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2010/06/07

LPG-¿Quién superará su maleficio en las próximas elecciones?

 Nuestro proceso político se va armando progresivamente, como un rompecabezas en busca de su propia identidad. En dicha ruta, hay de todo: impulsos, retrancas, clarificaciones, maleficios. Nada de ello, por supuesto, es definitivo, y esa es una de las diferencias fundamentales entre el dinamismo democrático y el estancamiento autoritario: en éste, hay cosas que parecen escritas en piedra, y en aquél todo está sujeto a escrutinio permanente. El factor determinante es la forma en que se ejerce el poder. En el autoritarismo, tal ejercicio es excluyente; en la democracia, competitivo.

Escrito por David Escobar Galindo.07 de Junio. Tomado de La Prensa Gráfica.

La experiencia que se ha ido acumulando a lo largo del tiempo en nuestra accidentada vida política es un muestrario de enseñanzas, algunas de ellas de soltura y otras casi de fatalidad. Entre estas últimas, hay varias que en este momento parecen estar a prueba, a la luz de las circunstancias especiales que parece traer consigo el primer ejercicio de alternancia en la titularidad del poder político, dentro del que ahora mismo estamos inmersos. Y de los resultados de esa prueba dependerá, en buena medida, la suerte de nuestro proceso en los años que se avecinan, de cara a un más dilatado futuro.

En 1979, un Golpe de Estado terminó con la larga época en que el poder político estuvo gerenciado por la Fuerza Armada. El PCN había sido el partido que, desde 1961, cumplió el rol político instrumental. El PCN no desapareció, pero nunca volvió a estar en primera línea. En 1984, el PDC ganó la Presidencia de la República; la perdió en 1989, y nunca la recuperó. En 1989, ARENA ganó la Presidencia, y volvió a hacerlo en 1994, 1999 y 2004; la perdió en 2009. ¿Podrá recuperarla o se reafirmará el maleficio, según muchos creen y otros esperan? 2014 dirá su palabra en las urnas.

Desde que ARENA perdió la Presidencia de la República, la primera vez que se presentó a competir por ella, una serie de intentos de construir partidos a partir de desmembramientos de otros existentes, tanto en la derecha como en la izquierda, han terminado en la irrelevancia. El FMLN ha vivido esa experiencia a raíz de sus conflictos políticos internos de posguerra; ARENA lo está viviendo ahora de nuevo, a raíz de su derrota electoral del año pasado, que culminó un proceso de distorsiones y errores acumulados. ¿Cuál será la suerte de GANA? Lo dirán 2012 y 2014.

A la luz de la alternancia en la conducción política del país, estrenada en 2009, han surgido varias iniciativas de configuración de nuevas organizaciones partidarias, como si se hubiera abierto la oportunidad de llenar espacios vacantes. Hasta la fecha, sólo tres partidos –PCN, PDC, CD-- han logrado mantenerse en la segunda línea, con incidencia legislativa y alguna presencia municipal, bien que con palancas cuando no han cumplido los mínimos legales para la permanencia. ¿Será posible extender el elenco, en razón de las nuevas circunstancias del mapa político? Se verá en 2012.

Ahora hay un elemento nuevo: un “movimiento presidencial”, que, aunque no se presente con ese fin, tiende sin duda a buscar sostén político no partidario para la conducción gubernamental. Y es que hoy se dan fenómenos curiosos, sin precedentes: Gobierno de partido sin partido; oposición que viene más del partido “de gobierno” que de los otros partidos; indefinición de líneas y de fidelidades en lo que podría caracterizarse como “oposición natural”. ¿Podrá volverse significativo un “movimiento” que surge respirando oxígeno presidencial? Los hechos tendrán que ir dando testimonio revelador al respecto.

Falta por ver, además, cuánto podrán afectar todas esas indefiniciones y ambigüedades al sano desenvolvimiento nacional desde aquí hasta que se vaya sabiendo, de manera más cierta, que le tocará a cada uno en este reparto abierto de posibilidades. Es sin duda riesgosa la situación en que nos encontramos, porque lejos de ir cancelando incertidumbres va despertando nuevas. Y si hay algo proclive a propagar desestímulos de diversa índole es la incertidumbre. Ésta se mira, se respira y se transpira en el ambiente cotidiano, con las consecuencias estresantes que conocemos de sobra.

Así las cosas, subrayamos lo señalado en La Palestra anterior: la proliferación contaminante de la ansiedad como forma anímica de respuesta al borbollón de los hechos. Para superar los estados ansiosos –en la vida individual y en la vivencia colectiva— es preciso poner orden suficiente en los movimientos de la realidad. Ese orden suficiente no puede ser una decisión impuesta por nadie: tiene que ser un esfuerzo sustentado por todos. Y así el círculo se cierra con lo ya tan sabido: la necesidad de construir en serio ese proyecto nacional básico sin el cual todo se pierde en zigzagueos desgastantes.

¿Quién superará su maleficio en las próximas elecciones?

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