Escrito por Kalena de Velado.06 de Junio. Tomado de La Prensa Gráfica.
Creo que los héroes están en todas partes. En San Isidro, Izalco, se acaba de inaugurar la casa de salud local con el nombre de don Juan Ramón Damián, un hombre sencillo y de origen humilde, quien cuenta con 86 años de los cuales 46 laboró afanosamente allí cuando no era más que una champa mal instalada.
Don Juan, cuentan sus admiradores, llegó inicialmente solo por dos meses cuando era enfermero del hospital nacional de Sonsonate y se quedó toda la vida, ayudando con lo que tenía a mano a los enfermos y necesitados: atendió baleados, amputó la tercera pierna de un bebé, sacó muelas, preparó muertos (haciendo primero una oración por ellos), atendió partos, y toda una lista interminable de acciones loables a favor de los pobres, sin buscar culpables porque le faltaba lo esencial.
Don Juan es el ejemplo callado de quienes, lejos de dar excusas por no haber realizado su labor, buscan la excelencia como estilo de vida. Y es que la ética no es más que el arte de buscarle pleno sentido y felicidad a lo cotidiano. La ética genera una buena sociedad porque “permite una vida humana satisfactoria para todos, sin exclusiones; favorece el desarrollo de las capacidades de los individuos; y estimula una convivencia virtuosa entre las personas”. (Comentarios de la Dra. Paola de Delbosco en la conferencia Ética en Democracia, San Salvador, mayo de 2010)
Otro ejemplo de héroe es el gran poeta David Escobar Galindo, quien acaba de ser nombrado miembro honorario de FUSADES, cuyas razones de tal distinción explican las palabras sentidas de don Tony Cabrales: “Tu comportamiento por más de 20 años ha dejado una huella imborrable en la construcción histórica de nuestra democracia. Tu vida, tus escritos alimentan con oxígeno al pensamiento en el país”. El galardonado fue parte del proceso de paz salvadoreño.
“Mira a tu alrededor. La ética está en todas partes”, escribió R. Edward Freeman, (Darden School of Business). “El auge de las cuestiones éticas responde a muchos factores. En primer lugar el mundo se ha hecho más pequeño: los conflictos éticos nos parecen más acentuados porque somos más conscientes que nunca de ellos. Segundo, la confluencia de culturas y maneras de entender el mundo apunta a la necesidad de un concepto de la ética más integral que permita mantenernos en el planeta. Tercero, hay quienes piden una vuelta a la idea de espacio cívico, en el que grupos diversos pueden coincidir para discutir, en el mejor sentido de la palabra, sobre la dirección que deberían tomar nuestra cultura, economía, gobierno y sociedad en el futuro. Por último, muchos más exigen un mayor liderazgo moral... Hemos de remoralizar el debate sobre qué significa tener una buena vida y crear buenas comunidades... ...Lo lógico sería que nuestros líderes, sobre todo los políticos y empresariales, mantuvieran automáticamente ese nivel de diálogo. Juntos, podemos hacer que nuestras instituciones giren en torno a la esperanza y la libertad. La única limitación para crear un mundo más ético reside en nuestra propia imaginación. He aquí algunas de las diez preguntas que le ayudarán a dar fuelle a su pensamiento ético. Cómo sería el mundo si: ¿Las mujeres gobernaran durante los próximos cien años? ¿Los políticos dejasen de destriparse los unos a los otros? ¿Las empresas se vieran a sí mismas como parte de la comunidad y se dedicaran a mejorarla? ¿Los ejecutivos y todos los empleados vieran su trabajo como una manera de crear valor para los distintos grupos de interés y mejorar su nivel de vida? ¿Valores como la cortesía, la integridad, la perseverancia y la responsabilidad fueran los protagonistas en nuestras escuelas?”
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