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2010/01/19

LPG-La criminalidad está cada vez más a la ofensiva

La criminalidad que padecemos es un fenómeno típico de esta posguerra, que se ha visto muy bien servido por una actitud fundamentalmente irresponsable: dejar hacer, sin poner a tiempo los correctivos adecuados.

Escrito por Editorial. 19 de Enero. Tomado de La Prensa Grafica.

Ante la mirada atónita de la ciudadanía y ante la perplejidad de las autoridades, la delincuencia va ganando terreno en el país, con creciente arrogancia y desfachatez. Ahora los delincuentes han dado en usar granadas de fragmentación, que son armas de uso exclusivo de la Fuerza Armada. Hay una polémica sobre el origen de dichos artefactos en manos de la delincuencia, que no sólo han causado víctimas mortales sino que vienen a incrementar la intimidación ciudadana, cuando ya la gente honrada está llegando a límites de impaciencia insoportable frente a una situación que golpea algo tan fundamental para el ser humano como es su seguridad personal y familiar.

Por otra parte, la ola de extorsiones sigue avanzando, y los transportistas ya se manifiestan y amenazan con seguir manifestándose con más fuerza si no se hace algo verdaderamente sustantivo para parar los asesinatos de motoristas y cobradores y la quema de unidades. En el caso de las extorsiones, además, la cifra negra, es decir, la que no se denuncia, tiene que ser altísima. Todo lo anterior apunta a que hay un verdadero secuestro de la seguridad y la tranquilidad ciudadanas, lo cual no sólo aumenta el estrés general en el ambiente sino que coarta todas las iniciativas tendientes al desarrollo.

Lo que más preocupa es eso en lo que venimos insistiendo: el hecho cada vez más notorio y acuciante de que la criminalidad esté a la ofensiva mientras la autoridad se percibe a la defensiva. Para la ciudadanía no puede haber percepción que desaliente y aflija más. Revertir en los hechos dicha percepción es tarea urgente, para restaurar la normalidad a la que los ciudadanos tenemos derecho. Y esto requiere un cambio básico de políticas y estrategias.

La seguridad: tarea integral

La criminalidad que padecemos es un fenómeno típico de esta posguerra, que se ha visto muy bien servido por una actitud fundamentalmente irresponsable: dejar hacer, sin poner a tiempo los correctivos adecuados. Esos correctivos tienen que ver a la vez con la prevención bien entendida y practicada y con la persecución y punición eficaces. Después del fin de la guerra, cuando empezaron a surgir los grupos antisociales organizados en pandillas, no se tomó ninguna medida adecuada de control del fenómeno, y ahora, casi 20 años después, estamos ante un Frankenstein de grandes proporciones. Por otra parte, el crimen organizado empezó a hacer de las suyas, y tampoco hubo a tiempo un contraataque efectivo. Hoy, es cada vez más difícil distinguir entre ambos fenómenos, y por ende la lucha se va volviendo dificultosa al máximo.

En el área institucional persisten fallas estructurales y conductuales básicas. La Policía, por ejemplo, carece aún de un sistema de investigación e inteligencia que esté a la altura de los desafíos. Esta falla se viene planteando desde allá por 1997, sin que se haya logrado hacer nada verdaderamente sustancial al respecto. Y la interacción entre instituciones continúa estando en el limbo de siempre.

Las iniciativas parciales y las remodelaciones circunstanciales ya no sirven en ningún sentido, y más bien tienden a ser contraproducentes. Toda esta temática exige un replanteamiento a fondo e integral, que es lo que todavía no se ve aparecer.

La criminalidad está cada vez más a la ofensiva

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