Alejandro Alle.12 de Abril.Tomado de El Diario de Hoy.
Como todos los años, desde hace diecisiete, la Heritage Foundation y el Wall Street Journal publican el Indice de libertad económica (IEF, por su sigla en inglés), donde la calificación de 68.8 puntos obtenida por El Salvador lo ubica entre los países "moderadamente libres" en lo económico.
Dicha nota, que clasifica a El Salvador en el cuarto lugar de América Latina y en el puesto 39 del planeta, no ha mostrado cambios sustanciales en los últimos años: desde el 2006 nunca superó los 70 puntos, y su puntaje más alto de los últimos diez años un módico 73.0
Las clasificaciones, de todos modos, no parecen tan malas. Pero tanto el termómetro de la sociedad, como la dura realidad económica del bajo crecimiento experimentado, dicen otra cosa. Es por ello oportuno reflexionar acerca de este ranking, que parece ser demasiado economicista.
En efecto, las ponderaciones institucionales del IEF están subestimadas si lo que buscamos es un ranking correlacionado con el desarrollo. Comparemos, por ejemplo, a El Salvador con el Uruguay, un país relativamente pequeño que obtuvo una nota parecida: con 70 puntos es el tercero en el ranking de libertad económica de América Latina.
Cabe destacar que El Salvador, de hecho, supera al Uruguay en la mayoría de los diez componentes que integran el cálculo del IEF. Pero hubo dos que volcaron levemente el resultado a favor del Uruguay: "derechos de propiedad" y "corrupción". Mejor protección de los primeros, y menor percepción de la segunda.
En términos futbolísticos, diríamos que con esos dos goles de Forlán se definió el partido. ¿Qué partido? El del bienestar.
En el componente "derechos de propiedad", los 70 puntos del Uruguay lo catalogan como un país donde "la propiedad privada es garantizada por el Estado", muy diferente al comentario correspondiente a los 40 puntos de El Salvador, según el cual "el sistema judicial es altamente ineficiente" (ambas definiciones en la página 455 del citado reporte IEF 2011, que puede bajarse de Internet).
Asimismo, en el componente "corrupción", los 67 puntos del Uruguay lo ubican sumamente mejor que a El Salvador, cuyos 34 puntos simplemente demuestran una enorme oportunidad de mejora.
Cabe destacar que el PIB per cápita de El Salvador (corregido por el poder de paridad de compra, para comparar manzanas con manzanas), es de $7,366, mientras que el del Uruguay, con igual corrección, es de $13,163. Aquí es donde se ven los dos goles de Forlán.
Es cierto que el Uruguay, al igual que muchos países de Sudamérica, está gozando de un boom de sus exportaciones, producto de la demanda internacional de materias primas. Una bonanza que, considerando el significado del PIB (consumo+inversión+exportaciones-importaciones), infla un poco sus cifras. Ello, sin embargo, no puede explicar una diferencia en PIB por cápita de casi dos a uno.
Es por ello más ilustrativo utilizar otro tipo de referencias, más abarcadoras, tal como el Indice de Calidad Institucional (ICI), del CIIMA (Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados de Argentina), que consolida los resultados de cuatro indicadores políticos y de cuatro indicadores económicos.
Los indicadores políticos son: Voz y Rendición de Cuentas (Banco Mundial), Vigencia del Derecho (Banco Mundial), Percepción de Corrupción (Transparencia Internacional) y Libertad de Prensa (Freedom House).
Y los económicos: Haciendo Negocios (Banco Mundial), Competitividad Global (Foro Económico Mundial), Libertad Económica (Heritage Foundation/ Wall Street Journal) y Libertad Económica en el Mundo (Fraser Institute).
Finalmente, más que ver otro ranking de tipo deportivo, es interesante observar la total correspondencia entre los resultados del ICI de un país determinado y el nivel de vida de sus habitantes, sea que se lo mida en términos de PIB per cápita o de desarrollo humano. La correlación ICI vs. nivel de vida es sencillamente abrumadora.
Con el ICI se evitaría, además, seguir bastardeando el concepto de libertad económica. Que es esencial para el buen juego. Pero insuficiente para que haya goles.
Hasta la próxima.
elsalvador.com, Libertad económica: esencial, pero insuficiente
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