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2010/06/02

LPG-El imperio y el funcionario público

 Joe Biden, ahora vicepresidente de Estados Unidos, treinta y siete años en el Senado, tomaba el tren de Delaware a Washington todos los días, hora y media de ida, hora y media de vuelta.

Escrito por Carlos G. Romero.02 de Junio. Tomado de La Prensa Gráfica. 

Su única escolta: el periódico debajo del brazo. Tip O’Neill, treinta y cuatro años en el Congreso, diez años como vocero (Speaker of the House), recorría los domingos, después de misa, el distrito que representaba en Massachussets, de casa en casa, saludando a aquellos a los cuales representaba, sin importar el partido al que pertenecieran, a pie y sin escolta. El presidente Clinton en su sepelio expresó: “Tip O’Neill fue el más prominente, poderoso y leal campeón de la clase trabajadora... amaba la política y el gobierno porque vio que con ellos se podía afectar la vida de la gente. Y él amaba a su gente por sobre todas las cosas”. Ambos, para beneficio de su nación, son la norma y no la excepción. Estos son los funcionarios de esa gran democracia: “The public servant”, o el servidor público como se les llama comúnmente en esa gran nación. No suenan a dignatarios de un imperio sino más bien a verdaderos representantes del pueblo elegidos por voto directo.
Y en nuestro medio ¿quién elige a nuestros “representantes”? Sabemos quién no los elige: El pueblo. Se escuchan comentarios sobre una reforma electoral, sin embargo, lo que se escucha es cosmético: concejos mixtos, pero no por voto directo sino por ecuación matemática de repartición partidaria, similar a la de la Asamblea, como si este fuera un modelo digno de emular; que se pondrá la foto del candidato a diputado en la papeleta. ¿Vamos a elegir según los estéticos atributos de los candidatos? Predicción: la cirugía plástica se pondrá muy de moda (inútil ejercicio a costillas del contribuyente). Es precisamente nuestra partidocracia, donde el funcionario se “reporta” a sus dirigentes y a sus intereses personales y no a aquellos que lo debieron de haber elegido, la que produce los periódicos excesos, abusos y escándalos en los gastos y las remuneraciones del bien público: las lujosas 4x4, las legiones de guardaespaldas, jueces que necesitan más de un carro, cupones de combustible suficientes para un airbus, dietas municipales. Todos, los tres poderes, las municipalidades, todos, padecen de estos males, no hay exclusividad. Se nos dice que la reciente adquisición de las 4x4 para directivos de la Asamblea se debe a que las que tienen son muy viejas, datan de 2005, pero al pueblo lo ensartan con buses de 20, 25 años, o mas. Y eso ¿está bien? Qué descaro: que son “para visitar cómodamente los remotos pueblos que visitan”. Contactamos gente desde Cara Sucia hasta Moncagua y nadie reporta haber visto un ovni de estos por esos lares. ¿Cuándo fue la última vez que enterramos un político con agradecimiento por su servicio público? ¿Con expresiones de admiración y respeto de ambos lados del espectro partidario? El único que se me viene a la mente es Schafik Hándal, guste o no guste; lo que es rutinario en Estados Unidos, esa gran democracia del norte, es una rareza en la nuestra.

Alguien comentaba, en broma claro, que QDDG significa, en el sepelio de un político nuestro: “Que del diablo goce”. ¡Vaya ocurrencias de nuestro pueblo! Un político de derecha decía recientemente que nuestro pueblo no está listo para el voto directo ¡arrogancia de arrogancias!; un político de izquierda nos exhortaba recientemente a no tenerle miedo al socialismo, le exhorto primero a no tenerle miedo al voto del pueblo. No a la partidocracia. ¡Long live the empire!

El imperio y el funcionario público

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