Comentarios mas recientes

2010/08/28

Contra Punto-Pavor a la Democracia - Noticias de El Salvador - ContraPunto

 Armando Salazar.28 de Agosto. Tomado de Contra Punto.

SAN SALVADOR-Hace unos días, la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, uno de los tres poderes de Gobierno del Estado salvadoreño, emitió una resolución en la que se legalizan las candidaturas no partidarias y obliga a los partidos políticos en competición electoral mostrar las fotografías de sus mejores contendientes a los cargos públicos constitucionales para diputados.
La resolución de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) obedecería a ampliar una puntual forma de hacer política gubernamental local y legislativa, fuera del control de los partidos políticos, para personajes que han obtenido o asumido cierto liderazgo y/o reconocimiento y que sean beneficiados por el voto electoral de la ciudadanía, ya sea por convicción, distracción o mala intención.
La resolución del máximo órgano judicial, que es inapelable, también ayudaría a establecer un mayor y mutuo re-conocimiento de los candidatos partidarios y los ciudadanos a la hora de ejercer su voto electoral. Pobre de aquel candidato que no se haya enlodado los zapatos y “que no lo hayan visto” en alguna acera o vereda, o, a como está el cambio climático, en algún derrumbe o inundación, por lo menos.
La resolución de la CSJ simplemente está evidenciando que el sistema político de este país hace crisis, que restringe muchas formas de representación política de la población y de lo popular, que se miran acorraladas por este sistema.
La tan alardeada “soberanía del pueblo”, da otra muestra de su agotamiento en su capacidad de cambio real tal como está escrita en la constitución, de forma que el cuestionado poder y sistema existentes, pre-dominan para no modificar nada y hacer únicamente resurrecciones superficiales y hasta mediáticas.
La Constitución Política de El Salvador creada en 1983 (en plena ejecución de matanzas de civiles por órdenes de aparatos del Estado y en pleno desarrollo de la guerra interna), bajo la “jefatura constituyente” del padre de Arena (y otras cosas) Roberto d’Abuisson, tiene muchísimos artículos (entre ellos los llamados “artículos pétreos”, “inamovibles”), que fueron configurados como corazas a la medida del autoritario poder oligárquico y no de la sociedad entera.
La lucha armada popular alcanzó para algunas reformas constitucionales, finalizar la guerra y remover el militarismo institucional, a finales de 1991.
En verdad, todos deberíamos de leer un poco más la constitución de este país, aunque sea por curiosidad. En el Artículo 83, reza que “El Salvador es un Estado soberano. La soberanía reside en el pueblo, que la ejerce en la forma prescrita y dentro de los límites de esta Constitución”´. Solo con estas palabras queda evidenciado que muchos “constitucionalismos” no son más que la puesta en escena, nuevamente, de la película “Atol con el dedo”.
En el 85, en su segundo párrafo dice “El sistema político es pluralista y se expresa por medio de los partidos políticos, que son el único instrumento para el ejercicio de la representación del pueblo dentro del Gobierno”. Y va otro párrafo último, donde se refiere a que no puede existir un partido único oficial, que es incompatible con el sistema y la forma de gobierno establecido por la constitución, cuando Arena casi era partido único, ya no digamos desde los albores del siglo XX, con los militares.
En el Artículo 86 argumenta que “El poder público emana del pueblo” y en el Artículo 87, que aborda un caso grave, “Se reconoce el derecho del pueblo a la insurrección…” Sin embargo, los diputados constituyentes de ese entonces la limitaron “para el solo objeto de restablecer el orden constitucional”. Es decir, el pez puede salirse del huacal, pero tiene que volver inmediatamente al mismo.
Es una constitución fue elaborada por los partidos de derecha en una situación de guerra. Solo para halar un pelo paradójico de la Historia: el 15 de diciembre de 1983 se promulgaba la constitución con los urgidos aplausos norteamericanos. Quince días después, el 30 de Diciembre, el Fmln tomaba por asalto el Cuartel de la Cuarta Brigada de Infantería de El Paraíso, en Chalatenango. Era el primer cuartel de la dictadura que caía bajo una operación militar guerrillera en El Salvador. Hacía ratos que el pez estaba fuera de ese huacal. El pez, estaba en el agua.
Hoy, algunos diputados de derecha, con motivo de la resolución de la Sala Constitucional de la Corte, han declarado su empeño por remover a los magistrados que la conforman. Sin duda estos políticos tienen pavor a la democracia real. Ojala fuera por intereses políticos y sociales genuinos. Pero la realidad siempre ha indicado otra cosa.
Es cierta la preocupación sobre la infiltración del narcotráfico o el lavado de dineros ilícitos, que han mostrado sectores políticos y empresariales. Pero… ¿Cuál es la preocupación real? Y uno se pregunta ¿Por qué no saltaron tanto antes? ¿Acaso no han existido estas prácticas y negocios desde hace muchísimos años (desde la guerra interna), incluso vinculadas con aparatos del Estado o diversas instituciones, con o sin membretes partidarios, temporales o permanentes? ¿Acaso no recuerdan los recientes casos del señor Silva y del señor Torres (+), del Pcn y Arena respectivamente? Ellos no eran tan “independientes” partidariamente hablando.
Es seguro que el gobierno de los Estados Unidos tendrá mucha información clasificada sobre El Salvador. Si esa fuera una de las preocupaciones más agobiantes de los políticos, no entendemos por qué los gobiernos salvadoreños anteriores, y el actual, no han requerido dicha información como una contribución estratégica a la democracia, a la libertad y a la verdad. Imaginamos que ahora habrá muchísima más información y su uso puede estar vinculado a discrecionalidades geopolíticas, que sobrepasan nuestros períodos presidenciales. Es decir: intereses, que no necesariamente concuerdan con las aspiraciones democráticas regionales o continentales de nuestros pueblos. Aquí puede aplicarse aquel dicho de que “nadie escupe para arriba”.
Es sospechoso también que el empresariado y sus partidos políticos de derecha, expresen algo en contra de la “libre competencia” política, en contra de las “libertades”. Es sospechoso que, con la virginalidad con la que se difunden, no estén de acuerdo que aparezcan en público los rostros de los candidatos a diputados, es decir, sus “mejores apuestas” a la democracia de este país. El reclamo de la derecha más parece un acto fumigación externa, algo así como “matar su chucho a tiempo”.
A algunos partidos, seguro, se les caerían de inmediato las diputaciones anémicamente obtenidas por el pícaro sistema de residuos electorales, que ha sido un factor que distorsiona la voluntad popular expresada en voto secreto y que después impacta en la Asamblea Legislativa, en la “fábrica de leyes” nacionales.
Es por ello que se cree que el eje central de la construcción democrática popular seguirá estar siempre vinculado a la población, con todos los matices y conflictivas relaciones y sentidos que ello implica. Las relaciones burocráticas no ayudan en nada para ello. Hay que comer en la misma mesa y ponerse los zapatos “del otro”.
La resolución de la Corte Suprema de Justicia no es ninguna amenaza para la población trabajadora. El pueblo trabajador está ya hartamente amenazado, burlado, saqueado y asesinado por el sistema. La resolución de la Corte, es más, ha contribuido a abrir un poco más los ojos de la ciudadanía, al destrabar resoluciones que el poder fáctico ha mantenido ocultas en los veinte años de gobiernos areneros.
La experiencia nacional indica, con bastante certeza, que el bienestar de la población y principalmente de los pobres y trabajadores se va logrando a través de la organización y la lucha contra el poder, y no por personalidades locales, regionales o nacionales. Es necesaria la articulación y ejecución de una agenda o plataforma de carácter popular y nacional, que vaya resolviendo los nudos del poder a favor de quienes integran su trabajo diario y generan riqueza, la que actualmente sigue quedando en las muy pocas manos patronales o el sistema de corrupción.
El punto central siempre será avanzar en las transformaciones que hagan habitable esta sociedad, que se necesita un instrumento político partidario, porque no hay otra forma de romper la depredación que aún ejecuta legalmente el capital y sus derivados funcionales.
Son los sectores populares los que deben empujar. Nadie puede suplantarlos. El debate es bueno y clarificador, pero la agenda popular es tan sencilla y ancestral que no debe congelar su organización y movilización. La sabiduría popular, su olfato y su “sentido común” no se perderán por candidatos “independientes”.

Pavor a la Democracia - Noticias de El Salvador - ContraPunto

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.