LPG-Usted decide, presidente

 Señor presidente, como si su agenda no fuera ya complicada, usted tendría –de acuerdo con el protocolo– que invitar al gobernante venezolano para que venga a “bendecir” las instalaciones de Alba Petróleos. Pero como este es un negocio supuestamente privado, lo más recomendable quizás sería dejarlo en ese plano y no elevar la visita a la categoría de oficial y, menos, de Estado.

Escrito por Juan Héctor Vidal.04 de Abril.Tomado de La Prensa Gráfica. 

 

La exigencia de algunos altos dirigentes del FMLN para que la visita del señor Chávez sea oficial es entendible. Cuando menos, le permitiría al partido abrir un espacio para que se le dé todo tipo de consideraciones, desde irlo a recibir al aeropuerto, hasta brindarle seguridad en una proporción probablemente mayor que la que se le ofreció al presidente Obama. Pero como el señor desconfía hasta de su propia sombra (hay que recordar que no asistió al acto en el que usted, señor presidente, tomó posesión, argumentado que su vida corría peligro). Seguramente viajaría con su propio batallón de seguridad, tratando de emular el dispositivo que ponen en práctica los Estados Unidos, especialmente cuando su presidente viaja a países que consideran de alto riesgo.

Si ese fuera el caso, nuestros oficiales y soldados tendrían que servir prácticamente en calidad de subordinados, poniendo a las autoridades correspondientes frente a una verdadera encrucijada, para decir lo menos. Algunos dirían que si se hizo con la visita de Obama, ¿por qué no hacerlo con la de Chávez? A esto se puede responder: guardemos las proporciones.

A cambio de eso, probablemente el teniente coronel quiera dar una muestra más de su “solidaridad”, aprovechando el desencanto que aun analistas de derecha han mostrado porque la visita del presidente de los Estados Unidos no dejó los millones de dólares que algunos esperaban. Esta presunción no resulta del todo descabellada, porque si con su generosidad humilla al “imperio”, tanto él como sus amigos en El Salvador se sentirán como los verdaderos redentores de este sufrido pueblo.

Pero para que sus acciones lleguen a las masas, también es bastante probable que el distinguido huésped utilice la ocasión para hacer de las suyas, como en la reunión de presidentes en Mar del Plata (Argentina), donde con sus amigotes montó un evento paralelo, rompiendo todo el protocolo que se estila en las cumbres. Sin embargo, me imagino que no resulta nada fácil encontrarle una salida decorosa a una situación que obviamente resulta comprometedora para usted, como presidente, aunque esté de por medio una inversión multimillonaria, que tanta falta nos hace en estos momentos. Pero frente a esto, muchos cuestionan los supuestos beneficios que fueron cacareados por los patrocinadores Alba Petróleos, en el sentido que su presencia en el país iba a reducir los precios de los combustibles. Más preocupante resulta el hecho de que con un respaldo oficial a la visita de Chávez, se esté pasando por alto negocios de dudosa licitud que se filtran, según se comenta, en paralelo a la importación de combustibles. dentro de las acciones que el mismo gobernante anunció hace algún tiempo para Centroamérica y México, que nada tienen de altruistas.

Pero cómo no será de importante el tema para el FMLN, que hasta uno de sus diputados llegó al colmo de aseverar que la decisión sobre el carácter de la visita correspondía a don Hugo. Esto suena a vasallaje e ignora la disposición constitucional que le otorga al presidente Funes la facultad exclusiva de dirigir las relaciones internacionales del país y esto incluye, supongo, el caso que nos ocupa.

No obstante, para no dejar mal parados a sus amigos, la “bendición” de la planta la puede hacer el señor Chávez vía Skype. En todo caso, la última palabra la tiene don Mauricio, sabiendo que muchos no comulgamos con las ideas del gobernante venezolano y que rechazamos cualquier intento velado o visible de inmiscuirse en nuestros asuntos.

Usted decide, presidente