EDUCO fue un espacio de educación y ejercicio cívico. Su cierre refleja, ni más ni menos, el alcance del poder burocrático y la obstrucción del derecho de los padres y las madres en la educación de sus hijos.
Escrito por Sandra de Barraza.27 de Agosto. Tomado de La Prensa Gráfica.
El gremio docente ganó a costa de los esenciales derechos de los alumnos, padres y madres. Presionaron partidariamente y ganaron. Lamentablemente EDUCO fue más que una simple contratación de profesores. Fue una innovadora estructura democrática en el sistema educativo. Con su cierre, el centralismo y los privilegios administrativos se imponen. ¿A quién le extraña?
El artículo 55 de la Constitución de la República otorga a los padres el derecho preferente a escoger la educación de sus hijos. ¿Cuándo se puede escoger? Cuando se tienen opciones, cuando se tienen en dónde y a quién escoger. Se escoge cuando hay libertad de decidir y se asumen las consecuencias de la opción. Y cuando se tiene el derecho a escoger, se tiene también la libertad y responsabilidad de compartir y rectificar.
El derecho a escoger la educación que otorga la Constitución de la República a los padres ¿se reduce única y exclusivamente a la opción entre educación pública y educación privada? La educación es pública cuando la financia y administra el Estado, su estructura administrativa asume todas las decisiones. Es pública porque no tiene pago de matrícula, no tiene pago de mensualidades, no tiene bono y no tiene cuotas voluntarias. Si el derecho de escoger lo confiere la capacidad de “comprar” servicios privados de educación, lo único que puede escogerse es el lugar y el nombre del centro educativo, condicionado a la capacidad o limitación que dé el ingreso familiar. El concepto de público se amplía a los espacios en donde los maestros son financiados con fondos públicos aunque la administración sea privada. Son las escuelas llamadas “no oficiales” administradas por congregaciones religiosas o instituciones sin fines de lucro.
Con este ejercicio tradicional del “derecho”, el derecho existe si y solo si hay dinero de por medio. Y se ejercita entre los que pueden “comprar” servicios educativos y respeten que su derecho de escoger llega no más que a la puerta de entrada del centro escolar. No pasa de allí. El único “derecho” otorgado a los que “compran” servicios privados es la ratificación del incremento a las cuotas escolares. Actualmente hay presiones para que se elimine este “derecho otorgado”. Seguramente los comerciantes de servicios privados de educación van a salir ganando y a nadie va a sorprender.
La modalidad EDUCO ampliaba el espacio que tradicionalmente se da para el ejercicio del derecho de escoger la educación. La modalidad otorgó a actores ajenos a la estructura burocrática del sistema educativo la responsabilidad de construir el servicio y el derecho de escoger, contratar y evaluar a los profesionales prestadores del servicio. Esta modalidad obligó a las asociaciones comunales a asumir todas las responsabilidades legales que implica la contratación de servicios profesionales. Los maestros, como todo trabajador, gozaron de todos los derechos y prestaciones laborales con un salario ligeramente superior al de los “tradicionales”. Esta modalidad redujo costos al Estado, costos que fueron asumidos por comunidades menos favorecidas económicamente. Con EDUCO aportaban más los que tenían menos. Así nació y así creció.
“La escuela ayuda a formar la identidad social de los futuros ciudadanos al cultivar o cambiar la cultura común basada en creencias y prácticas concretas”. Aquella entidad fue un espacio de apertura democrática en la administración de la educación pública. EDUCO fue un espacio de educación y ejercicio cívico. Su cierre refleja, ni más ni menos, el alcance del poder burocrático y la obstrucción del derecho de los padres y las madres en la educación de sus hijos. Volvemos a lo tradicional, a ese “gracias que mandaron al profesor o a la profesora para que atienda, aunque sea un ratito, a los niños”. Volvemos, y con más fuerza, al autoritarismo administrativo, ese autoritarismo que políticamente cuida de los privilegios “adquiridos” en estamentos burocráticos: los privilegios de pocos se imponen sobre los derechos de todos.
Los maestros y la escuela son el espacio privilegiado para “enseñar” y ejercitar la democracia, esa democracia que va más allá del ejercicio del sufragio. Esta práctica es requisito para “la construcción de una sociedad democrática y para inculcar el respeto a los derechos humanos y la observancia de los deberes”. ¿Qué poder compartían las comunidades EDUCO? El poder de controlar que los maestros llegaran, hicieran su trabajo y que los niños aprendieran. Otorgó este elemental ejercicio de democracia a la comunidad.
El país fue pionero y ejemplo de una experiencia administrativa de ejercicio democrático en el derecho de los padres a escoger la educación. Este fue el principio y se demostró que a los padres y las madres les importa la educación de los suyos. ¿A quién más le importa?
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