29 de Agosto. Tomado de Diario Co Latino.
La tarde del miércoles se sacudió la conciencia de los centroamericanos, en particular, y de los latinoamericanos, en general, cuando se supo de la masacre de más de 70 migrantes, en Tamaulipas, México, fronterizo con los Estados Unidos.
Entre las víctimas, según las autoridades mexicanas se encuentran 14 mujeres. La macabra escena se ejecutó, presumiblemente por los narcotraficantes conocidos como los “zetas”, aunque sería un error quedarse solo con esa hipótesis, dentro de un rancho ubicado en la localidad de San Fernando, de Tamaulipas.
Según las versiones periodísticas, las autoridades enfrentaron a algunos sospechosos, y le dieron muerte a tres de ellos, y capturaron a un menor, que se presume, vigiló a los migrantes tras ser secuestrados.
Las autoridades conocieron de la abominable ejecución, luego de que un migrante de origen ecuatoriano, pese a sus heridas, logró escapar y pedir ayuda en un puesto de seguridad pública.
Los secuestros, violaciones y asesinatos de migrantes en México, son parte de la vida cotidiana, en parte, por la relación que tienen los coyotes con el crimen organizado, por los mismos federales o policía mexicana, y últimamente por los narcos.
Según detalló el sobreviviente de la masacre, sus compañeros de viaje fueron asesinados, luego de que se negaran a ser parte del ejército de sicarios de los narcotraficantes conocidos como los zetas, uno de los carteles de la droga más fuertes en México.
La conmoción latinoamericana de gobiernos y sociedad civil no se hizo esperar, de ahí que las condenas contra los criminales y los reclamos hacia el gobierno de México no se han hecho esperar también.
Nuestro Canciller, Hugo Martínez, expresó ayer que: «Estamos muy impactados por este hecho y eso reafirma nuestra lucha para seguir protegiendo a nuestros compatriotas en cualquier parte donde se encuentren», y pidió a las autoridades mexicanas que esclarezcan el hecho.
En efecto, el pedido de los gobiernos es solicitar y exigir al gobierno mexicano aclarar el dantesco multicrimen, pero debe ir más allá. Es decir, hay que exigirle al gobierno mexicano que dé protección a los migrantes, pues, de todo mundo es conocido, que la mayoría de violaciones a los derechos humanos de los indocumentados provienen principalmente de las autoridades mexicanas.
Creemos que Centroamérica, en primer lugar, y Latinoamérica, en segundo, deberían definir políticas y estrategias encaminadas a las exigencias para que se proteja en México la integridad física y mental de los indocumentados.
Esas exigencias deben subir hasta los Estados Unidos, pues, la política antiinmigrantes de ese país, podría estar generando más violaciones y fobia contra nuestros compatriotas, que buscan en Estados Unidos, lo que nuestros países no les pueden ofrecer: trabajo, seguridad y futuro.
También, es preciso, que como bloque, Centroamérica primero y Latinoamérica después, implanten políticas de trabajo, educación y salud, para que vaya disminuyendo el índice de hombres y mujeres que emigran en busca del “sueño americano”, que como ha sucedido en Tamaulipas, se convierte en un sueño de muerte.
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