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2011/04/03

Contra Punto-Una amenaza lenta y segura - Noticias de El Salvador - ContraPunto - Noticias de El Salvador - ContraPunto

 El proyecto minero Cerro Blanco en Guatemala es un peligro de contaminación activo para los mantos acuíferos de El Salvador, ejemplo de ello es el Lago Güija en Santa Ana.

Por Gloria Morán. 03 de Abril.Tomado de Contra Punto.

SAN SALVADOR- Desde hace años la pesca se ha convertido en el sustento diario para la familia de don Maximiliano Figueroa, quien ya pasa de los 70 años. Ahora su estilo de vida podría estar amenazado de muerte a causa de la minería metálica. Él es residente del caserío Las Cuevitas, en Metapán, Santa Ana.

La esperanza de pescar algo que les ayude a su manutención y la de los suyos no les hace reparar en la hora de ir a pescar. De mañana o tarde, lanchas van y vienen en Lago de Güija.

Todos los días en su lancha color azul y blanco, como quien rinde honores a la patria, con una red de pesca ni tan vieja ni tan nueva, Maximiliano sale a pescar su sustento en el Lago de Güija. Este lago es una fuente de vida en la pesca, agricultura y ganadería. Además de abastecer de agua al Río Lempa.

Al mismo tiempo debe ir lago adentro y cuidar su casa flotante en la que tiene una reserva para producir más peces que le aseguren su sostén. “Debería de ver que hermoso se ve eso”, dice con una sonrisa que delata el asombro y orgullo de ser pescador.

Además de la pesca, hay otras familias que viven de la ganadería y agricultura. El problema de ellos es que si el agua es contaminada, sus animales y sembradíos también lo serán y su producción no será apta para el consumo pues estará envenenada.

“Mire mis animales allí (señala a la orilla del lago) beben y comen. Hasta hoy no les ha pasadounoguija nada, pero si esa empresa nos contamina el agua ¿qué van a beber? Si beben se mueren y si no también. Por eso luchamos, porque se vayan ésos (los empresarios de las minas)”, dijo un habitante de la zona que no quiso ser identificado.

Él como otras familias que habitan en el lugar ven amenazada su vida y forma de ingreso por el proyecto de explotación minera Cerro Blanco, de la empresa minera Gold  Corp de origen canadiense. Cerro Blanco se encuentra en Asunción Mita, Guatemala, a tan solo 17 kilómetros de El Salvador.

Problema que trasciende las fronteras

Reyna Meza, líder comunal del cantón los Llanos, en Metapán,  asegura que la minería no es un desarrollo sostenible para el país, sino una amenaza de destrucción  a los lagos y a la vida humana.

También considera que la lucha no es solo por El Salvador si no una lucha transfronteriza, refiriéndose a que Cerro Blanco está ubicado en Guatemala pero afecta directamente a El Salvador.

Cerro Blanco pretende ser explotado durante 15 años y piensa utilizar al menos 6 toneladas diarias de cianuro en el proceso de separación de la roca con el oro (lixiviación). Es en esa etapa donde el cianuro llegaría al rio Ostúa y envenenaría el agua, un cauce compartido por los estados salvadoreño y guatemalteco.

Francisco Castro, residente en el caserío Navarra, comunidad próxima al rio Ostúa de Guatemala, asegura el río y el lago ya están contaminados en la actualidad y que empeorará si el proyecto minero se concreta.

Menciona que mucho pescado les sale con hongos, sin aletas o deformes y de esa manera no lo pueden comer ni vender. Esto se debe, según Castro, a que los productores agrícolas del país vecino tiran al río los desechos sólidos que utilizan para sus cosechas.

“Los mismo productores  guatemaltecos tiran cosas, (…) ellos todo el bote de veneno que ocupan los tiran al río, en ese caso nosotros tenemos que sacarlos cuando el río se llena. Y nos contaminan el agua y los peces”, dijo Castro haciendo una comparación en la que dicha contaminación no se compararía en nada con la que ocasionaría Cerro Blanco, puesto que el río Ostúa sería receptor directo del cianuro desechado en el proyecto.

La dinámica de contaminación viene desde ese lugar al Lago de Güija y éste abastece al Río Lempa, que es uno de lo más importantes de El Salvador en el suministro de agua y energía eléctrica. Según el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), solo este río abastece a tres millones de habitantes en San Salvador.

“El problema es por la mina en Guatemala que nos afectaría a todos los de alrededor del lago, porque de ahí vivimos nosotros. Nosotros pescamos para criar a nuestros hijos y por eso no queremos eso aquí. También regamos los sembradíos. No al las minas”, dijo con ahínco Vilma Flores, residente de Las Cuevitas, en Metapán.

Para el Centro de Investigación sobre Inversión y Comercio (CEICOM) el problema es transfronterizo por lo que es urgente la intervención del Estado  salvadoreño junto al guatemalteco para detener este tipo de acciones en contra del Medio Ambiente.

La entidad, junto a los líderes y habitantes de las comunidades, aseguran que las acciones de las mineras, en especial la de Cerro Blanco deja en evidencia que el Estado no está cumpliendo a cabalidad el artículo 1 de la Constitución Política de El Salvador, en el que reconoce a la persona humana como el origen y el fin de la actividad del Estado, que está organizado para la consecución de la justicia, de la seguridad jurídica y del bien común.

“Demandamos  que el gobierno salvadoreño adopte medidas efectivas a fin de proteger los recursos naturales y hagan valer sus derechos. Además que generen conversaciones entre ambas naciones para eliminar dicha mina”, aseguró Edgardo Mira de CEICOM.

También exigen que se haga valer los derechos del Lago de Güija, ya que está reconocido como sitio RAMSAR, dentro de la Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional. Lo cual le da protección como una reserva acuática y que permite la conservación de la biodiversidad.

“No es lo mismo que la misma naturaleza le quite donde uno vive a que la mano del hombre nos saque y nos mate”, dijo Juan francisco Castro, quien está seguro que si la minería metálica continúa ese es el futuro para él y su familia, además de las 70 familias que habitan en el caserío Navarra próximos al río Ostúa. 

Otros proyecto mineros que han dejado daños irreparables en Centroamérica son la mina Marlín en Guatemala, la mina en el Valle de Siria en Honduras y el Río San Sebastián en El Salvador.

En Honduras, el 31 por ciento del suelo está cedido a las empresas mineras; en Guatemala el 7 por ciento; en El Salvador el 5,88 por ciento, casi igual que el seis por ciento del suelo explotado en Nicaragua.

En la actualidad El Salvador enfrenta una demanda por 77 millones de dólares que otra empresa minera canadiense, Pacific Rim, interpuso ante el tribunal de arbitrio del Banco Mundial (CIADI), por haberle negado los permisos para realizar su exploración minera en Cabañas. Aún se espera la resolución ante este caso. 

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