La gran diferencia: un país que mira y se prepara para enfrentar el futuro con éxito y otros anclados en el pasado, con ideologías añejas que privilegian la confrontación social. Son ejemplos para configurar un modelo de desarrollo.
Escrito por Claudio M. de Rosa.18 de Enero. Tomado de La Prensa Grafica.
El 11 de enero de 2010 Chile se incorporó a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), convirtiéndose en el segundo miembro latinoamericano, después de México, en formar parte de un selecto grupo de países. Los miembros de la OCDE, considerados los países más avanzados y desarrollados del mundo, constituyen el 70% del mercado mundial. Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, dice: “No es un club de países ricos, sino de países que promueven las mejores prácticas en manejo del empleo, del agua, del medio ambiente”; a lo que agrega, citando a la presidenta Bachelet: “El ingreso de Chile... confirma nuestra vocación global como el club de países que promueven las mejores prácticas”.
Para Andrés Velasco, ministro de Hacienda de Chile, “la invitación de la OCDE es un reconocimiento a las exitosas políticas que Chile ha implementando durante las dos últimas décadas” y las buenas experiencias que tiene “en materias como reforma de pensiones, regulación bancaria, política fiscal contra-cíclica y equidad social”. Chile superó la crisis económica y se estima que creció 4% en 2009 y que se acelerará la expansión a 4.6% en 2010; al tiempo que su moneda se fortalece y como sociedad enfrenta una elección presidencial, donde gane la derecha o la izquierda, salvo matices de enfoque, el camino está trazado en pos del desarrollo integral como nación. Un privilegio envidiable de un país que apuesta a la educación de calidad, que mejora los índices de competitividad, tecnología y de libertad económica y donde la población goza y disfruta el progreso en un ambiente calificado como limpio, seguro y ordenado.
Un marcado contraste: retroceso en Cuba y Venezuela
En Venezuela, lo que comenzó como “fallas imprevistas del servicio eléctrico”, que dejaban a la población sin luz durante horas por la noche, concluyó con un fallido plan de racionamiento de hasta “cuatro horas” cada “dos días”. El miércoles pasado, ante un malestar generalizado, Hugo Chávez destituyó al ministro de Energía Eléctrica y revirtió la medida, por los errores cometidos, aduciendo que “rectificar es de sabios”. Pero subrayó que “no es culpa de Chávez”, sino “de los gobiernos anteriores”, evitando decir que no ha invertido en energía ni en agua en 11 años. Así, no extraña que haya racionamiento de agua en Caracas hasta de dos días, desde noviembre pasado.
Ante la debacle económica de este país “rico”, es inconcebible que el gobierno de Chávez devalúe 50% el bolívar, encareciendo todos los bienes importados, que son cerca del 80% de lo que consumen los venezolanos. Esta devaluación desnuda la incompetencia de la política económica chavista, que en 11 años ha hecho perder al bolívar 90% de su valor. Otra decisión polémica la semana pasada fue la orden de Chávez al Banco Central de transferir $ 7,000 millones de las reservas internacionales al Fondo de Desarrollo Nacional, para financiar proyectos de inversión social, porque esto debilitará aún más al bolívar.
Por su parte, Cuba reconoce que la crisis económica internacional la está ahogando y el Gobierno admite que 2010 traerá grandes presiones económicas y recortes en los gastos sociales. El caos económico se acrecienta por la baja productividad e ineficiencia económica y la severa crisis de liquidez ante la escasez de divisas, que requerirán un ajuste radical para evitar la quiebra financiera. Ante esta situación, será más necesario que nunca regresar a los planes quinquenales y al método de la “planificación”, según las autoridades de gobierno.
La falta de liquidez es un problema asfixiante. Los proveedores extranjeros esperan más de 10 meses sin poder transferir el dinero depositado en sus cuentas en los bancos cubanos porque no hay divisas. Hay racionamiento de agua y gran parte de la población recibe servicio dos veces a la semana, por no más de tres horas. Los recortes de electricidad son severos y ahora no les llaman apagones sino “alumbrones” porque normalmente no hay electricidad. El gobierno ya ha eliminado subsidios, gratuidades sociales y comedores obreros. Ha retirado alimentos de la libreta de racionamiento y las tiendas y centros laborales del Estado no pueden usar aire acondicionado durante gran parte del día. Después años de arenga “Patria o muerte” y “Socialismo o muerte”, la última consigna revolucionaria acuñada en Cuba es lamentable: “Ahorro o muerte”.
La gran diferencia: un país que mira y se prepara para enfrentar el futuro con éxito y otros anclados en el pasado, con ideologías añejas que privilegian la confrontación social. Son ejemplos para que nosotros en El Salvador configuremos el modelo de desarrollo que deseamos construir.
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