Huyendo de la muerte encontraron la muerte, símbolo del fatalismo hasta ahora inamovible.
28 de Agosto. Tomado de Contra Punto.
SAN SALVADOR- ¿Qué no puede hacer un padre o madre por el bienestar de sus hijos? ¿Qué no puede hacer un joven por tratar de labrar su futuro? Entregaría la vida...
La generación de la pasada guerra civil hizo que los jóvenes se incorporaron a los distintos bandos para tratar de consolidar su futuro. Unos defendían a muerte y con convicciones el status quo: no querían que las cosas cambiaran.
Los otros, cansados de que nada cambiara, se alzaron en armas y muchos murieron con la fe en que si bien no serían beneficiarios del cambio, la mayoría si abrazaría el futuro.
Equivocados en el método o no, la realidad impuso la guerra; se derramó la sangra; las familias sufrieron y sufren aún las ausencias.
El país consiguió la paz política al cabo de la sangría, pero no la paz social.
La pobreza y la exclusión dominan a El Salvador y los jóvenes tienen actualmente casi sólo dos oportunidades: meterse a las “maras” o emigrar a Estados Unidos. En ambos casos la muerte les sigue asechando como un denominador común y un determinismo maldito.
De los 3 mil y pico de asesinados anualmente, la inmensa mayoría la pone la juventud. De los 500 ó 700 que cruzan diariamente las fronteras con destino al Norte, la mayoría son jóvenes de ambos sexos.
Hoy lamentamos 72 asesinados en San Fernando, Tamaulipa, Mx; entre los que hay una buena parte de salvadoreños en edades jóvenes. Todos pobres y ambiciosos de hacerse un futuro y de poder ayudar a sus familias.
Otros huían de la guerra social que ahora abate a El Salvador; de las extorsiones y las amenazas... Huyendo de la muerte encontraron la muerte.
Las fuerzas sociales y políticas deben hacer algo verdaderamente urgente para que cambie El Salvador y se aleje la muerte de una vez de su horizonte y de sus esperanza
Del sueño americano a la pesadilla mortal - Noticias de El Salvador - ContraPunto
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