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2010/01/18

Contra Punto-Violencia, Paz y conflicto: Caminos entrelazados

Escrito por Oscar A. Fernández O. 17 de Enero.Tomado de Contra Punto.

A la memoria de mis compatriotas asesinados por la intolerancia y la exclusión.

SAN SALVADOR-A través de la historia, los conceptos violencia, paz y conflicto, han estado íntimamente entrelazados. Y es que se requiere una visión de la paz plena, presente y en positivo, así  La paz significa algo más que la ausencia de guerra y de conflicto; es un concepto dinámico que debe considerarse en términos positivos: la presencia de la justicia social y la armonía, la posibilidad de que los seres humanos realicen plenamente sus posibilidades y gocen del derecho a una supervivencia digna y sostenible (UNESCO, 1994, 4).
Más aún, se requiere un modelo holístico de la paz, una "paz integral", una paz democratizada, de manera que podamos vivir la paz como un concepto, una meta y un proceso activo, dinámico, creativo, con repercusiones directas en nuestra vida cotidiana. Democratizar en definitiva este derecho fundamental (Jares, 1991, 7).
El conflicto es inherente a la paz. Una política y práctica educativa explícita de "paz conflictual" es por ende esencial para contrarrestar nuestra heredad bélica. El que las partes en un conflicto - sea éste de naturaleza política, cultural, económica, social o interpersonal - puedan "sentarse a la misma mesa", requiere la creación de relaciones de confianza y de procesos de mediación, consenso y reconciliación. Estos procesos parten de la premisa de que la manera más eficaz para resolver los conflictos entre "enemigos", "adversarios" o "antagonistas", es promover su cooperación para el logro de una meta de mutuo beneficio. También se fundamenta en el propiciar las posibilidades de poder que radican en el pueblo (Ortega Pinto, 1996; Padilla, 1996; UNESCO, 1994, 1995)
Algunos teóricos hacen distinciones entre "establecer", "mantener" y "consolidar" la paz, y "prevenir" el conflicto. La ONU, por ejemplo, cuenta con organismos especializados en dichos ámbitos, y matiza las diferencias en términos de fines y estrategias. Consideran el "establecimiento de la paz" necesario para "poner término" a los conflictos. Una vez lograda la paz, orientan sus esfuerzos al "mantenimiento de la paz". Mediante la "consolidación de la paz"  se proponen fortalecer y afianzarla, con miras a evitar que se reanuden los conflictos. Abordan la "diplomacia preventiva", con la finalidad de anticipar los conflictos y solucionarlos - antes de que irrumpa la violencia (UNESCO, 1994), sobretodo hoy que los Estados Unidos desarrollan una modalidad de guerra aviesa y traicionera, llamada “guerra preventiva”
Esto es lo que trató de hacerse en El Salvador, con ONUSAL, pero que al final fue boicoteado por los poderes ultraderechistas de facto, que a toda costa trataron de bloquear la legalización de la hasta en ese momento, guerrilla salvadoreña. En su afán conspirativo contra la paz y la democracia, convirtieron los Acuerdos de Paz en un trámite burocrático necesario, obligados por la presión internacional. El hoy apodado Presidente de la Paz (Cristiani) se rehusó hasta último momento a firmar los Acuerdos de Chapultepec. Tras bambalinas se dijo que fue obligado por  quienes lo habían apoyado, el gobierno de los Estados Unidos y la CIA.
La forma más idónea de aproximarse a los conflictos en todo contexto, sin embargo, no es mediante vías y fuerzas bélicas - sino a través de su resolución constructiva y creativa. Aproximación por los bordes de la conflictividad que no destruye, sino que problematiza y desafía. Acercamiento que recalca lo que no es, ni debe convertirse jamás, la resolución de conflictos: Una receta de paz a cualquier precio, en la cual los poderosos "establecen la paz" sobre los "sin-poder"; o un acto de coerción para "mantener la paz" (Bejerano, 1995; Prutzman, 1990).
Deberemos acercarnos al conflicto como parte natural de nuestra vida. Como algo inevitable que dice presente y ocupa de manera constante todo nivel de nuestra cotidianidad - personal, interpersonal, intra-grupal o internacional. Será necesario pues re-crear nuestras controversias - asumiendo la paz y el conflicto - no como opuestos, sino complementarios. Será necesario además, no enmarcar los conflictos en un esquema polarizado - propio de una batalla a ganar o perder - sino en una problemática solucionable a ser resuelta con apertura y equidad a los sentimientos, temores e intereses de todas las partes (Fisas, 1987; Johnson, 1995)
Al educar para la "paz conflictual", se hace igualmente necesario, descifrar el laberíntico trenzado entre los conceptos violencia, conflicto y paz - y marcar los hitos de su evolución. Es en esta teorización acumulada, que subyacen las huellas del amplio y diverso legado de la "Educación para la Paz". Y es a partir de esta teorización, que han emanado variados matices y múltiples veredas educativas.
Las huellas de quienes nos antecedieron son imprescindibles para apre(he)nder nuestros legados. Pues como acertadamente expresa en su canto la admirable voz de Mercedes Sosa (QEPD): Cada paso anterior deja una huella... que lejos de borrarse se incorpora. Dichas huellas indican que las diversas concepciones religiosas y seculares de la paz son tan viejas como la propia institución de la guerra (Hutchinson, 1986, 1996)
Desafortunadamente, este amplio legado ha estado verdaderamente relegado. Este ocultamiento, no debería sorprendernos, pues como afirma el educador por la paz francés, Paul Lederach: La historia siempre se escribe desde la perspectiva de los guerreros, los ricos, los reyes y poderosos, o sea, todo lo que no ha sido, ni ha representado el pacifismo y la no violencia (1986, 68).
A la Educación para la Paz se le ha denominado desde sus orígenes de innumerables formas y maneras. Podemos develar su historia, a través del bagaje de los variados matices, énfasis, concepciones y prácticas que estos apelativos encierran. Historia que confirma que no ha sido ni es un lujo, una moda pedagógica pasajera, o una invención teórica recién acuñada. Historia cuyo saldo ha sido considerarla como necesario "derecho-deber" del educador y del educando (Visalberghi, 1984).

Violencia, Paz y conflicto: Caminos entrelazados

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