EDH-Dantesca escena

 Eduardo Torres.28 de Agosto. Tomado de El Diario de Hoy.

Cortas quedan las palabras para expresar la indignación que se siente por la bestial masacre de San Fernando, Estado de Tamaulipas, México. Setenta y dos sencillas personas provenientes de Centro y Suramérica, en ruta hacia los Estados Unidos --a la búsqueda del "sueño americano", de una mejor calidad de vida para ellos y para sus familiares-- fueron brutal y cobardemente asesinadas por mafias que operan en "las rutas de los migrantes". Relata el único sobreviviente de la masacre: iban en un camión rumbo hacia los Estados Unidos cuando varias camionetas les cerraron el paso, y los asesinos hicieron bajar a los ocupantes. Los 58 hombres y las 14 mujeres fueron colocados contra la pared, en el interior de una bodega, para ser masacrados con fuego de fusilería. Luego les dieron, uno a uno, el tiro de gracia.

Quién mejor que el poeta Dante Alighieri, en La Divina Comedia, para describir el infierno, con lujo de detalles. Ahora las imágenes de este otro infierno han sido vistas, con estupor, en todas las regiones del mundo. A nosotros, que hemos perdido al menos doce compatriotas --porque se teme que crecerá el número conforme se continúen identificando los cuerpos--, se nos rebelan los instintos. Vidas útiles que por razones estrictamente económicas decidieron dejar sus países, Guatemala, Honduras, El Salvador, Ecuador y Brasil, para tener una oportunidad en la sociedad más rica del mundo. En el trayecto final de su largo recorrido, les asesinaron sin conmiseración ni piedad. Simple y llanamente: ¡No se vale!

Se me viene a la mente mi época frente a las cámaras de la televisión y cuando, en el Salón de Mapas de la Casa Blanca, le pregunté al presidente Bush --en entrevista exclusiva para TCS--, sobre lo que entonces era tan sólo un proyecto: el Tratado de Libre Comercio Centro América-Estados Unidos. "Jobs" (puestos de trabajo), me respondió, "esa es la razón por la cual apoyo esta iniciativa". Necesitamos una sociedad para el progreso --continuó-- para que la gente no se vea obligada a emigrar en busca de oportunidades, que no llega a tener en su propia tierra. Porque los grandes flujos migratorios se dan hacia países libres y prósperos: Estados Unidos, Canadá; la Unión Europea, Australia; Japón, Taiwán y Corea.

El asesinato ayer de un fiscal federal y un acompañante en la zona de la masacre del poblado de San Fernando y el estallido de un coche-bomba frente a la sucursal de Televisa en Ciudad Victoria, capital de Tamaulipas, muestra que por terrible que haya sido la masacre es tan sólo un síntoma más profundo de la guerra sin cuartel que por asuntos de droga se está librando en México. Es decir, la guerra que durante los años Ochenta y Noventa libró el Estado colombiano en contra de los capos de la droga, se trasladó, poco a poco, hacia el norte de México, casi a las puertas de los Estados Unidos. Coyunturalmente, coincidió la muerte de nuestros migrantes con el anuncio de una nueva iniciativa del presidente Felipe Calderón, orientada a "debilitar el poder económico de la delincuencia organizada" en el gigante latinoamericano en el Norte.

Hacen falta palabras para expresar la congoja colectiva que sentimos por las víctimas y por sus familiares. Nuestras oraciones por ellos para que Dios les dé cristiana resignación. Lejos de Dios, el ser humano es capaz de cometer las más impensables acciones como la que, lamentablemente, nos ocupa hoy. Que todos ellos se encuentren ya en tu presencia, Señor.

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