El flujo comercial entre ambas naciones es cotidiano entre los pueblos fronterizos que tienen formas muy similares de vida.
Escrito por Jaime Ulises Marinero/Saúl Barrera. 16 de Junio. Tomado de La Página.
El domingo 28 de junio en Honduras se vivía un golpe de Estado. En los municipios hondureños fronterizos con El Salvador en el cordón de Cabañas, nada pasaba. Ese día cientos de hondureños, como todos los domingos, cruzaron el puente La Integración sobre el río Lempa con rumbo a los municipios salvadoreños.
Cruzar el puente es algo cotidiano. Filas de hondureños viajan a El Salvador con la intención de ofrecer sus productos, especialmente granos básicos. De regreso a Honduras se llevan productos salvadoreños y algunos dólares.
El puente La Integración fue terminado en abril del año pasado e inaugurado hasta en julio. Fue construido con ayuda de la Unión Europea. Antes de construirse había un puente colgante. El actual puente
Desde siempre hondureños han viajado a los municipios salvadoreños y viceversa. Los lazos culturales se han entremezclados. Salvadoreños casados con hondureñas y viceversa. En los caseríos cercanos igual se compra con lempiras que con dólares.
Tras el golpe de Estado en Honduras las fronteras se cerraron por algunos días, pero el puente La Integración permaneció abierto y caballos cargados con mercadería pasaban de un lado hacia otro. Incluso hasta vehículos cuatro por cuatro. Del lado de El Salvador hay acceso para vehículos, pero dos kilómetros más adelante, en territorio catracho, el camino se acaba y hay que continuarlo a pie o en bestias.
“Si sabíamos del golpe de Estado, pero eso no impidió que el intercambio comercial con El Salvador se mantuviera normal, incluso se incrementó más, porque muchos productos dejaron de abastecerse en nuestros municipios, dice el concejal del municipio hondureño La Virtud, Arnulfo Rodríguez.
Pasado el bloqueo de las fronteras oficiales, las cámaras de comercio informaron sobre pérdidas de millones de dólares. Contrario a ello, comerciantes de los mercados d Sensuntepeque y Victoria vieron incrementadas sus ventas porque creció el flujo de hondureños.
“Para nosotros no hubo bloqueo. Siempre hubo paso libre. El comercio se incrementó y eso benefició tanto a hondureños como salvadoreños afirma el concejal José María Argueta, del municipio de Virginia, Honduras.
Tan amplio es el flujo comercial en la zona que en septiembre del año pasado las autoridades de El Salvador y Honduras sostuvieron una reunión sobre el puente La Integración para consensuar acuerdos que faciliten a los pobladores vecinos de ambos países su libre circulación y comercialización de productos a menor escala.
En la reunión participaron por la parte salvadoreña el diputado Carlos Armando Reyes; los alcaldes, Jesús Edgar Bonilla y Juan Antonio Ramos, de Sensuntepeque y Victoria.
Por la parte hondureña acudieron los alcaldes Arnulfo Rodríguez, La Virtud; José María Argueta, Virginia; y Napoleón Peralta, Mapulaca.
En la conversación también participaron pequeños comerciantes de ambos extremos de la frontera, interesados en formalizar medidas que garanticen el libre comercio en la zona.
Se plantearon temas como transporte público, comercialización de ganado bovino, porcino y sus derivados, productos agrícolas, textiles, aceites, combustibles, entre otros.
Los alcaldes y comerciantes hondureños plantearon enumerar una lista de productos comercializables y hasta qué determinada cantidad puede transportarse hacia territorio salvadoreño, sin caer en el delito de contrabando.
“Algunos compatriotas han sido detenidos por llevar mínimas cantidades de mercadería, pues en territorio salvadoreño han sido acusados de contrabando, y eso es lo que se desea evitar para que tanto las autoridades salvadoreñas y hondureñas sean flexibles en estos casos. El puente se hizo para integrarnos y no para generar conflictos”, dijo el alcalde de La Virtud, Arnulfo Rodríguez.
El diputado Carlos Reyes calificó de injustas esas acciones por parte de algunas autoridades, que tienen otro concepto no apegado a la realidad de familias de ambos lados de la frontera, que comparten la misma forma de vida, tradiciones, costumbres y beneficio social en común.
Autoridades de ambos países coinciden en la necesidad de crear una aduana que permita formalizar las relaciones comerciales, aunque obviamente eso significará algunas desventajas para los pobladores, como el hecho de pagar impuestos y ya no poder trasladar algunos insumos, como los tambos de gas.Adán Amaya, dueño de una gasolinera y presidente de una asociación de comerciantes de Mapulaca, Honduras, dijo que en Mapulaca se ha experimentado un incremento en los negocios y en su propia gasolinera, por lo cual consideró que lo más oportuno sería formalizar aduanas para que los pobladores de ambas naciones no se vean envueltos en ilegalidades.
Al respecto el alcalde Victoria, El Salvador, Juan Antonio Ramos, señaló que la aduana es una necesidad que entra a la competencia de los gobiernos centrales de ambos países.
Igualmente el alcalde de Sensuntepeque Jesús Edgar Bonilla, dejó claro que debe existir una aduana, porque en la actualidad no hay mecanismos que garanticen que algunos rubros como la carne de ganado entre o salga por el puente La Integración.
Mientras tanto, el flujo comercial entre ambas nacionales sigue normal, como siempre. Sin importar si hay problemas como la emergencia generada por la tormenta Ida... o un golpe de Estado.
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