que pretenden excluir a Jesús de las celebraciones navideñas. Estamos celebrando el nacimiento del Jesús, no el nacimiento de las "fiestas". Sí, Navidad, no fiestas. ¡NAVIDAD, NAVIDAD, NAVIDAD! Digámoslo.

Pongamos con orgullo en un lugar visible de nuestras casas el nacimiento, la imagen de la Sagrada Familia de Nazaret en el humilde Pesebre de Belén, adoremos al Niño Dios con toda la familia en Navidad, enviemos tarjetas navideñas tradicionales alusivas a la familia de Nazaret y saludemos a todos por la calle deseándoles muchas bendiciones y una muy "¡Feliz y Santa Navidad!"

elsalvador.com :.: Árbol de Navidad

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