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2010/01/06

EDH-¿Salud salvadoreña con un futuro incierto?

Escrito por Rodolfo Chang Peña.06 de Enero.Tomado de El Diario de Hoy.

Casi a seis meses del inicio del nuevo gobierno la delincuencia e inseguridad pública siguen igual o peor y el cacareado incremento de los empleos está resultando al revés, y por si esto fuera poco, funcionarios sin más praxis y prosapia que sus corazonadas, están embarcados en reformas poco transparentes, con una planeación en la penumbra y con decisiones inconsultas, se han hecho hasta cambios sin la previa divulgación.
Estos antecedentes fundamentan la preocupación de lo que pudiera suceder en el área de la salud. ¿Continuará el doble discurso de algunos políticos de tener posiciones diferentes, la del funcionario y la del ciudadano? ¿Se tomarán decisiones en salud, que después desautorizará el presidente Funes?

En relación a la modernización y transformación del sector salud salvadoreño, existen varias formas de realizarla con sus variantes y matices; sin embargo, en honor al espacio me quedo con las siguientes situaciones que pudieran ocurrir en los próximos meses o años, a saber: (1) No hacer nada como en el pasado, en esas épocas hispánicas la sociedad cuajada de escapularios a lo sumo permitía la fundación de casas de la misericordia y eventualmente algunas residencias opulentas aceptaban atender mendigos y enfermos en los traspatios. (2) Crecer y modernizarse a expensas de la Seguridad Social como ocurrió en Francia, corriente propia de países organizados, industrializados y con una población con un alto nivel educativo. Una solución de esta naturaleza en El Salvador es incosteable; finalmente (3) Reorganizar lo que se tiene, sacarle el máximo provecho a los escasos recursos disponibles, con mentalidad de incrementar la cobertura a toda costa con la mínima inversión de dinero. Lo que significa elaborar un plan maestro a desarrollar en quince o veinte años --algunos países han necesitado mucho más tiempo--, por etapas graduales y progresivas.

Con los pies sobre la tierra y según la intensidad y dirección con que soplan los vientos, El Salvador no tiene otra salida que la tercera opción, toda vez que utilice como eje prioritario la medicina preventiva y la educación sanitaria. En pocas líneas, lo medular de esta vía de reforma es fortalecer la APS (Atención Primaria de la Salud) en su concepto integral, talvez tres o cuatro veces lo que se hace en la actualidad, articular con enfoque de sistemas las instituciones más importantes del sector, conservando su identidad institucional, redistribuir las funciones sanitarias entre las anteriores con visión de país y hacer uso masivo de las economías a escala.

Para potenciar esta línea de acción es indispensable una reingeniería intersectorial que trabaje en equipo y en la misma dirección que salud, porque en caso contrario el mejor sistema sanitario del mundo podría desmoronarse y fracasar. En El Salvador desafortunadamente habría que comenzar casi a partir de cero, porque además de la irresponsabilidad individual en el autocuidado, existe una extensa y arraigada cultura de desobediencia a las leyes y a cualquier normativa. Por ejemplo, es prácticamente imposible modificar la costumbre de la gente de lanzar basura al suelo, en la calle, ríos, puentes, quebradas, lagos y lagunas. Pese a los riesgos altos de contraer el virus del VIHSida y otras infecciones (sífilis, blenorragia, clamydiasis, etc.) la clientela de los travestis y señoritas "perdidas", que se encuentran en todas partes, no parece disminuir.

Si todos los demás sectores no se desempeñan al mismo ritmo de salud, no tendría sentido una modernización que se acompaña de porcentajes sustantivos de personas sin empleo, que conviven amontonados hasta con animales en microcasas, sin acceso al agua potable, sin posibilidades de alimentarse adecuadamente y sin adquirir una educación aceptable. Situación que a la postre solamente conduce al pandillerismo, embarazos en adolescentes, comercio informal callejero y éxodo hacia el norte.

Sería tan absurdo como contar con grandes elefantes blancos dotados de todas las facilidades para realizar cirugía cardiovascular y trasplantes y carecer al mismo tiempo de centros de menor complejidad para operar hernias, várices, vesículas biliares y hemorroides. No basta entonces operar un paciente de una lesión abdominal para luego mandarlo a la calle para que lo apuñalen de nuevo, se trata de brindarle también un nivel razonable de seguridad pública. Por lo general esta situación no la entienden los políticos, quienes habitualmente se decantan por "obras visibles" e imediatistas.

Para estar en consonancia con el todo del cual forma parte, el Instituto Salvadoreño del Seguro Social tendría también que modernizarse y de ser posible, dejar a un lado la ortodoxia doctrinaria y reinventar paquetes de protección individuales o familiares con atractivas y novedosas formas de pago, con la idea de flexibilizar su extensión a nuevos colectivos actualmente desprotegidos. Además, convencerse que el reto es elevar la calidad de la atención al cliente y ampliar significativamente la cobertura. Si el ISSS no puede con las responsabilidades actuales, menos podrá con otras funciones que se le asignen en caso de una reforma al corto plazo.

elsalvador.com :.: ¿Salud salvadoreña con un futuro incierto?

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