EDH-Partidocracia versus meritocracia

 Rodolfo Chang Peña.31 de Agosto. Tomado de El Diario de Hoy.

Desde hace varios años vengo escuchando señalamientos al Código Electoral; sin embargo, los que se benefician de la situación vigente, siempre se han hecho "los locos", se pavonean graves y se hacen los sordos o ponen el pretexto de tener otras prioridades. Según parece los tiempos y las personas han cambiado, y si no, véase la reacción inmediata de la Asamblea Legislativa al conocerse la resolución de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.

Probablemente una de las debilidades más trascendentes, por cierto señalada no pocas veces por miembros de MIRE, es la falta de representatividad de los diputados electos en la forma tradicional. En efecto, los electores no fijan su atención en las cualidades de los candidatos, sino únicamente en los colores de la bandera del partido que los postula. En esencia los ciudadanos no pueden expresar su preferencia o rechazo por los candidatos porque el sistema vigente lo impide.

Tal como ha ocurrido siempre, una vez elegidos los funcionarios públicos en vez de responder ante los ciudadanos, le rinden cuentas a la dirigencia del partido, que dicho sea de paso, les dicta las líneas de trabajo y la corriente política por donde deben transitar. De ahí que los esfuerzos de los funcionarios se enrumban hacia el engrandecimiento de su agrupación, buscar mayor control hegemónico y contar con la suficiente fuerza para derrotar a sus contendientes. En suma no se eligen funcionarios públicos sino representantes de partidos, cuyos méritos se valoran en función de la lealtad a las líneas de su partido, todo lo demás es secundario.

Por más que digan lo contrario, la ciudadanía ha visto en el actual gobierno como en los anteriores, que la "Partidocracia" puede más que la "Meritocracia". Destacan la politización de la PNC, el evidente sesgo político de Educación, politización en Justicia, etc. Consecuencias del mayor peso del compromiso político sobre los intereses de la nación lo vemos en algunos ministros con escaso respaldo académico, tomando decisiones más por intuición que por conocimiento, en campos delicados de la cosa pública. Jefaturas de instituciones que evidencian inconsistencias, idoneidad discutible y hasta problemas para expresarse.

El argumento que abrir la puerta a los candidatos sin partido es un riesgo ante la posibilidad que se infiltren miembros importantes del crimen organizado, capos del narcotráfico, pancistas y holgazanes se cae por su peso, porque aun en las actuales condiciones se infiltran esta clase de personas. Por otro lado, el sistema vigente permite que se perpetúen en sus cargos personajes que medran bajo la sombra del presupuesto de la nación desde hace décadas y no haya forma de echarlos.

Se ha argumentado también que los candidatos propuestos por partidos respetan una ideología y defienden una forma de gobierno; no obstante, en la práctica vemos diputados taxis, tránsfugas e independientes que cambian de camiseta sin importar la ideología, además ¿quién dice que los candidatos sin partido van a carecer de ideología?

Algunos funcionarios públicos que se supone sirven a la ciudadanía que los eligió hacen precisamente todo lo contrario. Está el ejemplo de aquellos que apoyan las "leyes hipergarantistas" y la "ortodoxia humanitaria" que privilegian al canalla sobre las personas decentes. A otros por omisión les importa un bledo que la contaminación del aire de las ciudades produzca enfermedades respiratorias entre los habitantes y cuyo tratamiento obligue al Estado a gastar cerca de 900 millones de dólares anuales.

Como profeta en El Salvador cualquiera puede ser, a menudo se infravalora y ningunea a profesionales de la sociedad civil con más capacidad y mejores ideas que conocidos personajes públicos, que por no salpicarse de la habitualmente sucia "partidocracia" tradicional, prefieren mantenerse al margen. A lo mejor con la resolución de la Sala de lo Constitucional se abre otra puerta, por la que puedan ingresar muchos de los primeros, que tanto bien podrían hacer a la patria.

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