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2011/03/02

LPG-Editorial-La modernización electoral parece ir en ruta de avance

El hecho de que el voto residencial, que debió organizarse y practicarse desde hace mucho, esté caminando de manera expansiva es una muy buena noticia en el campo de los hechos...

Escrito por Editorial.02 de Marzo. Tomado de La Prensa Gráfica. 

 

Las elecciones son un ejercicio básico para la democracia, y asegurar que todos los mecanismos y prácticas electorales conduzcan hacia el perfeccionamiento de las formas para que se exprese la voluntad ciudadana debe ser un compromiso político permanente, tanto desde la institucionalidad como desde la sociedad misma. Venimos de esquemas tradicionalmente controlados para lograr justamente lo contrario: que la voluntad ciudadana se manifieste lo más formalmente y lo menos sustancialmente que sea posible, y ello en beneficio de las prerrogativas instaladas del poder. Con la democratización esto, en teoría, debió cambiar de inmediato; pero en la realidad de los hechos es un proceso prolongado, sinuoso y pedregoso. Sin embargo, la misma dinámica del impulso democratizador empuja hacia la reforma progresiva del sistema.

Después de las elecciones presidenciales de 2009, el apremio por hacer cambios relevantes en los esquemas electorales se ha intensificado; y más que por iniciativas provenientes del ámbito donde se mueven los actores políticos, por la misma fuerza de las energías que mueven el proceso nacional. Al darse la alternancia, aunque sea en la forma confusa en que se ha dado hasta ahora, hay un progreso puntual en la ruta de la democratización, y eso hace que haya una natural tendencia a dar nuevos pasos hacia adelante. Así interpretamos novedades que aún están en el telar, pero que tienen cada vez más posibilidad de volverse efectivas, como la de las listas cerradas desbloqueadas a la hora de emitir el voto. Ninguna cosa como ésta se hallaba en la discusión de lo inmediato hasta hace muy poco tiempo.

Desde luego, todo lo referente al cambio en los esquemas de actuación política y electoral topa a cada paso contra una barrera que está hecha de intereses que han ido ganando arraigo con el tiempo. Las fuerzas partidarias vienen sintiéndose, desde siempre, dueñas y señoras no sólo del sistema electoral sino del sistema político en su conjunto. Esto va cambiando progresivamente, en la medida que la conciencia y la participación de la ciudadanía se hacen más visibles y actuantes. Y es que hay que reconocer, sin reservas de ningún tipo, que en la democracia el rol político principal le corresponde a la ciudadanía, que debe ejercerlo a plenitud.

Por consiguiente, en la medida que la participación ciudadana se define, incrementa y perfecciona, el sistema en su conjunto gana credibilidad y sostenibilidad. Y así reformas referentes a temas como los concejos municipales plurales, la despartidización del Tribunal Supremo Electoral y el tránsito de un sistema de jurisdicción departamental a otro distrital en el caso de la representación legislativa pueden tener más posibilidades de hacerse realidad, después de estar durmiendo por tanto tiempo en las gavetas de los intereses partidarios. Ojalá que sea así.

El hecho de que el voto residencial, que debió organizarse y practicarse desde hace mucho, esté caminando de manera expansiva es una muy buena noticia en el campo de los hechos, que es donde se mide la idoneidad y la efectividad de las iniciativas. Todo lo que facilite, impulse y ordene la función ciudadana contribuye a darle fortaleza al sistema en su conjunto. Esta es una línea que debe continuar en progreso, porque responde a la esencia de la democratización nacional, en la que todos tenemos una responsabilidad propia que cumplir.

La modernización electoral parece ir en ruta de avance

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