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2010/12/11

Co Latino-El negocio de las medicinas y las hamburguesas | 09 de Diciembre de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

 Salvador Ventura.09 de Diciembre. Tomado de Diario Co Latino.

El mundo está amenazado por una conflagración nuclear. Sería como la cereza al pastel, no de tantas delicias, sí simbólico, después del profundo deterioro ecológico, del recalentamiento global, de la hambruna tan frecuente en países asiáticos y africanos y, por supuesto, de esa infame desigualdad económica entre los países más ricos y desarrollados y los desnutridos y escuálidos del tercer y cuarto mundo. El presidente Fidel Castro, con esa experiencia y sabiduría de los años entregados a la solidaridad y al bien común, lo ha adelantado. El conflicto entre Corea del Norte y el Sur atizado por la ambición y la prepotencia del imperio puede conducirnos a la batalla final.
No se trata simplemente de un anticipo bastante claro del crepúsculo del sistema capitalista como norma de convivencia en el mundo occidental. Al menos así se entendía hasta hace unos cuantos años y todavía defendido por los parásitos de todo modelo mercantilista, acaparador y usurero. Con todo, como lo han cantado los poetas y lo han hecho suyo los filósofos e ideólogos, lo malo de los crepúsculos es que siempre son equívocos y siempre asoma la duda sobre si es “alba que se insinúa o tarde que se despide”. Me lo repetía una amiga en ese maravilloso cruce por tierras heladas hacia la inmensa Alaska, cuando descubrió ese increíble fenómeno físico conocido como la aurora boreal.
En cuanto a la potencia imperial ya vimos cómo después de la zarzuela seudo democrática que llevó al abogado Barack Obama a la presidencia, la fórmula fue nada más un reacomodo y asentamiento del poderío de las monstruosas concentraciones de riqueza en unas cuantas manos, situación si ustedes lo prefieren felizmente encarnada en familias con tradicionales apellidos: Ford, Rockefeller, Rothschil, de la dinastía de los banqueros, unos dueños del verdadero poder, mientras otros sostienen el gobierno. Por lo tanto, desde el arribo del primer afro africano no se percibió síntoma alguno de que con este libreto puritano avanzara algo la democracia representativa en ese país que gusta mostrarse tan orgulloso como infiel a los principios republicanos que dieron hace más de dos centurias vida a esa nación.
En fin, sí, quizás esta crisis mundial de valores consagrados, de normas que nuestros mayores (no me refiero a nuestros ancestros) supusieron garantía de libertad y de justicia para todos los hombres no llegue, por lo pronto, sino a consolidar ciertas reformas que alberguen la vida del sistema aunque parece inevitable que el desprestigio de los fundamentos de la organización capitalista ha entrado a un proceso de liquidación histórica irreversible. La ofensiva contra los países de la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA), la tensión en el Medio Oriente y ahora en el Extremo Oriente asiático, en las Coreas divididas, es muy esclarecedor pues la industria armamentista, imperial, se ha puesto en marcha en busca de garantizarse regiones estratégicas y dominio de los recursos energéticos, sobre todo petróleo, perdido en las angustiosas luchas por la soberanía y autodeterminación de naciones antes sometidas al yugo imperial.
Todos los gobiernos y los pueblos del mundo habrán de intervenir y jugar un papel en los momentos decisivos: no se trata de una simple aritmética o de una arremetida global para decidir la nueva historia, la real geopolítica y la realidad de regiones y países. Se trata de armonizar intereses, de contar con un apoyo mayoritario para justificar las agresiones, las guerras imperiales en nombre de las libertades y la democracia. Lo hizo Estados Unidos con su intervención en Irak, Afganistán y lo seguirá practicando con la tolerancia y paciencia de las Naciones Unidas, verdadero Ministerio de Colonias, como se bautizó hace muchos años a la Organización de Estados Americanos (OEA).
La industria armamentista necesita de las guerras para su sobre vivencia, como también es sabido que los países socialistas necesitan de la distensión para crecer y acumular energías. En este tipo de agresiones a escala mundial, ganan hasta las empresas alimenticias. Menciono para el caso a la campeona de las cadenas de alimentación rápida McDonal´s. Sobrepasa al ejército norteamericano en el número de personas que alimenta diariamente y en lo invertido para hacerlo. En los años más cruentos de la agresión armada contra Irak, gastó más de mil millones contra los 909 millones gastados por el Pentágono en una semana. Las cifras bien documentadas señalan que esta cadena compra el uno por ciento de toda la carne de res vendida en los Estados Unidos. Al fin y al cabo son parte del sistema y tomados muy en cuenta para servir hamburguesas a una hambrienta tropa.
Es tan patético que en las profundas crisis económicas (Estados Unidos vive una grave recesión), muchos grandes negocios y empresas languidecen o desaparecen o ven disminuir sus valores. McDonal´s en cambio quedó invulnerable y ha seguido creciendo. Sus ventas el año pasado sobrepasaron los trescientos millones de dólares, aumentaron en un 33 por ciento con respecto a 2008. Digamos que el panorama mundial se está cundiendo de MacDonal´s. Esta cadena de alimentos rápidos es más que un expendio de hamburguesas; es una especie de Disneylandia de la alimentación. Es “comida para las personas a quienes les es indiferente la comida”. Al presidente Obama habría que preguntarle a cuánto ascendió la contribución de esta cadena a su campaña electoral.
En este mismo juego entra la industria armamentista, los fabricantes de aviones de guerra, de tanques, de misiles, de buques y acorazados, de “bombas inteligentes”, de armas para la infantería, la marina y la aviación; también los fabricantes de medicinas, de ropa de combate y todo ese avituallamiento para el ejército. Y que decir de los propietarios de las transnacionales del petróleo, todo el movimiento y dinero generado en cada conflagración mundial. El negocio es grande y por eso el imperio no puede “darse el lujo” de evitar las guerras, las promueve y las mantiene. Poco importa para los mercaderes del dolor, las interrogantes y las reflexiones de un “comunista” como Fidel Castro.
En el ámbito doméstico, cuando ustedes ven a las cúpulas empresariales oponiéndose a la aprobación de una Ley de Medicamentos para vigilar la calidad y bajar los precios de las medicinas, ¿no están asistiendo a la más cínica declaración de la defensa del mercantilismo, de la usura y de una guerra cantada contra la paz y la felicidad de todo un pueblo? Todos los capitalistas al unísono podrán exponer miles de razones para sus actuaciones; pero en el fondo subyace la sed de lucro, de atesorar más y más riquezas, de sumir a la humanidad en el peor de los mundos, de mantener a los pueblos en la más triste y despreciable opresión y miseria.

El negocio de las medicinas y las hamburguesas | 09 de Diciembre de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

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