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2011/05/02

LPG_Editorial-Un paliativo para sobrellevar el costo creciente de la vida

 Es importante destacar que un acuerdo como el que han tomado los empleadores, los trabajadores y el Gobierno es una buena señal en sí.

Escrito por Editorial.02 de Mayo.Tomado de La Prensa Gráfica. 

En los meses recientes, se han multiplicado las alzas en el costo de la vida, especialmente en lo que toca a la canasta y a los servicios básicos. Disparo imparable en los precios de los combustibles, trastorno producido por la “racionalización” del subsidio al gas propano, aumentos crecientes en los alimentos de primera necesidad son algunos de los factores que determinan la acelerada baja en el poder adquisitivo de la población, sobre todo aquélla de más escasos recursos. Aunque todavía no se da un fenómeno macroeconómico alarmante, sí se están haciendo cada vez más precarias las condiciones microeconómicas, en especial las referidas a la economía personal y familiar, con los efectos sociales y políticos que eso acarrea.

Para todos los actores principales que actúan en la vida nacional –léase Gobierno, sector empresarial y sectores sociales y sindicales– es imperioso hacer algo; y en esa línea, el Consejo Nacional del Salario Mínimo acordó un aumento general del 8% de dicho salario, a partir de mayo, luego de cumplir con las formalidades legales del caso. Iba a tocar ya hacer revisión del mismo, conforme a los plazos establecidos; y este anuncio se dio estratégicamente en vísperas del 1 de mayo, Día Internacional del Trabajo.

De inmediato, desde los ámbitos sindicales han surgido las protestas, que se concretaron en las marchas de ayer. Aquí hay desde luego un componente social y un componente político, porque no cabe duda de que las evidentes contradicciones entre el Gobierno y el partido que lo llevó a gobernar inciden cada vez más en las acciones y reacciones que se ven en el ambiente, y que de seguro se complicarán de cara a las ansiedades propias de la competencia electoral que se avecina, la cual en muchos sentidos será diferente a las anteriores de su misma índole.

Es claro que un aumento del salario mínimo siempre será una medida paliativa, sobre todo en momentos tan críticos como los actuales, en los que la recuperación económica se ve golpeada por impactos que vienen por todas partes y que se van sumando a las angustias ciudadanas del día a día. En el sector gubernamental también hay un lastre de angustia por razones financieras, y cada vez es menos disimulado el propósito de sacar dinero de donde sea, sin hacer análisis realistas de las consecuencias. En este clima emocional nacional es cada vez más difícil lograr seguridad y estabilidad, que es lo que con más urgencia necesitamos en todos los órdenes.

Es importante destacar que un acuerdo como el que han tomado los empleadores, los trabajadores y el Gobierno es una buena señal en sí. Nunca podrá haber un acuerdo unánime, sobre todo en el sector laboral, que tiene tantas expresiones, muchas de ellas en franca contradicción entre sí; pero avanzar en el consenso posible siempre es ganancia, más allá de lo que puedan decir o hacer los radicales, que también los hay desde luego en los planos partidarios.

Nada de esto debe hacernos perder de vista que la verdadera ruta de mejoramiento y de seguridad para todos los sectores está en revitalizar en serio y con energías y proyecciones de futuro nuestro proceso económico, en sus diversos campos y niveles. Eso pasa por replantearse, tanto en lo público como en lo privado, el esfuerzo para desarrollar una economía verdaderamente productiva, que es lo que no se ha hecho por muchas décadas. Hay que actualizar la visión, para poder generar desenvolvimientos económicos que nos saquen del círculo vicioso.

Un paliativo para sobrellevar el costo creciente de la vida

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