Es deplorable y preocupante que en los más altos niveles de la autoridad se estén dando tan malos ejemplos reiterados, en vez de mostrar la templanza, la paciencia y el autocontrol debidos.
Escrito por Editorial.30 de Agosto. Tomado de La Prensa Gráfica.
Parece que la intensidad del momento transicional que vive el país está caldeando los ánimos en las más altas esferas del poder público, hasta niveles sin precedentes. Debería ser todo lo contrario: que en vista de los grandes desafíos que la institucionalidad nacional en su conjunto enfrenta actualmente hubiera un esfuerzo compartido por bajar tensiones emocionales y hacer prevalecer el respeto mutuo, en beneficio de la gestión general, ya por sí altamente apremiada. Las reacciones intemperantes, las frases hirientes, los exabruptos coléricos están a la orden del día. Y sólo queda una pregunta posible: ¿Qué les pasa?
Cuando, como simples muestras publicitadas en estos días, el Presidente de la República tilda a los partidos políticos de “chantajistas” y un magistrado del más alto tribunal de la República califica como “estupideces” las opiniones de algunos de sus colegas, es claro que hay un descontrol de las reacciones que, al convertirse en palabras agresivas, dificulta al máximo las interrelaciones inevitables. Lo peor es que cuando a una salida de tono o a un insulto se responde con una expresión más fuerte de la misma índole, se establece la espiral ofensiva, que pude llevar a cualquier extremo. Al respecto, ejemplos de calle hay muchos, y el más reciente es el de ese vecino malgenioso que acabó acribillando a balazos a su convecino inmediato en el altercado por el uso de la salida de un garaje. Las palabras nunca se recogen, y con frecuencia explotan.
Es deplorable y preocupante que en los más altos niveles de la autoridad se estén dando tan malos ejemplos reiterados, en vez de mostrar la templanza, la paciencia y el autocontrol debidos. Es como si en esas elevadas esferas no hubiera la suficiente conciencia de que los funcionarios en cuanto más poder ejercen más responsabilidad tienen, en todos los ámbitos de la conducta.
La temperancia siempre paga
Los salvadoreños hemos vivido, a lo largo del tiempo, una muy amarga experiencia de lo que son los manejos y los procederes violentos; y al respecto no hay que olvidar que generalmente la violencia comienza con las expresiones y con las actitudes, para desembocar en los hechos. Históricamente, llegamos a la guerra fratricida por no ser capaces de articular las diferencias en un esquema de vida respetuoso y tolerante. De la violencia social pasamos a la violencia política; y de ésta, a la violencia bélica. Hoy volvemos a la violencia social. En el trasfondo se despliega una violencia anímica que viene contaminando prácticamente todas nuestras estructuras nacionales.
Pero también la violencia fracasa, y la guerra fracasó como ejercicio interdestructivo, porque ninguno de los bandos pudo imponerse por las armas. Así llegamos a la negociación en la mesa, dentro de la cual, y según todos los datos disponibles, se impuso desde el mismo comienzo un riguroso respeto personal espontáneo. Nunca un insulto personalizado, nunca una frase quemante, nunca un desplante ofensor. Y eso no se negoció: surgió de la necesidad de entenderse. Uno se pregunta: si mientras las fuerzas se mataban en los campos de batalla se pudo lograr ese respeto en la mesa, ¿cómo es posible que no se pueda lograr hoy, cuando de lo que se trata es de acomodar diferencias y limar asperezas en un ambiente regido por la legalidad? Repetimos la otra pregunta: ¿Qué les pasa?
Vistas las infinitas lecciones de la experiencia, aquí y en todas partes, es indudable que la temperancia, la comprensión mutua y el trato respetuoso siempre pagan. Entendámoslo todos.
Totalmente correcto recordarle a lo que ostentan poder del deber de llevar la batuta y mostrar el camino. Pero tampoco deben alejarse de su responsabilidad los medios de comunicacion. El vulgar de oertel amenazo a los blogueros al mas simple estilo maton( y maton de verdad..squashes...Carriles...etc) hace unos dias y la prensa no alzo la voz para llamar a la cordura. En el diario de hoy se utiliza un lenguaje que anima a la violencia en contra de la izquierda. Uds deben asumir su papel de formador de la democracia tocando los temas importantes en los momentos adecuados. Uds tambien estan en otro cerro(no en el mismo que de los politicos) de poder y estan en la cupula...tambien uds deben mostrar el camino del respeto.
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