El ISNA, de enero a junio, reporta que los casos de maltrato y abuso sexual infantil que atiende han incrementado respecto de los años anteriores.
Escrito por Fernando Romero.16 de Agosto. Tomado de La Prensa Gráfica.
Es preocupante que 194 casos han entrado por abuso sexual. La violencia contra la niñez no ha disminuido.”
Luis Salazar, director ejecutivo del ISNA
Los niños se vuelven agresivos como una forma instintiva de defenderse del maltrato que han recibido.”
Mario Mena, jefe de Admisión del ISNA
En promedio, recibimos entre tres y cuatro niños diariamente por maltrato y abuso en distintas condiciones.”
María Bonilla, directora del CIPI del ISNA
Este niño cada vez que viene se escapa para buscar a su mamá. Y ella lo vive sacando de su casa.”
Xochilt Salguero, jefa Medidas Protección ISNA
El maltrato físico y el abuso sexual infantil, junto a la explotación sexual comercial, han aumentado sus índices en El Salvador respecto de años anteriores. Estos rubros equivalen, según los registros de los primeros seis meses del año, a un poco más del 21% del total de ingresos de niños, niñas y adolescentes al Instituto Salvadoreño de Desarrollo Integral de la Niñez y Adolescencia (ISNA).
El aumento se refleja en la comparación de estas mismas causas de ingreso con las de años pasados. Por ejemplo, maltrato y abuso sexual fueron el 19% de los ingresos al ISNA en 2007, el 20% en 2008 y el 18% en 2009. En los primeros seis meses de 2010 estas causas ya superaron el 20%: son 436 de 1,904 ingresos al ISNA.
La violencia contra la niñez en el país continúa como pan de cada día desde hace años. Los casos de maltrato infantil, abuso y explotación sexual ocurren a diario. Al menos el ISNA recibe un promedio de entre tres y cuatro niños por estas causas, sin contar los casos que quedan en el silencio, como subregistro.
Uno de esos casos es el de Jimena (nombre ficticio), quien fue maltratada por su madre cuando solo tenía nueve años. La niña sufría castigos físicos excesivos por parte de su madre, quien la desangraba con un cinturón. La amarraba cuando la mujer salía a ganarse la vida en el departamento de San Miguel, porque no tenía quién se la cuidara y además “para que no anduviera de maliciosa en la calle”. La niña solo tenía nueve años.
Jimena ingresó al ISNA hace más de tres años. Su caso logró resolverse y hoy vive con otros parientes, en San Miguel, alejada de los abusos de su madre. Jimena es uno de tantos testimonios.
De los 1,904 ingresos de enero a junio, 216 menores de edad han sido referidos al ISNA por maltrato, rubro que comprende el daño físico por los abusos de los padres, encargados o externos contra los niños, y que en muchos casos las lesiones pueden llegar a extremos tales como las mutilaciones y quemaduras. Estos 216 casos por maltrato infantil equivalen al 11.3% del total de ingresos y reingresos a la institución.
La jefa del Departamento de Medidas de Protección del ISNA, Xochilt Salguero, conoce muy a fondo los casos de maltrato y abandono. Salguero apunta que el maltrato psicológico casi siempre va ligado a todos los ingresos al ISNA. “Aquí hemos tenido historias de niños que a pesar del abandono o el maltrato ellos buscan a su familia. Conozco el caso de un niño que la Policía lo trae muy seguido. Cada vez que viene se salta el muro, se escapa, para buscar a su mamá. Y ella lo vive sacando de su casa. Cada vez que llega, lo saca, y la Policía lo busca y lo trae y él se vuelve a ir.”
Cruel abuso sexual
Por otra parte, las noticias, a lo largo de los años, han dado cuenta de una constante violencia contra la niñez, y dentro de esa violencia se enmarca el abuso sexual, como el que han sufrido miles de niños y niñas por terceras personas, por sus parientes, padrastros, abuelos o incluso sus mismos padres. Es una lista interminable, y cada caso tiene graves consecuencias para el desarrollo de los niños.
En el Área Metropolitana de San Salvador, Carlos (nombre ficticio) fue violado por su abuelo desde los seis años. El caso ocurrió cuando Carlos tenía ocho años, en 2008. Hoy él es resguardado en un hogar de madres religiosas debido a que la única persona con quien vivía era, en efecto, su abuelo. Un caso entre miles.
En el ISNA, de enero a junio de 2010, han ingresado 194 niños y niñas por abuso sexual infantil. Esa cifra equivale al 10.1% del total de ingresos. No existen edades específicas de niños que son abusados sexualmente, ya que según las autoridades del instituto ingresan desde recién nacidos hasta adolescentes que están por llegar a los 18 años. En el caso de que terceras personas son los abusadores, el director ejecutivo del ISNA, Luis Salazar, remarca que hay irresponsabilidad de los padres al descuidar la protección de sus hijos, en específico cuando se trata de niños cuyas edades no les permiten defenderse.
“Es preocupante que 194 casos han entrado por abuso sexual, que es una forma agravada de maltrato infantil. Con esto podemos decir que la violencia contra la niñez no ha disminuido desde hace mucho tiempo”, dice Salazar.
Sobre la explotación sexual comercial, que significa la utilización por un adulto, bajo amenazas o a la fuerza, de los cuerpos de los niños, niñas y adolescentes para venderlos a cambio de sexo, la Policía Nacional Civil ha logrado referir al ISNA a 28 menores de edad en los primeros seis meses del año. “La explotación sexual comercial tiene el triple de agravamiento en el maltrato infantil. A medida que los casos se hacen más extremos, las cantidades de ingresos se reducen”, explica el director Salazar.
La atención inmediata y resguardo que se le da a los niños es dirigida por María de los Ángeles Bonilla, directora del Centro Infantil de Protección Inmediata (CIPI) del ISNA. Ella recibe a los menores de edad que ingresan cada día. “En promedio recibimos entre tres y cuatro niños diariamente por estas causas, y vienen en distintas condiciones, a veces sin ropa, con el cabello descuidado, heridos... además de los problemas psicológicos. Cada caso es diferente”, comenta.
Mario Mena, jefe de la División de Admisión, Evaluación y Diagnóstico del ISNA, detalla que los niños que ingresan por esta causa son introvertidos, callados. “Tienen una actitud de que cuando ya sienten que controlan su metro cuadrado, se vuelven agresivos, como una forma instintiva de defenderse ante el maltrato que han recibido”, explica Mena.
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