Establecer las prioridades servirá como metodología medible de un buen gobierno.
Editorial. 08 de Enero. Tomado de Contra Punto.
SAN SALVADOR – Concluido el primer semestre del gobierno de izquierda, presidido por Mauricio Funes, resaltan ahora con gran vigor las prioridades nacionales.
En primer lugar, y con gran énfasis, se trata de comenzar a vencer la alta criminalidad que sufre el país y que nos coloca como el más violento de Latinoamérica y uno de los más violentos y peligrosos del mundo.
Tenemos una tasa de homicidios de 76 por cada 100.000 habitantes, es decir, más de siete veces lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera epidemia. Insistimos, que pese a lo que se divulga sobre la guerra de los narcos en México, en este país norteño la tasa de homicidios es de 7 por cada 100.000 habitantes; no llega a ser epidemia.
Salvar la vida de la gente, garantizarla, es y debe ser la máxima prioridad del gobierno.
En otro sentido, el gobierno debe hacer todo lo posible para establecer las condiciones que permitan generar empleo, que le permita a la gente, en su mayoría, mejorar sus condiciones de vida. Será el empleo el que, de raíz, podrá contribuir a resolver la reducción de la violencia, de la pobreza y de la exclusión.
La tercera prioridad está referida a la democratización nacional, que tiene que ver con el fortalecimiento de las instituciones y en garantizar los debates y las concertaciones sociales y políticas que le permitan por primera vez a la sociedad salvadoreña participar en la planificación y ejecución de los destinos nacionales.
No se debería ambicionar mucho, aunque las necesidades son inmensas e históricamente rezagadas, pero establecer las prioridades servirá como metodología medible de un buen gobierno.
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