Juan A. Valiente.01 de Septiembre. Tomado de El Diario de Hoy.
La derecha en el país busca redefinirse. El electorado le envió un claro mensaje en las elecciones pasadas. Le permitió mantener un nivel adecuado de presencia en la Asamblea Legislativa y en los municipios, incluso ganar la alcaldía de la capital del país. Sin embargo, el electorado eligió como Presidente a un hombre de izquierda con mucha credibilidad y trayectoria defendiendo los intereses de los pequeños, propuesto por el principal partido de oposición.
El electorado le dijo a ARENA que ya estaba harto de tanta corrupción y discursos. Con 20 años el país debería haber mejorado más. En muchas áreas las propuestas era lo único tangible que había. El clientelismo político no tan evidente en el 89 había ido aumentando de mal en peor.
Es el momento de renovarse, que no hubiera existido de no haber perdido las elecciones en 2009. La derecha no desea volver a perder la presidencia, aunque ciertamente ha demostrado estar lista para la alternancia. ¿Qué esperaba la mayoría de salvadoreños al darle la victoria al Presidente Funes? Creo que buscaba eliminar la corrupción y el abuso de los bienes y recursos públicos en beneficio de intereses privados. Además mostraba cansancio con la prepotencia de los servidores públicos. ¿Acaso no eran nuestros empleados? ¿No eran nuestros impuestos los que pagaban sus salarios? Y encima de todo, las cosas no terminaban de mejorar e íbamos empeorando. El salto cualitativo no llegaba y seguíamos condenando a una buena parte de nuestra población a simplemente sobrevivir cuando se podía.
Ciertamente en el ideario hay principios fundamentales. La derecha debe continuar defendiendo las libertades individuales y las económicas en el marco de un Estado de Derecho. No hay nada más preciado en la vida que la libertad. El mismo Dios nos ha dado libertad para amarlo. El hombre está llamado a ser libre para aprender, pensar, hablar y actuar, pero también para respetar, ser solidario, convivir y ayudar a los otros. Las sociedades más avanzadas han conseguido estadios de desarrollo de forma que esta libertad sea un derecho de todos.
En el país hay muchos ciudadanos que por su pobreza no pueden ser libres. El Estado no les ha garantizado las condiciones mínimas para que el ejercicio de la libertad sea genuino. Es por eso que el ideario de la nueva derecha debe ejemplificar la lucha contra la pobreza y la lucha contra la corrupción. Debe evitar la tentación de apostarle a la teoría del rebalse que sólo ha permitido el beneficio de los que ya tenían.
Hace dos meses Diálogo Interamericano en su folleto "Síntesis", describe la política fiscal en Latinoamérica y su impacto en los pobres. Es impresionante cómo en Europa el coeficiente de Gini, que es una medida de la desigualdad dentro de un país, mejora 50% cuando se compara antes y después de aplicar los impuestos y transferencias. Los dineros públicos se usan para compensar las desigualdades generadas estructuralmente por la mala distribución de los ingresos.
En Latinoamérica, en cambio, antes y después el coeficiente es prácticamente el mismo. No hay ningún impacto perceptible. De hecho de acuerdo a CEPAL el 28% del gasto social es recibido por el 20% más rico de la población. Los impuestos y transferencias no compensan nada, sino más bien contribuyen con los más ricos del país. ARENA no puede seguir defendiendo un modelo económico que condene a los más pobres a seguir siendo pobres y a morir pobres. Está llamada a cambiar y a promover dentro de su ideario liberal las condiciones mínimas para que todos, pero especialmente los pobres, puedan aspirar a algo mejor.
Hace años escuché el testimonio del ex Primer Ministro de Irlanda, John Brutton, y no pude evitar un sentimiento de desaliento por la falta de una agenda nacional integrada en el tema estratégico del desarrollo humano. ARENA tiene ahora la posibilidad de tomar decisiones inteligentes y valientes centradas en la persona humana, en especial la pobre que demanda y necesita un mejor futuro.
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