Gerardo Benítez Marroquín.04 de Junio. Tomado de Diario Co Latino.
Es inevitable ante un gobierno de izquierda, identificado como el gobierno del “cambio”, la generación de una ilimitada gama de expectativas desde nuestros particulares o comunes intereses, gustos, deseos y necesidades.
El concepto del “cambio” va mas allá de un lema de campaña del FMLN y Mauricio Funes; éste se conceptualiza y toma categoría a partir de la necesidad y clamor popular, bajo la situación asfixiante a la que nos sometieron los gobiernos anteriores. El programa pronunciado el 1 de junio 2009, es el instrumento referente más concreto de los cambios a operar por este gobierno.
La simple lógica nos revelaba que para cualquier gobierno, 2009 - 2014 sería un periodo muy complicado gobernar, sobre todo por la crisis económica internacional y la difícil situación financiera de las arcas del Estado. Para un gobierno de izquierda traería sus particulares complicaciones: La misma responsabilidad histórica del FMLN y expectativas de la población; una Asamblea Legislativa controlada por el bloque de partidos de derecha en oposición; Instituciones claves para la generación de cambios en nuestro país, como la Fiscalía General de la República y Corte de Cuentas, con muchos cuestionamientos.
A un año de gobierno de izquierda podemos hacer un análisis más realista: Para experimentar cambios profundos que impacten a las grandes mayorías de este país, un año no es significativo, 5 años es poco, apenas sería un tiempo para un buen comienzo. Y no es asunto de instaurar el Socialismo, como el fantasma al que recurre la derecha; se trata de cambiar situaciones urgentes de marginación a las que el sistema neoliberal vorazmente nos ha sometido.
El pueblo es consecuente con su gobierno, las encuestas de opinión lo revelan. No exige más allá de las posibilidades reales, reconoce el esfuerzo, y mantiene viva su esperanza por el cambio en manos de la izquierda.
La derecha urge en ocultar la desgracia en la que dejó al país, exigiendo en un año lo que no pudo y no tuvo voluntad de hacer en muchas décadas, mas el pueblo reconoce:
1. Este gobierno supo capitanear hasta hoy, el barco en medio de la tempestuosa crisis económica internacional y la crítica situación financiera en que recibió las arcas del Estado, así como la efectiva estrategia ante una aritmética legislativa en ventaja para el bloque de partidos de derecha.
2. Se están desarrollando programas importantes en el marco del Plan Anticrisis: Donación de paquetes escolares, construcción de viviendas, eliminación de cuotas voluntarias en hospitales, entrega de títulos de propiedad a familias más pobres, programas dirigidos a la tercera edad, la gestión de fondos para obras sociales importantes que se ejecutarán en los próximos meses, y en los últimos días se han dado hechos que muestran claramente la decisión de combatir la corrupción: Caso Ministerio de Obras Públicas y Ministerio de Salud.
3. El FMLN y Mauricio Funes han sabido administrar de manera transparente y pública sus diferencias, respetando sus posiciones y roles: Uno como Presidente y el otro como Partido. Este elemento es novedoso y la población sabiamente lo pondera como un logro positivo, de madurez política y un cambio en cómo hacer gobierno. Por supuesto que para la derecha es un fracaso en sus pretensiones de romper el bloque FMLN – Funes.
4. Se han respetado los puestos de trabajo del personal que labora desde las administraciones anteriores en las instituciones del ejecutivo, independientemente de su afiliación partidaria. Este es un principio genuino del gobierno del cambio y por lo tanto un logro a capitalizar para una nueva y positiva cultura política.
5. Con las limitantes del caso, se reconoce el esfuerzo de la PNC en el combate a la delincuencia. No olvidar que esta labor no es exclusiva del ejecutivo.
6. Se cuenta con un Plan quinquenal, guía del que hacer en este periodo de gobierno.
SEIS PUNTOS OBLIGADOS PARA EL GOBIERNO DEL CAMBIO
1. Alcanzar mayores resultados en solución a los problemas más sentidos por las mayorías. Implica priorizar en: programas para reducir el costo de la vida; generar empleo; mejorar la atención en salud y la educación; bajar la actividad delincuencial, crimen organizado y violencia en general; poner un alto al deterioro del medioambiente.
2. Gestión transparente y combate frontal a la corrupción. Paul Volcker, siendo presidente del Comité Investigador Independiente de las actividades del Programa de las Naciones Unidas “Petróleo por Alimentos”, en foro realizado en Singapur, dijo que “Una mejor gestión pública y la aplicación de medidas contra la corrupción deben ser componentes de toda estrategia de lucha contra la pobreza”. Debe caer el pez gordo como un precedente.
3. Hacer funcional y efectivas las instituciones del gobierno y optimizar los recursos. El ciudadano usuario de los diferentes servicios debe experimentar un cambio notable en atención. Esto pasa por disponibilidad de recursos, medidas organizativas, pero sobre todo por un cambio de actitud, sensibilidad y mística de servicio en los empleados públicos a todo nivel.
4. Apoyar y facilitar la organización social y la participación ciudadana por el cambio. Ningún proyecto político democrático y revolucionario tiene viabilidad, sin el respaldo y acompañamiento social. No se puede promover y defender los intereses populares sin la participación organizada del pueblo y si sus dirigentes no están a la par y de la mano con los que sufren, dijo Monseñor Romero.
Difícil será entender y atender la problemática por la que atraviesa la juventud de este país, sin tratar con ellos y ponerse en sus zapatos de marginación a la que están sometidos.
5. Gestión y autogestión integral de recursos, en función del programa de cambios. Deben activarse posibilidades internas y propias, pero además hay que acudir a la experiencia y relaciones históricas del FMLN sin miedo, así como a los espacios propios del Presidente Funes, en concreción de un plan integral de gestión de recursos.
6. Mantener el bloque Mauricio Funes - FMLN. El compromiso fue asumido en conjunto y el pueblo depositó la confianza en ambos. Es irrenunciable la responsabilidad compartida por cumplir las promesas. Para atrás ni para tomar impulso.
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