Luis Antonio Chávez.07 de Mayo. Tomado de Raices.
“Mucho poder enferma”
León Tolstoi
Quienes vimos el río de sangre corriendo por más de una década en El Salvador como causa de las diferencias sociales y el galopante enriquecimiento de unas minorías, aplaudimos y lloramos de alegría por el cese del conflicto armado, pues el FMLN dejaba las montañas para convertirse en un partido político, y así seguir siendo oposición, pero desde la trinchera que la misma Carta Magna le concedía.
La firma de la comandancia del FMLN con representantes del gobierno salvadoreño aquel 31 de diciembre de 1991 en Nueva York, EE.UU., puso fin al conflicto armado.
Así, el Frente se convertía –una vez más- en un dolor de cabeza para la derecha recalcitrante, pues ésta dejaría de gozar de muchas prebendas que se agenciaron producto al compadrazgo con la cúpula del poder.
Conscientes que el camino a recorrer sería un campo minado, que la ultra derecha, acompañada de los medios de comunicación no les permitiría su objetivo de llegar al poder, pues emprenden un bombardeo propagandístico con la figura del terror, el FMLN no se amilanó y trabajó fuerte para lograr su objetivo: llegar al Órgano Ejecutivo.Del cese al conflicto armado (1992), al triunfo del FMLN (2009) han pasado 18 años, pero ello fue posible por la visión de centenares de hombres y mujeres que, hombro a hombro, llenos de esperanza, tal como emprendieran la aventura de irse a las montañas, dieran un paso al frente hasta lograr su objetivo: desequilibrar a la derecha y sacarla del poder.
Sin embargo, muchos ex combatientes que decían ser de hueso colorado perdieron el rumbo y se pasaron a la derecha, convirtiéndose en tinterillos o asesores… en tanto otros sólo esperan una oportunidad para despotricar a sus compañeros de lucha con tal de hacer ver mal al FMLN.
Comparado al gobierno de Francisco Flores que inició su mandato con dos terremotos a cuestas, pero que tuvo la ayuda de países aliados; además del saldo rojo que el partido ARENA dejó a través de Tony Saca, el presidente Mauricio Funes, aparte de lidiar con una crisis económica mundial, un fenómeno tropical (2009) y otro huracán cuyos costos económicos han sido devastadores, ha sabido afrontar las crisis que se viven con mucha creatividad.
Análisis hechos por FUSADES señalan que la economía del país estaba crítica el año pasado y aunque no se ha salido de ello aún, la situación ha sido criticada por quienes gobernaron durante 20 años e impusieron –a su antojo- políticas que sumieron más en la pobreza a las mayorías.
Lo que la derecha resiente es que, junto a los partidos “taxi”, que han visto en la cosa pública una forma de seguir beneficiándose de prebendas y continuar en su “status quo”, ya no pueden seguir haciendo a su antojo sus desmanes.
Gerson Martínez, ministro de Obras Públicas, acotó en una entrevista de un canal televisivo que él ha llegado a trabajar al MOP y no a hacer propaganda de las obras, ahorrándole al Estado varios millones de dólares al no publicar páginas completas de esos hechos y denuncia la corrupción que su antecesor permitió en esa entidad.
Pero no sólo en el MOP se ha descubierto la corrupción, pues la ministra de Salud, María Isabel Rodríguez, denunció la compra de medicamentos por la anterior administración y que después fueron localizados –ya vencidos- en basureros o enterrados, mientras en los dispensarios argumentaban no tener medicina para los usuarios.
Al asumir el cargo, Funes dijo que daría uniformes, útiles escolares y erradicaría las cuotas escolares de las instituciones públicas, ahorrándole a las personas de escasos recursos ese gasto, por lo que las críticas de la derecha no se hicieron esperar, olvidando que gobernaron dos décadas al país y dejaron como legado una dolarización que sólo benefició a la élite, sumiendo aún más en la miseria a las mayorías.
En el afán de que las instituciones del Estado hagan buen uso de sus recursos, la administración Funes giró una política de austeridad y dio directrices específicas al ministro de Hacienda a fin de lograr una mayor eficacia en la recolección de impuestos, poniendo en jaque a los evasores.
La ministra de Trabajo, Dra. Victoria Marina de Avilés, también ha aportado su cuota desde esa cartera de Estado, al dar a conocer la Bolsa de Empleo, que no es más que capital humano –de las diversas profesiones y oficios- que están a la espera de una oportunidad de trabajo, colocando en algunas empresas que confían en esta nueva forma de gobernar, a un buen número de compatriotas.
Así observamos que en los miembros del gabinete de Funes priva el amor a la patria y el deseo de ver en cada salvadoreño una esperanza por hacer del país una nación llena de oportunidades.
Juan Portillo, de 54 años, quien laboró 23 de ellos para una empresa cuyo propietario se declaró en quiebra para no indemnizarlo, me dijo el uno de junio, que el mundo no se hizo en un solo día y no se extraña de que quienes tuvieron el poder durante 20 años ahora se rasguen las vestiduras pidiéndole cuenta al primer gobierno de izquierda sobre su forma de gobernar, y que incluso –como ya es su costumbre- hayan iniciado campañas de desprestigio.
Por su parte la empleada Claudia Monterrosa acotó que en un año es difícil ver los cambios que el nuevo gobierno hace y pidió a la derecha del país, como también a quienes dudan del rumbo que está toma la nación a que den un voto de confianza, confirmando que la esperanza por el primer gobierno de izquierda se mantiene.
Aún recuerdo las palabras de la otrora comandante Nidia Díaz, allá por los 90, quien me expresó “valió la pena”, refiriéndose a los sufrimientos y limitaciones junto al sacrificio que la misma guerra les impuso con la ilusión de cambiar los roles que por siglos mantuvo la derecha en el país.
El primer gobierno de izquierda debe demostrar que también sabe administrar la cosa pública y que no basta con querer hacer las cosas sino hacerlas bien, que éste sólo es el inicio de la esperanza por el cambio, aunque la misma derecha quiera imponer la mordaza para cambiar el rumbo de la historia.
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