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2010/08/28

LPG-Los amigos de Job y algunos diputados

 Antes de sacar conclusiones, o interpretar un texto, es indispensable tomar en cuenta los principios básicos de interpretación. Se trate de la Constitución o de la Biblia, es necesario ubicar el texto en su contexto histórico, cultural, político u otro.

Escrito por Rafael Mejía Scaffini.28 de Agosto. Tomado de La Prensa Gráfica.

Se debe identificar el espíritu del escritor, ¿qué verdad quería transmitir? Esto se conoce en derecho como el espíritu de la ley. Cuidar asimismo el principio de armonización o estructuración, es decir, interpretar cada parte, tomando en cuenta el texto en su conjunto, de forma tal que evitemos una interpretación parcial o ideologizada. Es así como llegaremos a conclusiones correctas.

El libro de Job, uno de los más antiguos de la Biblia, contiene un ejemplo de mala interpretación. Elifaz, Bildad y Zofar, tres amigos que deciden visitar a Job en medio de su dolor, concluyen que su sufrimiento era consecuencia de su pecado. Esto fue una mala interpretación, si consideramos lo que el Señor pensaba: “No hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal” (Job. 1.8).

Llama la atención que, aunque llegaron a conclusiones erradas, utilizaron verdades reconocidas. Sin embargo, aplicadas de forma aislada, sin análisis integral de los hechos. Hicieron una interpretaron prejuiciada que puso en evidencia su espíritu religioso.

El cuarto personaje, Elihu, a pesar de su corta edad, realizó una interpretación correcta, considerando todos los atributos de Dios, incluyendo uno que suele ser olvidado, su soberanía, es decir, Elhoim, el Dios Creador, sigue teniendo control sobre su creación. Este proceso llevó a Elihu a una buena conclusión, la cual es confirmada en el último diálogo entre El Señor y Job.

Algo similar está pasando con la interpretación de la Constitución por algunos diputados. Los artículos son interpretados de forma aislada, utilizando muchas veces medias verdades. Con ello ponen en evidencia que su objetivo no es legislar para que prevalezca la justicia, sino defender posiciones políticas, que nada aportan en la búsqueda de la verdad y el bien común.

Algunos, por ejemplo, salieron en defensa de los partidos políticos, como el único medio para optar por una candidatura. Este tipo de posiciones demuestra por un lado la ausencia de principios básicos de interpretación, contextualización y armonización, y por otro, la falta de análisis para conocer el espíritu de la legislación.

El espíritu de la Constitución es el de garantizar que los ciudadanos podamos escoger los mejores candidatos para representarnos en el gobierno. Los salvadoreños tenemos derecho a saber por quién votamos, y no tener que votar por banderas, detrás de la cuales se pueden esconder personas de dudosa reputación.

Después del pronunciamiento de la Corte Suprema de Justicia en favor de las candidaturas independientes, le corresponde a la Asamblea Legislativa legislar responsablemente a fin de evitar que la narcoactividad u otros males que nos aquejan, penetren abiertamente las estructuras de gobierno.

Querer interpretar los artículos de la Constitución de forma aislada, sin compromiso con la verdad, más que buscando nuestra conveniencia, nos seguirá llevando a conclusiones erradas, tal como a los amigos de Job.

Es una lástima que siguen prevaleciendo posiciones políticas que evidencian la falta de interés en sacar nuestro país adelante. Sin embargo, la esperanza que nos queda a los que seguimos soñando en una sociedad próspera y justa es que: “El Señor no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gal 6.7).

Los amigos de Job y algunos diputados

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