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2011/04/02

LPG-El Seguro Social: Oncología

 Las instalaciones del Hospital de Oncología del Seguro Social se han vuelto, en los últimos meses, a razón de varios casos de amigos y familiares, una de mis más visitadas. Durante mis visitas me encontré con muchos amigos: un reconocido arquitecto, una dueña de una cadena de tiendas, un ex funcionario de la Corte de muy alto rango, un analista político. Todos se expresan muy bien de la atención recibida: médicos, técnicos y enfermeras, de su profesionalidad y de la disponibilidad de los medicamentos prescritos.

Escrito por Carlos G. Romero.02 de Abril.Tomado de La Prensa Gráfica.

 

Contaba un amigo que cuando primero recibió el diagnosis fue a Estados Unidos, donde le confirmaron el diagnóstico y procedieron a explicarle el protocolo a seguir, el cual fue exactamente el mismo protocolo que le explicaron en Oncología del Seguro Social; claro, el buen amigo por poco se muere no por la enfermedad sino por el susto del costo del tratamiento en tierras gringas; gracias al Creador, el amigo está respondiendo al tratamiento en el Seguro y la prognosis es muy favorable.

Un día se me despertó la inquietud que talvez la razón de las opiniones tan positivas que había escuchado eran resultado de “conectes” de dichos personajes, quienes influenciaban el favorable desempeño hacia ellos; así que decidí pasar unas cuantas horas en dicho hospital, no en calidad de visitante al paciente, sino en calidad de aquel viejo ingeniero industrial acostumbrado a ver las instituciones y corporaciones desde el punto de vista de su eficiencia. Decidí que mi visita, de metido encubierto, iba a ser de observación de la infraestructura, del trato y servicio, y de testimonios de pacientes escogidos aleatoriamente... no hay mejor opinión que la del usuario.

A mi llegada me recibió un vigilante, de una empresa privada, muy afable; procedí a sentarme en la entrada del primer piso, con un área de recepción amplia, ordenada y limpia; los dos ascensores funcionando correctamente. El empleado del Seguro que estaba recibiendo a los pacientes, muy diligente, y muy atento con los pacientes. ¡Hmm! Procedí a visitar los cubículos de recepción, administrativos y de enfermeras, en todos los pisos. Sinceramente esperaba encontrarme con lo típico: la changoneta, la chismeadera entre empleados, y el usuario parcialmente ignorado; para mi agradable sorpresa encontré ael personal en sus tareas, el trato serio y firme pero agradable y respetuoso; el ritmo de movimiento de los empleados lo pondría al 82% (M.T.M), contraste esto con un 43% de otras dependencias gubernamentales.

Me dirigí a la farmacia, estaba llena, el tiempo promedio entre el arribo del paciente y su partida, fue de 32 minutos, no me parece nada excesivo, en un banco me volé una hora 10 minutos para hacer un pequeño retiro; en una de la telefónicas 52 minutos para contratar un servicio.

Uno de los pacientes compartió con su servidor los nombres de las medicinas que le habían entregado, las cuales coticé en una farmacia local: $638. Durante mi estancia en la farmacia hablé con 10 pacientes, de oscuros cantones en su mayoría, con su paño en la cabeza (pérdida de pelo), y las 10 me expresaron exactamente los mismos sentimientos antes mencionados: sumamente positivos hacia el hospital en cuestión. ¡Hmmm! ¿Un estudio técnico profesional? ¡No! Pero tampoco es casualidad. ¿Hospital perfecto? ¡De ninguna manera! No existe ser o actividad humana que no pueda mejorarse en vida... pero ciertamente está muy lejos del caos que algunos pregonan. ¡Que Dios asista y bendiga su buena labor!

El Seguro Social: Oncología

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