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2011/04/01

LPG-Editorial-Sigue dándose un gran problema de comunicación en el país

 La política es, en gran medida, comunicación, y no comunicación simplemente mediática, sino intercambio creativo. En esto hay que insistir en todos los espacios y terrenos de la vida nacional.

Escrito por Editorial.01 de Abril. Tomado de La Prensa Gráfica.

 

Los hechos políticos y socioeconómicos de la vida cotidiana son reveladores de cómo está el ambiente y cómo se va moviendo la atmósfera en los distintos ámbitos nacionales. Y una de las revelaciones concretas que resultan cada vez más evidentes es el déficit crónico de comunicación entre los distintos sectores y actores que juegan papeles claves en el quehacer del día a día. Y esto llega a tal punto que se da y se percibe aun dentro de los marcos de la institucionalidad, en situaciones que llegan a bordear los límites de lo increíble, porque hay contradicciones manifiestas hasta entre funcionarios que pertenecen a los mismos equipos de trabajo gubernamental. Es como si siguiera prevaleciendo en muchos sentidos la tendencia al tanteo, según se vayan presentando las acciones y las reacciones; y hay ejemplos patentes y patéticos de ello, como el de la errática puesta en práctica de la focalización del subsidio al gas propano.

Al observar las contradicciones que se producen públicamente sobre cuestiones que por su misma naturaleza están en la agenda de todos, como son los casos de la reforma electoral y de la posibilidad de complementar con apoyos internacionales la lucha contra el crimen organizado, la sensación que inmediatamente surge es que no hay comunicación efectiva, en los niveles de trato directo y productivo de resultados, sino que todo tiende a ventilarse en público, con los efectos de crispación casi inevitable que eso trae consigo.

El caso de la propuesta presidencial de constituir un mecanismo de consulta al más alto nivel, que es una iniciativa potencialmente beneficiosa como tal, entra de inmediato en zona de conflicto porque se lanza sin la debida preparación. A nadie puede escapar que para darle vida efectiva a una propuesta de esa índole hay que mover mucha pieza en privado, y hacer los distingos estructurales necesarios. Como dijimos en su momento, muy distinta es la condición de los ex Presidentes a la de los Secretarios Generales de los partidos, y en vez de imaginar cocteles exóticos se tendría que pensar en instancias complementarias. Ahora se habla menos del tema, y el riesgo es que una iniciativa que debería poder fructificar se quede en la irrelevancia.

La problemática nacional –ya es inoficioso repetirlo, porque está sobresabido– es alta y crecientemente compleja. Una problemática de ese tipo en un ambiente como el que vivimos no puede ser manejada por nadie bajo el criterio funcional de ir “a salto de mata”. Precisamente porque es tan intrincada y desafiante requiere, más que nunca, de esfuerzos integrales e integradores. Y, desde luego, antes de ventilar las diferencias de enfoque y de tratamiento habría que hacer un ejercicio preparatorio –serio y constante– de descubrir y construir puntos de encuentro realistas y manejables. De lo contrario, se cae en lo que a diario nos hace desperdiciar tantas energías valiosas: el pleito de poca monta, que es más bulla que nada.

La comunicación cuando es real en el sentido de que comunica de veras a aquellos que deben interactuar, en cualquier actividad o responsabilidad que sea, es por su propia índole moderadora de las actitudes beligerantes y por ende conflictivas. Hay que trabajar la comunicación, independientemente de las fobias o filias que la rodeen. La política es, en gran medida, comunicación, y no comunicación simplemente mediática, sino intercambio creativo. En esto hay que insistir en todos los espacios y terrenos de la vida nacional.

Sigue dándose un gran problema de comunicación en el país

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