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2010/12/16

Co Latino-Tu querida presencia, Che Guevara (3) | 15 de Diciembre de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

René Martínez Pineda.16 de Diciembre. Tomado de Diario Co Latino.
(Coordinador del M-PROUES)*
Sobre los partidos políticos en el socialismo, la derecha afirma –como si fuera un pecado
capital- que “en este régimen hay un partido único”, y que eso es “un atentado terrorista contra la democracia electoral”, esa democracia que no le ha servido de mucho al pueblo, pues, cada año empeora su situación, en términos absolutos y relativos.
En la democracia capitalista, da lo mismo que sea un partido o que sean muchos, porque esos “muchos” tienen un solo proyecto de nación: el burgués. En Cuba, hay un partido único debido a que existe un único proyecto de nación (como en el capitalismo multipartidista); y a que todos los partidos y fuerzas revolucionarias decidieron fundirse en el Partido Comunista, llamado al principio Partido Único de la Revolución Socialista.
Para avivar la participación popular, el Comité Central aprobó que, desde entonces, los miembros del Partido fueran electos en asambleas de fábrica o empresa, procurando captar a los mejores trabajadores, los mejores compañeros, los que tuvieran las mejores intenciones, los que tuvieran una sólida formación, lo cual fue un cambio radical desde el punto de vista de la construcción del partido.
En tal sentido, el partido empezó a ser un factor estratégico -en tanto nueva concepción política- en la transformación y construcción del hombre nuevo del que hablaba el Che. Según él, el proceso histórico de la Sierra Maestra, de la construcción de la guerrilla, el contacto con la masa (ante todo la campesina pobre) fue gestando un proceso de proletarización al acercarse, comprender y compartir los sueños, pesadillas y necesidades del pueblo: “Nosotros éramos, en general, de clase media, pequeño burgueses; otros éramos trabajadores. Alguna vez, alguno de nosotros sufrió privaciones, pero, lo que es hambre-hambre, no pasamos nunca.
Ahí, en la Sierra, aprendimos lo que es el hambre, y empezamos a entender la situación del pueblo, del campesinado, de las masas” –dijo el Che. Esto es lo que llamó proceso de proletarización, el cual no rompe ni cuando llega a ocupar un alto cargo público. En nuestra actualidad carente de referentes significativos de contextura y moral, es básico remachar la idea de la proletarización, porque en la lógica ascendente de la teoría revolucionaria que, con los años, ha adquirido el marxismo, está estigmatizado lo revolucionario, tanto como la proletarización, debido a que muchos militantes e intelectuales “se injertan”, con una amplia sonrisa, en una clase social con la que no tienen nada que ver, y esto es inmoral y perjudicial, ya que fomenta una concepción política y conceptual no revolucionaria.
Pero, en la actualidad, proletarizarse no significa dejar de hablar inglés o dejar de usar cincho –como se pensó en los años 20 del siglo XX- sino que ir socándoselo para saber lo que es el aumento creciente del hambre; significa ser austero mientras no se resuelvan los problemas básicos del pueblo; significa consumir con prudencia, sin caer en la ostentación, el consumismo y el fetichismo de la marca, aunque ello no implica volver a las cavernas. 
Yo tuve la suerte de proletarizarme porque era línea del partido, mas no era algo coercitivo. Había, eso sí, una compulsión moral, pues uno sabía que eso era necesario para la construcción del partido y para evitar la corrupción. Entre la decisión mental y la ejecución práctica de proletarizarse (en mi caso cuando me incorporé en las milicias de las FPL, en 1983) hubo muchos chirridos internos, hasta que llegué a trabajar a una construcción como ayudante de electricista y, más aún, cuando fui a cargar bultos al mercado para pagarme la universidad, lo cual no era absolutamente necesario para mí, pero quise hacerlo.
Debo actuar como un proletario que carga bultos -pensé. Después fui a trabajar como auxiliar de contabilidad a un cementerio privado, y a los seis meses (y haber sido elegido el mejor trabajador del año) el dueño me echó, furioso, cuando supo que estaba promoviendo la formación de un sindicato, porque a los empleados se les descontaban del sueldo los minutos de llegadas tarde, pero no se les pagaban las horas trabajadas de más, las que eran vistas como “actos de buena voluntad de los trabajadores para mantener el empleo”, bajo la sentencia: “si no te gusta así, buscá otro trabajo, allá afuera hay un montón esperando”.
Cuando me echó, yo le respondí tirándole al escritorio el diploma de mejor trabajador y rompiendo en su cara el exiguo cheque del premio. Pero, eso fue lo que más me sirvió, porque me pregunté: ¿qué sentirá el proletario de verdad que necesita trabajar para comer, que tiene hijos que alimentar, cuando se tiene que humillar ante el capataz, el gerente, el patrón? Eso es una cosa que me quedó grabada en la cabeza y el alma, y la tengo presente siempre, incluso en mi labor como profesor universitario hora-clase, debido a que en algunos lugares te quieren tratar como peón.
Entonces, el proceso de proletarización es importante en la organización revolucionaria y en la construcción de una nueva sociedad con gente nueva (sobre todo cuando se está en el gobierno), en tanto factor explicativo de lo político que, por lo general, no es entendido por los teóricos y no quiere ser asimilado por quienes, babeando, sueñan con vestirse igual que el burgués, y manejar sus carros de lujo para asistir a sus fiestas y, así, ser aceptado en sus clubes.
Al respecto, resolviendo la hermenéutica de las lecturas marxistas que hizo el Che, encontramos el horizonte socialista, el talante revolucionario, pero, el proceso de genuina proletarización de la dirección revolucionaria cubana, el acercamiento al campesino, a comprender los problemas de la clase obrera, a valorar el ser y no el tener, fue lo que solidificó a esa dirección en el rumbo que tomó. Sobre esto, hay una observación vital del Che: “en el proceso de la lucha revolucionaria, en el proceso insurreccional, era bastante común hallar actos de heroísmo entre los combatientes.
Es más, se disputaban quiénes hacían los actos más heroicos. Ganarse un lugar dentro del ejército o la dirección; ser promovidos a mayores responsabilidades, requería que uno se destacara en la lucha revolucionaria. Y sobraban los actos heroicos todos los días, incluso después del triunfo de la revolución”. Cuando hubo un ciclón muy fuerte -el Flora- que pasó dos veces por Cuba destruyendo la mitad de la isla y dejando a sus pies unos mil muertos, el Che relató, con orgullo, las copiosas acciones heroicas de las que fue testigo.

Tu querida presencia, Che Guevara (3) | 15 de Diciembre de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

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