Alarma ese mejor trato a los delincuentes más peligrosos de la región, la propuesta de desmantelar los tribunales especiales contra el crimen organizado, las milicias bolivarianas...
Editorial. Miércoles 12 de Agosto. Tomado de El Diario de Hoy.
Iniciar desarmes de la gente honrada en medio de una ola de homicidios, asesinatos por extorsiones, asaltos y toda clase de fechorías, no sólo pone en riesgo a comunidades, personas y familias, sino que también afecta la inversión y con ello el empleo. La medida es similar a la destitución de todos los directores de hospitales y centros de salud cuando enfrentamos la amenaza de la fiebre porcina. Un viejo proverbio advierte no cambiar mulas en mitad de la correntada.
La semana pasada informamos que en 2008 la policía decomisó casi doscientas armas en Santa Ana, de las cuales sólo 10 eran de mareros. El resto era presumiblemente y por lógica, de personas que las utilizan para su defensa. Es imposible que exista ganadería en el país, si los ganaderos no tienen los medios para defenderse de cuatreros y asaltantes; el transporte público opera bajo similares condiciones, al igual que las empresas grandes y las situadas fuera de San Salvador.
La consideración más importante es que, al menos nosotros, no conocemos un solo caso de dueños o directivos de negocios medianos o grandes, o de sus familias, que hayan asaltado, atacado, agredido o lesionado a otras personas con armas de fuego, a menos que fueran forzados a defenderse de agresiones. Los honrados portan armas por necesidad, no para montar en sus ratos de ocio puntos de asalto o meterse en casas ajenas. No lo hacen porque no fueron educados o indoctrinados para promover sus intereses a través de la violencia y el crimen.
Con lo del desarme de los honrados, y Dios mediante se reflexione y se revierta semejante barbaridad, se afecta a las comunidades más pobres, pues nadie va a establecer negocios o sucursales, cuando llegar desarmado a tales sitios es un riesgo terrible. El gran plan del gobierno de descentralizar y promover el desarrollo de las comunidades pobres se estrellaría con sus propias medidas sobre la portación de armas. Y hay que ser realista en este tema: las comunidades no tienen los recursos técnicos, la experiencia, la inventiva o el crédito para montar lo que les sacaría del retraso. Como dicen en inglés, es imposible levantarse del suelo tirando hacia arriba de las botas que se llevan puestas, "pulling one's own bootstraps". Una comunidad deprimida no va a salir de esa situación por sí sola aunque reciba dinero del gobierno.
Recuerden, estimados funcionarios, el fracaso de la reforma agraria con sus grandiosos planes de financiamiento y asesoría técnica: arruinaron el agro y arruinado sigue.
Buen trato a delincuentes, rigor a honrados
La veda de la portación de armas a la gente honrada, pues ni los más ilusos piensan que los criminales querrán desarmarse, se une a otras inquietantes señales. Alarma ese mejor trato a los delincuentes más peligrosos de la región, la propuesta de desmantelar los tribunales especiales contra el crimen organizado, las milicias bolivarianas y el descabezamiento de la fuerza antisecuestros. A esto se suma que muchos de los jefes policiales fueron removidos para sustituirlos por comisionados que pertenecen o son afectos al partido oficial, sin hacer evaluaciones de ninguna naturaleza.
Citando otro proverbio, no hay que pelearse con la cocinera, y la cocinera son los que promueven nueva producción, invierten, generan empleos, se establecen en áreas deprimidas y arriesgan su capital, ahorro previo, en lo incierto. Sin esos emprendedores no habrá fábrica de empleos; tampoco habrá emprendedores si se les deja en indefensión, a merced de criminales.
Cual zapato? cuales honrados? Los dueños del DDH? Los derechistas con pasado asesino? Los derechistas fascinados por el poder destructivo de las armas? Esos ladrones de las finanzas publicas?. Colaboren que no les queda mas que hacer...
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