LPG-Hacia una reforma electoral y política de fondo

 El tiempo es adecuado para emprender ya esta tarea, pues quedan algunos meses disponibles antes de que la campaña electoral de 2012 se desate, con la intensidad que es esperable, dadas las circunstancias.

Escrito por Editorial.19 de Agosto.Tomado de La Prensa Gráfica. 

 

Es evidente que la dinámica política del país se ha acelerado de resultas del ejercicio de alternancia que se produjo en 2009. Y esto va generando una serie de efectos en cadena, no todos congruentes ni todos convenientes, pero sí en una línea que como tal apunta hacia el avance por la ruta de la democratización. Y no es cosa de simplismos, como decir que este Gobierno es mejor que los anteriores, lo cual desde luego entra en el ámbito de las legítimas opiniones personales, de grupo o de sector: es más bien cosa de reconocer que alternar democráticamente viene a ser, por la propia naturaleza del fenómeno, una función ventiladora y depuradora, aunque los resultados específicos dependan de cómo se vayan dando las cosas en el campo de lo real.

En estos momentos, y como efecto colateral positivo de la sentencia de la Sala de lo Constitucional sobre el tema concreto de las llamadas “candidaturas independientes”, se ha acelerado el impulso hacia lo que podría llegar a ser una reforma política y electoral de fondo, que tanto se está necesitando desde hace ya bastante tiempo.

El partido ARENA, ahora en la oposición, acaba de lanzar públicamente una propuesta para emprender esa “profunda” reforma, que contendría puntos que hasta hace muy poco eran prácticamente tabúes, como el sistema de distritos electorales, el voto en el exterior y una efectiva ley de partidos políticos. ¿Qué es lo que ha cambiado? La ubicación circunstancial de cada quien en el tablero político, pues no es lo mismo ver las cosas desde el Gobierno que desde la oposición; y por eso la alternancia es educadora, pues hace que haya un constante intercambio de posiciones y por ende de actitudes y de formas de enfocar las cosas. Hemos dicho tantas veces, por eso, que en la democracia lo natural es la alternancia, no la permanencia.

Hacer que el proceso avance

Hasta la fecha, hasta reformas que son más bien de facilitación funcional, como el voto residencial generalizado, se han visto sistemáticamente dilatadas sin justificaciones serias. Es hora de romper ese círculo vicioso de estar diz que analizando las cosas para que nunca ocurran, en función de abrirle nuevas vías de modernización al ejercicio democrático. Esto ya no se puede detener con las excusas y los pretextos tradicionales: hay que dejar que la dinámica democratizadora fluya, y que encuentre los impulsos consensuados que le son indispensables.

Una buena ley de partidos políticos es uno de los requisitos básicos para que la reforma tome cuerpo en los hechos. La cuestión es tan vital para el sistema en su conjunto que las fuerzas deben asumir el reto con plena responsabilidad histórica, y no con el propósito de defender posiciones o asegurar cuotas de poder electoral de cualquier índole. El tiempo es adecuado para emprender ya esta tarea, pues quedan algunos meses disponibles antes de que la campaña electoral de 2012 se desate, con la intensidad que es esperable, dadas las circunstancias.

Si todo esto se lograra, habría sin duda un escenario político mucho más estimulante y confiable que el que hemos tenido hasta la fecha, y eso contribuiría a sanear la atmósfera nacional, tan contaminada por sospechas, recelos y desconfianzas. Hay que aprovechar la coyuntura, y no dejar que se desactive, como tantas veces sucede en el ambiente, donde luego de que se produce alguna detonación de alarma o de ansiedad todo vuelve a la indiferencia y a la modorra. Las cosas ya no están para seguir cayendo en esas zonas muertas.

Hacia una reforma electoral y política de fondo