Contra Punto-Derecha salvadoreña terminó “emproblemada” el 2009

Escrito por Juan José Dalton.31 de Diciembre. Tomado de Contra Punto.

La lógica política estará marcando el rumbo también en dependencia de lo que la izquierda haga y cómo lo haga. La dialéctica no se puede olvidar: la unidad y lucha de contrarios persistirá.

  SAN SALVADOR – El “nocaut” electoral dado por la izquierda a la derecha en las elecciones de marzo pasado de 2009, fue a tal grado que en nueve meses, lejos de recomponer sus filas, depurarlas y crear una estrategia que le permita iniciar “la búsqueda de lo perdido”, esta facción política aún no sale del atarantamiento que le provocó “la caída”.
Después de ascenso de Mauricio Funes al poder en junio de 2009, el resquebrajamiento de la derecha es la noticia más importante del año que terminó.
El peor trauma lo sufre ARENA, por supuesto. Pero el “atarantamiento” de la conmoción y el trauma lo vive toda la derecha local, que en términos partidaristas se trata de: PCN, PDC y ahora sumado el GANA, disidencia de ARENA.
En todo sistema político democrático existe la alternancia en el poder. De eso se trata la democracia representativa. Un partido X gana las elecciones porque en la lid electoral presenta candidatos y programas que convencen a los votantes. A ese partido X en su período de gobierno le toca cumplir sus promesas; es cuando puede ganarse el respeto de los votantes, o en su defecto, el repudio, de acuerdo a cómo se comportó en su gestión. Si es repudiado, entonces los electores optan por otra posibilidad y se produce la alternancia.
Realmente, la derecha salvadoreña, y en especial ARENA, siempre consideró que el poder gubernamental debía estar en sus manos. “ARENA no va a entregarle el poder a la izquierda, al menos en 25 años”, dijo en una ocasión Raúl García-Prieto, un político que en su momento fue dirigente de ARENA y en la actualidad anda emproblemado con la justicia local.
Tal concepto se sostenía desde hace muchos años, pero lo peor es que se convirtió en una especie de “determinismo filosófico-político”, que los distintos líderes derechistas argumentaron de una u otra forma, así como sus ideólogos.
“El FMLN es comunista y no sabe gobernar”; “La izquierda no es amiga de Estados Unidos y Washington no permitirá un gobierno izquierdista en El Salvador” –a propósito de esto debemos recordar a una ex canciller rogando a los republicanos en Washington impedir el triunfo electoral del FMLN-; “La población salvadoreña es conservadora y muy creyente; no dará jamás un triunfo a la izquierda”.
Durante los 20 años de ARENA en el poder, no se premió ni el buen gobierno ni el programa excelente ni el candidato ideal, en este último aspecto los liderazgos se formaron con la publicidad estatal y con el acompañamiento leal y desmedido de la prensa conservadora y tradicionalista que en la actual coyuntura es también la gran perdedora, el menos en términos de ideología y credibilidad.
La derrota de ARENA no se da el propio día 15 de marzo, el día de las elecciones. La derrota comienza a gestarse desde que el FMLN designa con mucha anticipación a su candidato presidencial, Mauricio Funes, casi un año antes de la contienda.
En la izquierda hubo prácticamente unanimidad con el candidato presidencial. En contraste, en ARENA aparecieron hasta 18 aspirantes y se inició el camino del “no retorno”. Era primera vez que ARENA se enfrentaba a tal situación. Líderes jóvenes y moderados como el ex canciller Francisco Laínez  o el abogado Luis Mario Rodríguez, fueron apartados de un plumazo por el núcleo de poder que encabezaba el entonces presidente Antonio Saca; ni se diga lo que sucedió con el veterano Hugo Barrera y la ex vicepresidenta Ana Vilma de Escobar. Unos meses antes, Eduardo Zablah, ex secretario técnico de la presidencia de Saca había sido también defenestrado antes de que a alguien se le ocurriera lanzarlo a la postulación presidencial.
Luego, Saca impuso al candidato: Rodrigo Ávila. Ahora se valora que era el peor de todos, en términos políticos: venía de dirigir una institución a la cual se le culpa por la alta criminalidad en El Salvador. Saca había prometido en su contienda hacer de El Salvador el país más seguro de América con su plan de Súper Mano Dura, pero al final de la jornada, el país es uno de los tres más peligrosos del mundo.
Por otra parte, el cansancio de ARENA en el imaginario local: 20 años de promesas, pero el país fue de mal en peor.
Todo esto unido a la desastrosa campaña publicitaria de ARENA y de los medios tradicionales, con el cuento desgastado del anticomunismo y del miedo a Hugo Chávez, terminó de dar en el traste al gran partido que fundó para la guerra el mayor Roberto D´Aubuisson.
Fin de una epata y surgimiento de otra
Instalado el nuevo poder, el de una izquierda moderada y racional, el mundo de la derecha no ha tenido mucha fuerza para demostrar sus razones.
El momento simbólico fue el día siguiente del triunfo del Funes-FMLN... La vida seguía igual. Ni los hermanos Castro ni los Ortega ni Hugo Chávez llegaron a quitarle “todo a los salvadoreños” ni las “hordas comunistas” arrasaron con nada.
Una transición más suave era imposible. A la larga ha venido ocurriendo todo lo contrario de lo que la derecha advertía que iba a suceder. Un autogol anticipado para la derecha.
¿Cómo se ve la derecha ahora? Realmente en una franca desventaja: ARENA se ha dividido en ARENA y en GANA. ARENA se debilitó en el Parlamento y ya no tiene el control para imponer. Su última acción en este sentido fue imponer en la presidencia de la Asamblea Legislativa a Ciro Cruz Zepeda, pero éste está en la actualidad al servicio del FMLN, gracias a la nueva aritmética legislativa.
ARENA está en el peor de los momentos: El líder impecable y simbólico Alfredo Cristiani trata de salvar un barco encallado, en un momento en que hay aviso de tempestad. Su prestigio cada vez más erosionado.
GANA, PCN y PDC, al menos en la Asamblea Legislativa se han plegado al FMLN en todas las iniciativas aprobadas: cambios en la estructura organizativa del parlamento; aprobación del presupuesto y aprobación de las reformas fiscales y tributarias.
El FMLN y Funes han sido habilidosos en la posibilidad de armar alianzas con los que antes fueron sus adversarios, pero concluido el año y pasados ya los primeros meses en el gobierno, la izquierda debe pasar de la esperanza a los hechos.
Analistas indican que difícilmente ARENA se recupere. Podría pasar realmente todo lo contrario, pero ello no indica que la derecha política, social y económica desaparezca. Puede desaparecer el partido o minimizarse, como sucedió con PCN y PDC cuando perdieron y abandonaron la presidencia.
Los pronósticos no todos se cumplen. La derecha se reagrupará y creará nuevas y fuertes entidades, si encuentra una razón de ser en el marco de una nueva realidad. La lógica política estará marcando el rumbo también en dependencia de lo que la izquierda haga y cómo lo haga. La dialéctica no se puede olvidar: la unidad y lucha de contrarios persistirá.

Derecha salvadoreña terminó “emproblemada” el 2009