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2010/08/28

La Página-Hembrismo versus machismoDiario digital de noticias de El Salvador

 Escrito por Marvin Aguilar.28 de Agosto. Tomado de La Página.

El reciente debate sobre la eliminación de cachiporristas dentro del desfile patrio iniciado por grupos feministas dentro del ISDEMU y apoyado por un grupo importante de funcionarios de gobierno, terminado por ahora con la decisión del presidente Funes de mantenerlas este año, plantea una necesaria reflexión sobre si las formas con que se piensan terminar con el machismo, no estarán haciendo que se corra el peligro de que se perciba como hembrismo. Entiendo como tal, la discriminación sexual de carácter dominante adoptada por las mujeres.

Ante todo esto debemos hacernos la pregunta ¿Por qué es importante para las chicas ser cachiporristas? Está relacionado con la idea de ser fea, aceptada, popular, fabulosa, importante, prestigiosa dentro de sus condiscípulas. Cosas y temas que para los adultos son una tontería, para los políticos una exigencia de otra galaxia, para las feministas un estereotipo, para las femicentristas una estupidez.

Lo real es que todos tienen razón, por eso esta discusión se ha transformado en una babélica trama. Todos hemos sido estudiantes, y sabemos lo importante que es ser aceptado en la tribu. Luego todos maduramos, sabemos que a las más bonitas no siempre les fue bien, finalmente cuando tenemos la posibilidad de hacer algo, deseamos que a los demás no les pase lo que a nosotros. Armonizar todo esto que no es más que un problema muy humano es el reto de ISDEMU o del gobierno. Veremos si lo logran en medio de declaraciones de unos y descalificaciones del presidente. 

Hay una flecha en la aljaba

La revolución cubana tiene una gran deuda después de años de régimen comunista: la igualdad de género. La cultura machista del cubano, mantiene a pesar de los avances educativos y científicos de la isla en una posición desventajosa a la mujer cubana.

Cuba, que es un ejemplo citado por la izquierda salvadoreña en materia de género es algo que se obvia: el aborto, legal en Cuba y, que es un logro dentro de las luchas feministas, para el caso salvadoreño se plantea como un proceso complicado por las creencias religiosas del pueblo y últimamente del presidente. De igual, cuando se trata de tradiciones - distorsionadas si se quiere-  deben abordarse con modos procesales más que con decretos prohibitivos. Al aborto le tocara a otra sala de la constitucional mutarlo por ser violatorio a los Derechos Humanos.   

La nula participación de la mujer en la nomenclatura cubana de poder igual no se menciona por ningún lado. ¿Problemas culturales de cada país? Correcto, no se discute eso, nosotros no estamos en posición de señalar. Pero el ejemplo cubano –que es el que me interesa-  es Mariela Castro Spin y como está conduciendo el tema de la sexualidad en la isla caribeña a través del Centro Nacional  de Educación Sexual. Bien podría ser esta la manera en que pueda resultar aquí el avance en materia de género que los grupos interesados legítimamente aspiran.

La hija de Raúl Castro, entendida que el machismo en su país es algo instalado en el arquitrabe de la arquitectura mental de la sociedad, más que legislar, ha iniciado una tarea inteligente, la cual pretende solucionar de una vez el tema del machismo: un proceso de información, divulgación, apoyo, formación  educativa formal y no formal a todo nivel de la ciudadanía cubana de que, hay diferencias biológicas, que se deben respetar, aceptar y conocer para dar una solución humana no mitológica   frente a ellas. Logra buscar la integración y tolerancia tan escasa cuando los moldes machistas están impresos en el código psico-genealógico de una nación.

En mi opinión las organizaciones feministas gastaron mal su “pólvora”, ya que en vez de prohibir algo, debieron irse por el camino de la reformulación de los pensum académicos, en donde los maestros pueden apoyar, igualmente desperdiciaron fuerzas para la lucha vital que significará impulsar la educación sexual en las escuelas; si es que esta en sus planes esa misión. Posteriormente no midieron que la mejor batalla es la que no se hace y, que si finalmente se lleva a cabo es para ganarla, consecuente con ello hay que conocer el terreno y al adversario, y no dictaminar desde el poder o peor aún en base a mi criterio, experiencia personal lo mejor para la equidad de género, eso ya lo hacen los conservadores.

No se trata de hacer el mismo pan cocido, hecho con la harina de siempre, en el horno de costumbre.

El salvadoreño es un caso patológico de negación, es bien sabido que el que acepta los fines, igual entiende cuales son los medios, nosotros esto lo desconocemos por comodidad cínica. Aquí nos quejamos de la intervención extranjera que pretende con sus tratados internacionales pervertir, de a saber de donde idealizadas como perfectas, nuestras creencias, costumbres y tradiciones. Pero de esta dignidad soberana no nos acordamos cuando pedimos préstamos para subsidiar el presupuesto nacional, TPS o donaciones para nuestros terremotos, huracanes, y demás tragedias que nos dejan desnudos frente al mundo.   

Si se desea destruir –y como no- los estereotipos no serán por medio de un proceso mecánico, sino por uno histórico, pedagógico, educativo. A nadie se le ocurre legislar para que nos bañemos a diario, lo hacemos porque comprendemos que es saludable y terapéutico. Pues de igual se debe de llegar a la decisión desde la población estudiantil que un desfile más patriótico es: uno sin canciones de perreo, sin canciones mexicanas, sin chicas cosificadas; a esta conclusión sólo se llegará si dentro del currículo de materias se promueven la equidad de género, y se enseña a los alumnos a resolver conflictos más que a agravarlos. Las mentes –mis estimadas- es en donde se piensan las guerras, es allí donde debe suceder el cambio. Este podría ser el aporte de las feministas salvadoreñas a las futuras generaciones de compatriotas, que por ahora están confundidos, ambos sexos sobre el verdadero rol de la mujer en nuestra sociedad.

El hombre asustado por la resistencia sexual de la mujer la redujo a la casa, procreación y cuido de los hijos, derrotar este arquetipo griego es la gran lid, pero definitivamente la misandria no resolverá el problema del macho miedoso e inseguro salvadoreño, que arrastramos del conquistador ibérico, que a su vez lo hereda del mundo antiguo occidental, sin olvidar la mezcla de un indigenismo y conducta tribal africana volcada al culto del falo.

Aunque, viéndolo bien esta acción que ha sido vista como un ataque a la normal conducta de arriero cantonal de los paisanos, bien debería cuando menos resultar en que se vaya sustituyendo al enfermizo machismo por un masculinismo que promueva la aceptación del hombre, como eso: un ser humano de carne y hueso, que no tiene necesidad de competir, demostrar nada y menos de cazar al Mamut para alimentar a su esposa embarazada que lo espera en la caverna.             

Diario digital de noticias de El Salvador

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