Nuestro Presidente, y Vicepresidente de la SIP paraEl Salvador, hizo de inmediato una apelación inequívoca: “Insto a las autoridades a proteger del crimen organizado, con total seriedad y convicción, el ejercicio periodístico en El Salvador”.
Escrito por Editorial. 29 de Abril.Tomado de La Prensa Grafica.
En tiempos de confusión y de violencia como los que se viven en nuestro país, dentro de un ámbito regional y global cargado de peligros y amenazas de toda índole, hay profesiones y actividades que corren riesgos muy directos y precisos, y entre ellas están las que corresponden a la función periodística. La inseguridad y el crimen buscan rodearse siempre de todos los velos y sombras que sea posible, y el ejercicio periodístico es justamente una tarea develadora y clarificadora; por lo cual siempre está en directa contradicción con los intereses oscuros de la criminalidad de toda índole, desde la de cuello blanco hasta la de calle.
Todos los países donde imperan situaciones críticas de inseguridad son lugares donde se tiende a victimizar el trabajo periodístico. Asesinatos, presiones, ataques, maniobras y más están a la orden del día, aunque las realidades, condiciones y dinámicas de cada país tengan características propias. El propósito abierto o encubierto es silenciar, neutralizar o desautorizar a los medios y a los periodistas que se mantienen firmes en la responsabilidad de cumplir su tarea de manera consistente y auténtica. Nuestra zona, que va desde Colombia hasta México, se ha vuelto corredor principal del narcotráfico, y eso agrega componentes aún más dramáticos a la situación general.
En estos días, el asesinato a sangre fría de un camarógrafo que laboraba en un canal televisivo local ha puesto el tema en la primera línea de la preocupación sobre los peligros reales que amenazan al quehacer periodístico en el terreno. Esto ha llevado a reacciones institucionales de alto nivel, como la de la SIP, que insta a las autoridades salvadoreñas a actuar con premura en la investigación del hecho, sin descartar ninguna hipótesis; en concreto, la hipótesis de que el crimen, presuntamente cometido por pandilleros, tenga expresa relación con el trabajo del camarógrafo asesinado. Nuestro Presidente, y Vicepresidente de la SIP para El Salvador, hizo de inmediato una apelación inequívoca: “Insto a las autoridades a proteger del crimen organizado, con total seriedad y convicción, el ejercicio periodístico en El Salvador”.
Como venimos viendo, constatando, padeciendo y expresando, la realidad salvadoreña del momento está marcada por la expansión agresiva de las pandillas y la implantación creciente del crimen organizado. Hasta la fecha, ninguna estrategia o acción de las puestas en práctica han sido capaces de manifestarse como un freno eficaz de dichos fenómenos depredadores. En tales circunstancias, la iniciativa de acompañar la lucha interna con el esfuerzo investigativo que pueda aportar una Comisión Internacional debe ser considerada sin pasionismos nacionalistas ni legalismos restrictivos. Es hora de hacer lo que se debe hacer, aprovechando todas las posibilidades de acompañamiento serio y respetuoso.
En lo que a la práctica periodística se refiere, nos mantenemos en la sólida convicción del cumplimiento del deber; pero también demandamos que, desde la institucionalidad, se comprenda mejor lo que este trabajo significa, y cómo es de fundamental para el buen desempeño de nuestra democracia en desenvolvimiento progresivo que se den las seguridades que dicho ejercicio requiere para mantenerse en lo que es y representa. Estaremos constantemente vigilantes del desenvolvimiento del fenómeno real en nuestro ambiente, y lo haremos con los recursos esenciales: el servicio a la verdad y la honradez en el hacer diario.
Es vital la protección del ejercicio periodístico en el país
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