Contar con el poder "mediático, político y económico" es imposible en una democracia, que por definición evoluciona y se transforma minuto a minuto
16 de Agosto. Tomado de El Diario de Hoy.
Una diputada de extrema izquierda insultó a los Estados Unidos en la reunión del Foro de Sao Paulo que tuvo lugar en Los Ángeles, donde viven dos millones de salvadoreños al amparo de ese país. Escupe a la nación que da trabajo, educación y servicios a las familias de salvadoreños que emigraron huyendo de la agresión armada y del colapso económico causado por el primer gobierno de izquierda en la década perdida.
En su diatriba, la diputada se quejó de que la extrema izquierda no tiene "el poder mediático" como, digamos, lo posee el régimen cubano y lo pretende Chávez en Venezuela. Se lamenta de que su partido no controle lo que se informa y transmite en diarios, emisoras, revistas y publicaciones en la internet.
Con su comentario, implícitamente la diputada rechaza lo que es el eje medular de todas las democracias, que es la independencia y enorme diversidad de las fuentes públicas de información y conocimiento. En Cuba hay un solo diario y una sola emisora de radio y televisión; en El Salvador, además de las decenas de diarios, periódicos, revistas y hojas informativas al alcance de la gente, hay más de doscientas radiodifusoras, más de veinte emisoras de televisión y todo lo que se recibe a través de la internet, el cable, las imágenes vía satélite e impresos que llegan por correo.
El problema allá es acceder a otra cosa que no sea lo autorizado por la dictadura; el problema acá es escoger entre las miles de fuentes y organizaciones noticiosas que se disputan la atención de los pobladores. Nada impide a un salvadoreño que lo pueda hacer, ver los contenidos de diarios taiwaneses o escuchar emisoras napolitanas.
En esta casa regularmente se revisan contenidos en diarios franceses, alemanes, italianos, estadounidenses y españoles, como parte del esfuerzo para ampliar los horizontes de lo que aquí se piensa.
La preeminencia informativa no se recibe como un privilegio que grupos de poder otorgan, sino que se gana con sudor, decencia, capacidad para innovar, profesionalismo y largos años de hacer bien las cosas. Precisamente por el hecho de que es imposible que existan monopolios informativos en las sociedades abiertas, en las democracias, es que el privilegio de ser leído, de contar con audiencias, se gana día a día.
Cuando el control lo ejerce el carnicero
¿Quiere esta señora diputada contar con algún poder frente a la mucha gente en un país, incluso uno pequeño como el nuestro? La fórmula es tan simple como difícil.
-- Hay que ser lógico, coherente en las posturas y éticamente responsable.
-- Hay que ejercer el oficio de informador con profesionalismo y en todo instante cuidar la credibilidad, que es como la honra en las doncellas. Los buenos y exitosos informadores ganan su prestigio a través de mucho trabajo para recopilar datos, capacidad de análisis para diferenciar lo útil de lo irrelevante y en lo posible ceñirse a un código de moralidad y principios que es la gloria de nuestra civilización occidental.
Contar con el poder "mediático, político y económico" es imposible en una democracia, que por definición evoluciona y se transforma minuto a minuto. Es sólo en las más abyectas dictaduras, en Cuba, Irán o Corea del Norte, donde hay una única fuente de poder y un amo que decide sobre vidas y destinos de sus oprimidos súbditos.
elsalvador.com :.: ¿Hay un "poder mediático"? Únicamente en las dictaduras
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.