La policía ha mejorado mucho en capturar en flagrancia, pero el Estado está fallando en la prevención del delito
04 de Abril.Tomado de Contra Punto.
– Con preocupación, tristeza y, hasta con sentido de impotencia, hemos observado las estadísticas del pasado mes de marzo en las que se establece que los homicidios volvieron a situarse en un promedio diario de más de 12.
Siguen apareciendo cadáveres mutilados, embolsados y con señales de tortura; también con amenazas en contra de mareros y extorsionistas, que presagian el reaparecimiento de grupos de exterminio.
Se sigue sospechando de la existencia de comunicación de las cárceles al exterior con órdenes de extorsionar, secuestrar y asesinar; en cárceles que, incluso, están ya bajo el control de la Fuerza Armada.
Muchos culpan al actual gobierno del “no control” de esta realidad, pero lo cierto es el desastre heredado en seguridad pública era mayúsculo.
Recientemente algunos medios pudimos observar cómo hasta este momento es que se ha comenzado a llenar fichas de los presos como debe ser. En la actualidad los registros de presos no están ni digitalizados ni archivados adecuadamente. Muchos de los expedientes están perdidos o destruidos por el descuido y la humedad.
De muchos presos no se poseen sus fotos ni huellas, mucho menos cómo van sus procesos judiciales. Estos programas y las tecnologías ya existían, pero sencillamente los pasados gobiernos los desecharon.
Por otra parte, se quiere que desde las cárceles no salgan ni entren señales telefónicas, pero las empresas del ramo no están cooperando lo suficiente. Donde debe haber una antena, hay 5 ó 10 alrededor de las cárceles. ¿Cómo entonces acabar con el mal?
La policía ha mejorado mucho en capturar en flagrancia, pero el Estado está fallando en la prevención del delito. Podemos llega a capturar a los “mareros” pero no a los violentos intrafamiliares, que también provocan gran cantidad de muertes.
En algunos municipios se han pactado veda de armas de manera temporal, pero el gobierno no quiere imponer una prohibición a la compra y venta de armas, así como una prohibición definitiva de la portación de armas de fuego y se sigue teniendo una visión conservadora que hace creer que el que tiene un arma de fuego está protegido.
Como un carrusel, el tiempo pasa. Hay que tomar al “toro por los cuernos” y ya estamos montados sobre él. De lo contrario, lo bueno que hoy se impulsa, se puede volver a revertir.
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