La Encuesta de Salud Familiar de 2008 refleja que las mujeres salvadoreñas son presa de actitudes violentas de tipo físico, sexual y verbal. A diario fallece una.
Escrito por Loida Martínez Avelar.03 de Junio. Tomado de La Prensa Gráfica.
Las cifras reportadas provocan un impacto de lesiones físicas y emocionales en las mujeres, así como inestabilidad en el hogar.”
José Ruales, OPS
Queremos quitar los tabús (de muchas mujeres) para que los protocolos de denuncia verdaderamente funcionen en el país.”
Julia Evelyn Martínez, ISDEMU
Desde el seno del hogar queda evidenciado que El Salvador es un país violento. Cinco de cada 10 mujeres salvadoreñas que han tenido alguna vez una relación de pareja han sido víctimas de un tipo de violencia de forma directa, según los resultados de la Encuesta Nacional de Salud Familiar (FESAL) 2008. En cifras generales, el 46% de las mujeres salvadoreñas ha sido maltratado. El 31% lo vivió antes de cumplir los 18 años.
La cifra que más alarma es que los golpes han comenzado a cobrarse vidas femeninas. Cada día se reporta un homicidio de una mujer en el país, según la recopilación de datos de la Policía Nacional Civil y el Instituto de Medicina Legal.
La incidencia ha generado que la violencia contra la mujer se convierta en un problema de salud pública y se refleja en que varias camas de los hospitales públicos del país sean ocupadas por esta causa.
“Hay que reconocer que las cifras reportadas provocan un impacto de lesiones físicas y emocionales, así como inestabilidad en el hogar. Es un difícil problema de controlar, solo desde el enfoque de la salud pública”, aseguró José Ruales, representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Los episodios de violencia física, sicológica y sexual son cotidianos y comparten techo con las agredidas, como si fueran un miembro más de la familia. En la mayoría de casos, los agresores son miembros del núcleo familiar, detalla FESAL.
Las agredidas se refugian en el silencio. Temen denunciar al agresor.
La consulta FESAL fue ejecutada casa por casa entre 2003 y 2008. Un total de 12,008 mujeres entre los 15 y 49 años fueron entrevistadas. Los relatos de frecuentes agresiones abrieron un panorama de preocupación para las entidades encargadas de prevención.
Del total de mujeres agredidas, el 64% no buscó ayuda en alguna organización estatal, ni tampoco interpuso una denuncia en la Fiscalía o Policía Nacional Civil, instancias correspondientes para judicializar los ataques.
Que el agresor sea un familiar o que la denuncia pueda generar un sentimiento de venganza y revanchismo son los factores que abonan a que los hechos queden en la impunidad, explicó el doctor Juan Antonio Tobar, jefe de la unidad de emergencia del Hospital Rosales.
En dicho centro médico, cada semana son ingresadas mujeres que llegan con lesiones tras ser atacadas, en su mayoría por algún familiar. La madre, padre y esposo son los principales atacantes. Estar separada de la pareja tampoco es garantía. El 42% de las agresiones sexuales fue protagonizado por los ex esposos o compañeros de vida.
Los patrones culturales, basados en el sometimiento y sumisión de las mujeres a las valoraciones del hombre, son los factores que ayudan a que el problema sea justificado.
Tres de cada 10 agredidas consideran el estado de embriaguez de su esposo o pareja cuando provocó su agresión física o sexual durante el último año. Otras tres mujeres justifican en los celos las acciones de violencia de su pareja.
“La repetición de conductas observadas en la niñez y adolescencia también marcan un camino para ver la situación sin escándalos y hasta con una visión de naturalidad”, detalló Julia Evelyn Martínez, directora ejecutiva del Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer (ISDEMU).
La FESAL refuerza dicha tesis. Dos de cada 10 mujeres maltratadas observaron a un hombre agredir a otra mujer antes de cumplir la mayoría de edad.
Los resultados de la Encuesta de Salud Familiar solo pintan un fragmento de la realidad, pues OPS asegura que existen una serie de casos que no son registrados como violencia; sin embargo, son derivados de ella.
Los suicidios de mujeres embarazadas son un ejemplo claro de un registro oculto y por el cual Ruales dijo que las entidades tienen que trabajar para resolver las causas.
Un estudio del Ministerio de Salud de 2006 apunta que el 80% de las mujeres que se suicidaron por envenenamiento durante su embarazo tuvieron un historial de abuso sexual.
Algunos casos de dolores de cabeza, los cuadros de estrés y los casos de hipertensión están relacionados con las secuelas de violencia femenina.
Educar a la población desde el enfoque de salud mental e igualdad de género es el trabajo que pretende asumir ISDEMU y los ministerios de Salud y Educación. “Queremos quitar los tabús para que los protocolos de denuncia verdaderamente funcionen en el país”, concluyó Martínez.
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