Luego de la caída del muro de Berlín, muchos se preguntaron si todavía tenía sentido hablar de derecha e izquierda.
Escrito por Roberto Rubio-Fabián.16 de Junio. Tomado de La Prensa Gráfica.
Ante ello, el filósofo español Fernando Savater (1995) expresaba: “Algunos afirman que ya no puede hablarse de izquierda ni derecha y que solo cabe un pragmatismo político universal. Sin embargo, esos términos que han orientado a tantos durante un par de siglos se resisten a ser enterrados: ya no son dogmas ni banderas, pero pueden seguir determinando ideales de acción política”. En su libro “Derecha e Izquierda”, el reconocido politólogo y jurista italiano Norberto Bobbio rebate, uno a uno, los argumentos de aquellos intelectuales que dan por desaparecida o sin sentido la díada izquierda-derecha.
Savater y Bobbio tienen razón: todavía tiene sentido hablar de izquierda y derecha, especialmente en el campo de la acción política; así como ser del Barza y del Real Madrid tiene sentido en el campo de la acción futbolística. Sin embargo, la díada derecha-izquierda se está quedando corta para dar cuenta del complejo mundo de la política de hoy en día, y tiene que ser complementada por otras categorías. Para entender mejor ese mundo es preciso introducir otras díadas: liberal-conservador, decente-indecente, democrático-autoritario, sociedad abierta-sociedad cerrada.
Podemos tener una sociedad abierta con una derecha conservadora, autoritaria e indecente, o una sociedad cerrada con una izquierda liberal, democrática y decente o al revés. Podemos tener derechas e izquierdas conservadoras o liberales, democráticas o autoritarias. Nadie tiene el monopolio de la honestidad, y las derechas e izquierdas pueden ser decentes o indecentes, corruptas u honestas. Por ello, antes de preguntarse cómo el militante o simpatizante partidario piensa, es más importante saber cómo es, cómo siente y cómo se comporta.
El mapa político y legislativo del país que emergió de las pasadas elecciones está cambiando. Hay nuevas, cambiantes y exóticas alianzas parlamentarias. Los tránsfugas políticos de derecha proliferan al interior de ARENA y del PDC, y están potencialmente presentes en el PCN. Políticos cambian de muda ideológica como cambiarse de ropa interior. Algunos sectores de la izquierda pactan y se asocian con empresarios corruptos de derecha, e intentan la práctica derechista de compra de voluntades políticas en el río revuelto legislativo. Algunos sectores de derecha coquetean con el “pasado escuadronero”, y algunos sectores de izquierda con el “presente marero”. Exponentes de derecha e izquierda inhalan, conscientes o no, cerca de los seductores polvos del narcotráfico.
Ante tal panorama, ¿izquierda y derecha son categorías suficientes para entender tal enredo político? Sin ninguna duda son completamente insuficientes. De ahí la importancia de nuevas categorías para entender nuestra dinámica política. De ahí la importancia, repetimos, de valorar al político no solo por la calidad de sus ideas o el atractivo de su ideología, sea de derecha o izquierda, sino también por la calidad de sus fibras humanas.
Derecha e izquierda: a propósito de alianzas y tránsfugas políticos
Entonces tenemos animalas de gobernantes. Seran contados con los dedos de una mano los que puedan clasificarse como poseedores de fibras humanas.
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