Un estudio del Banco Mundial reitera lo que ya se ha repetido en el país: el crimen es un lastre que no deja avanzar a la economía nacional. Su costo anual es de $2,010 millones, un 10.8% del PIB.
Escrito por Mariana Belloso/Keny López.08 de Abril.Tomado de La Prensa Gráfica.
“La violencia reduce la eficiencia económica del país, afecta la rentabilidad y el crecimiento económico.”
Ricardo Perdomo, analista
“El Gobierno debe combatir la violencia para que ya no se destinen tantos recursos fiscales a combatir ese problema.”
Luis Membreño, economista
“La violencia es un duro lastre para la región, impacta en todos los aspectos de la vida centroamericana.”
Rodrigo Serrano-Berthe, autor del estudio “Crimen y violencia en Centroamérica”
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El crimen le cuesta a El Salvador el equivalente a casi un 45% del Presupuesto General de la Nación para 2011. El país pierde unos $2,010 millones anuales en costos derivados de la violencia y la inseguridad, según señala un nuevo informe elaborado por el Banco Mundial (BM).
El documento, titulado “Crimen y violencia en Centroamérica: un desafío para el desarrollo”, destaca el hecho de que El Salvador es el país de Centroamérica con el mayor costo derivado de la criminalidad: un 10.8% de su Producto Interno Bruto (PIB) anual.
“Más allá del dolor y el trauma infligidos a la población, la violencia podría costarle a la región hasta un 8% de su PIB”, señala el documento. El cálculo se basa en el costo en términos de seguridad pública, seguridad ciudadana y de salud, para los países.
Después de El Salvador, el segundo país con mayor costo porcentual por el crimen es Nicaragua, que pierde unos $529 millones, un 10% de su PIB. Le sigue Honduras, con $885 millones, un 9.6% de su producto, y Guatemala, con $2,291 millones o un 7.7% de su PIB.
El país con el menor costo relativo es Costa Rica, con $791 millones, un 3.6% de su PIB.
Obstáculo al crecimiento
Pero además de los altos costos inmediatos de la criminalidad para los países del istmo, este problema también reduce el potencial de crecimiento futuro de las economías, señala el informe.
“La criminalidad y la violencia también inhiben el crecimiento económico, no solo en términos del ingreso y trabajo perdidos de las víctimas, sino que contaminan el clima de inversión y desvían los escasos recursos públicos hacia el fortalecimiento de la seguridad pública, en lugar de fomentar la actividad económica”, detalla.
El analista Ricardo Perdomo dice que este es el efecto más preocupante de la inseguridad: “El impacto no solo es el 10% del PIB, sino que impacta en la atracción de inversiones nuevas, y la distracción de los recursos del Estado en atender las demandas sociales de El Salvador”.
Los niveles de violencia en El Salvador repercuten en los costos de seguridad pública y privada y también acarrea costos en la calidad de vida de las personas, agregó, pero además “la violencia reduce la eficiencia económica del país, afecta la rentabilidad y el crecimiento económico”.
El economista Luis Membreño lamentó que El Salvador destaque en este informe por el alto costo del crimen: “Si se enfrentara adecuadamente el problema habría más empresas que quisieran venir a invertir, seríamos más competitivos”.
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