Que se piense que el objetivo primordial sea rehabilitar y reinsertar criminales no es sólo contribuir a desproteger a un país que ocupa el primer lugar del mundo en homicidios, sino una burla a las víctimas
29 de Abril. Tomado de El Diario de Hoy.
ara junio está convocada en San Salvador una conferencia hemisférica sobre la criminalidad, considerando que la violencia causa más muertes en nuestra región, que cualquier enfermedad o plaga. Cada tres minutos, de acuerdo con la OEA, se produce un homicidio; los países más violentos son, precisamente, los del Triángulo Norte de Centro-América y, de los tres, Honduras y El Salvador se disputan el primer puesto como la nación más violenta del mundo.
El Salvador ya propuso en la OEA lo que se viene manejando internamente: que la lucha contra la delincuencia pasa por la represión, la prevención y la "rehabilitación y reinserción", a partir de la idea muy local de que hasta los peores criminales pueden convertirse en inofensivos seres y luego ser parte de cualquier comunidad sin riesgo para nadie.
Inclusive en un fallo de la Corte Suprema que reduce el tiempo máximo de las sentencias carcelarias, se pregunta: "¿Acaso no es la rehabilitación y la reinserción el objetivo de la sociedad respecto a los delincuentes?". Según este concepto, gente mala hasta la médula no hay, al menos en El Salvador; se pretende que incluso los descuartizadores y los que torturan y matan a niños pueden tomar el buen camino.
La confusión al respecto se manifiesta en los considerandos del fallo constitucional que reduce las penas de cárcel, en los que se alega que las penas de hasta setenta y cinco años de cárcel podrían ser "…un serio y grave entorpecimiento a las finalidades reeducativas y de reinserción social" a las que "debe aspirar" un sistema penitenciario.
Ideas que son una burla para las víctimas
Esas ideas no consideran que los sistemas penitenciarios y lo relacionado a la legislación penal no tienen como propósito "reeducar y reinsertar" a los criminales, sino proteger a la sociedad de las atrocidades que perpetran. En un mundo idealizado, inexistente, pueden pastar juntos los lobos con las ovejas, pero las realidades son otras, como lo demuestra la experiencia y la práctica en el Primer Mundo: los violadores son vigilados hasta el día en que mueren, cuando no purgan cadena perpetua, no son castrados o no murieron en la cámara de gas.
Igual con los asesinos seriales, los sicópatas, los sicarios, los que matan con lujo de barbarie: nadie se ocupa de "rehabilitarlos para luego reinsertarlos" porque nadie puede garantizar que una vez puestos en libertad no vuelvan a sus andadas.
Son pocos los casos de asesinos, terroristas, atracadores, pederastas, violadores o inclusive individuos que estafan o trafican en drogas o trata de blancas, que se convierten en gente inofensiva.
Un caso escalofriante es el de Ali Agca, el sicario contratado por los servicios comunistas búlgaros, por orden de Moscú, para atentar contra la vida de Juan Pablo II, el Papa polaco que derrumbó al bloque socialista: cuando fue visitado por Su Santidad en la cárcel romana de Rebbibia, en ningún momento Agca le pidió perdón a su víctima. El criminal fue liberado de Italia para pasar a una prisión en Turquía y allí declaró que volvería a intentar matar al Pontífice.
Que se piense que el objetivo primordial sea rehabilitar y reinsertar criminales no sólo es contribuir a desproteger a un país que ocupa el primer lugar del mundo en homicidios, sino una burla a las víctimas, para las cuales no hay asistencia alguna. No sólo se carece de recursos, sino que no existen esos "expertos en des-canallar" a embrutecidos que son una maldición sobre la gente.
elsalvador.com, Que lobos y ovejas pasten juntos en el prado
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