Escrito por Mauricio Pohl. 04 de Enero. Tomado de Contra Punto.
Hemos gastado hasta la no retención del impuesto de renta de nuestro aguinaldo, nos olvidamos que lo tendremos que pagar cuando elaboremos nuestra declaración.
SAN SALVADOR - Nuevamente, como todos los años, El Salvador ha celebrado en grande la Navidad y el Año Nuevo, con cohetes, licor, comida y mucha alegría que nos caracteriza a los salvadoreños, pero y ahora qué nos espera.
Nuestro pueblo olvidó que estamos en crisis, la gente ha despilfarrado el dinero a diestra y siniestra. Como un pequeño ejemplo, tenemos el caso de un famoso almacén que importó 240 pantallas planas de un modelo específico y en menos de una semana ya las había vendido, es increíble que esto suceda en un país tan pobre, en primer lugar los sistemas de cable y muchos menos de televisión abierta no transmiten en Alta Definición (High Definition HD), por lo que comprar una pantalla plana no ofrece mejor calidad de imagen, a menos que compren un aparato de Blue Ray. En segundo lugar, la mayoría de las personas lo compraron a tres años de plazo, por lo que el costo total es el doble y por último, en el país los grandes almacenes ya no venden televisores convencionales.
Se podía apreciar cómo estaban abarrotados los centros comerciales, restaurantes, cines y los pocos lugares de entretenimiento con que cuenta la Ciudad de San Salvador.
El país importa relojes del precio de carros, joyas de más de 100 sueldos mínimos, zapatos del costo de un sueldo mínimo y así un sinnúmero de artículos de precios exorbitantes y ofensivos para nuestro pueblo.
Nos hemos gastado hasta la no retención del impuesto de renta de nuestro aguinaldo, nos olvidamos que lo tendremos que pagar cuando elaboremos nuestra declaración. En total el fisco no retuvo 13 millones de dólares que fueron a parar a las mismas manos de siempre: las manos de los comerciantes.
Pero nosotros no tenemos la culpa, nos lo merecíamos, hemos trabajo arduamente todo el año y al final merecemos un alivio, merecemos olvidarnos de la vida tan dura que llevamos y vivir dignamente, aunque sea una semana al año.
Nos cuentan que los europeos pasaron una navidad muy austera, pues si, ellos tienen razón, pueden hacer planes, pueden trazar sus sueños tres años adelante, y nosotros cómo?
Si se enferma el niño a principios de diciembre, cómo compramos la cena navideña. Para aquellas personas que trabajan en los supermercados hasta las diez de la noche del 31 de diciembre y que llegan a sus casas a medianoche, a dormir, cómo celebran año nuevo. Comprar lo que se pueda o despilfarrar el dinero es lógico en la desesperanza en que vivimos. Lo peor es que tenemos que escuchar, en estos días de Navidad, a personas inconscientes que nos recomiendan leer libros o ver absurdos vídeos de cómo podemos ahorrar, que depositemos en un banco el 10% de nuestro sueldo (o todo el aguinaldo) y después de 150 años de ahorro podremos comprar una casa con techo de duralita y no de lámina, por favor, no nos molesten, ellos no han seguido estos “tips” para ser ricos, ellos han explotado y oprimido a nuestro pueblo, su dinero es producto de la pobreza e ignorancia de la mayoría o de transacciones no tan transparentes que digamos y ahora están indignados con las nuevas leyes tributarias, que les coartarán sus “libertades”.
La única forma para poder hacer conciencia en un pueblo es otorgando esperanza, tranquilidad y por supuesto, educación; cuando esto suceda, dejaremos de intentar ver dos millones de colores a través de una pantalla plana y los veremos en nuestra realidad.
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