Juan A. Valiente.16 de Junio. Tomado de El Diario de Hoy.
EDUCO ha vuelto estas últimas semanas al tapete de discusión. Nos alegra que el MINED haya decidido solicitar apoyo a la Agencia para el Desarrollo Internacional (AID) de los Estados Unidos para encargar a expertos internacionales un estudio que iluminará, más allá de las ideologías, el curso de acción a tomar.
Las escuelas EDUCO están dirigidas por las Asociaciones Comunales por la Educación (ACE) integradas por miembros de cada comunidad. Estas asociaciones son responsables de la administración operativa y financiera del centro escolar. Los contratos con los docentes se hacen por un año y pueden ser renovados por las ACE a su discreción. El presupuesto es asignado de manera centralizada por el MINED.
A diferencia de las escuelas EDUCO, en las demás funcionan Consejos Directivos Escolares (CDE) presididos por los directores e integrados por docentes, alumnos y padres de familia. En este modelo de gestión, los docentes son contratados por el MINED y están incorporados a la Ley de Salarios, recibiendo beneficios adicionales como estabilidad laboral y bienestar magisterial.
El estudio plantea cinco opciones: seguir igual, modificar el esquema de contratación de docentes, agregar directores en dichas escuelas, crear un nuevo modelo con lo mejor de ambos o simplemente eliminar EDUCO.
Iliana Umansky y Emiliana Vegas en investigaciones realizadas para el Banco Mundial en 2005 encontraron que los docentes del sistema EDUCO tenían más educación, menos experiencia, trabajaban más horas, se ausentaban menos y ganaban menos. Asimismo, en cuanto al impacto en el aprendizaje, detectaron que de acuerdo con pruebas estandarizadas en tercer grado los alumnos mostraban mejores resultados sólo en lenguaje. En matemática no se detectó ningún impacto relevante. No ponderaron debidamente, por el énfasis del estudio, la contribución del modelo en el incremento de la cobertura, la reducción de la deserción y el mejoramiento en la rendición de cuentas.
Los gremios magisteriales en general continúan demandando su eliminación, en especial porque aducen incapacidad e ignorancia de las personas a cargo. También acusan que todo el esfuerzo por defender este modelo premiado a nivel internacional por el Banco Mundial es ideológico.
Aplaudimos la iniciativa del MINED por permitir que expertos educativos den insumos para la renovación del modelo de gestión escolar que mejor funcionaría en el país. Por los títulos de las opciones, es casi ineludible concluir que recomiendan aprovechar lo mejor de ambos modelos existentes: eliminar las ACE y los CDE para diseñar una nueva estructura administrativa. El nuevo modelo deberá tener altas normas de desempeño docente, un desarrollado liderazgo de los directores y una innegable injerencia y poder de la comunidad en su gobernabilidad. La comunidad debe tener mecanismos adecuados para exigir resultados.
Este nuevo modelo puede ser una alternativa interesante si además modificamos la ley de la carrera docente de forma que garanticemos estabilidad laboral y otras prestaciones a cambio de calidad educativa, compromiso y resultados. No debemos poner las demandas e intereses de un gremio por encima del derecho de los niños, jóvenes y de toda la sociedad a una educación de calidad. Como ya lo he dicho en otras ocasiones, ni EDUCO ni el régimen de la ley de salarios garantizan el buen desempeño docente, pero ir más allá de EDUCO en la misma dirección de la autonomía escolar ofrece mejores posibilidades de una auditoría social efectiva y del logro de una mejor calidad.
El Ministro de Educación tiene en sus manos el poder de construir una solución innovadora con el apoyo de las comunidades. Debe favorecer que la renovación del modelo de gestión escolar incorpore a los padres y madres de familia con todo su poder y capacidad. La relación laboral de los docentes con la escuela no puede ser excluida de la valoración que haga el pueblo al que dichos docentes sirven. Esperamos ahora más que antes que se tome debidamente en cuenta a la población en este diseño.
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