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2010/06/25

EDH-Hay que elevar el valor de la profesión docente

 Helga Cuéllar-Marchelli.25 de Junio. Tomado de El Diario de Hoy.

Esta semana me encontré a don Santiago, un maestro jubilado que sigue activo en la profesión, con quien disfruto conversar sobre temas educativos de actualidad. En ocasión de la celebración del día del maestro, nuestra plática giró en torno a la necesidad de elevar el valor de la profesión docente para producir educación de calidad. Ambos coincidimos en que contar con buenos maestros es uno de los atributos más importantes de las escuelas; y, por ende, cualquier iniciativa encaminada a mejorar la educación debe buscar el avance en la profesionalización de la carrera docente.

"La profesionalización de la docencia es posible a partir de la nivelación de los salarios de los maestros de acuerdo con el costo de la vida y el mejoramiento de nuestras condiciones de trabajo", me dijo don Santiago. Ante esta afirmación yo le respondí que desde mi punto de vista, buscar la excelencia en el ejercicio de la docencia debería ir mucho más allá de ajustes salariales y otro tipo de compensaciones laborales.

Si la misión de la escuela es lograr que los estudiantes desarrollen su potencial para desenvolverse con éxito en la sociedad y en el mundo laboral, me atrevo a afirmar que entre las principales causas de insatisfacción de los maestros se encuentran varios factores que les impiden dedicarse plenamente a la enseñanza.

En el caso de El Salvador, a muchos maestros del sector público les afecta la inseguridad y la violencia que rodea a sus escuelas, la falta de libros de texto y material didáctico, la ausencia de asesoría pedagógica oportuna y la asignación de tareas administrativas que no les corresponden y limitan el tiempo del que disponen para preparar clases o atender a los estudiantes. La poca comprensión de los desafíos que enfrentan los maestros para desempeñar su labor, les hace sentir que su trabajo no se valora lo suficiente. Difícilmente se puede atraer o retener a los mejores maestros, si las condiciones para ejercer y desarrollar esta profesión no son atractivas.

Luego de escuchar mi posición, don Santiago hizo hincapié en el importante papel que desempeñan los gremios docentes en velar por los intereses de sus afiliados. Yo agregue que, en el contexto de la transición democrática, es además positivo que el Ministerio de Educación (MINED) haya decidido abrir la mesa permanente de diálogo y concertación con las organizaciones de maestros. En la medida en que este espacio sea plural y respetuoso de las diferentes visiones de sus participantes, su existencia es vital para aumentar el valor de la profesión docente y encontrar así, de manera conjunta, respuestas creativas a los retos que ésta enfrenta en el cumplimiento de su misión.

Además, los gremios magisteriales deben ser cada vez más conscientes acerca de la influencia que pueden ejercer en la efectividad de las escuelas. Aunque sus reclamos por salarios más altos y una mayor estabilidad laboral son comprensibles, éstos son insuficientes para elevar la calidad de la educación. El magisterio debe buscar una mayor valorización de la docencia exigiendo y proponiendo soluciones técnicas para mejorar otros aspectos, como por ejemplo: la formación inicial y en servicio de los maestros, la seguridad de las escuelas, la práctica pedagógica, y los mecanismos para evaluar, incentivar o sancionar el desempeño docente. Sin duda alguna, elevar el profesionalismo de los docentes también implica que las gremiales tengan un mayor control colectivo de las decisiones técnicas que definen su actividad laboral.

"Usted ya me dio un tema del que puedo hablar en la próxima reunión de la gremial", me dijo don Santiago; y con una sonrisa compartida terminamos la conversación. Me pregunto qué pensaran otros maestros acerca de estas ideas.

elsalvador.com :.: Hay que elevar el valor de la profesión docente

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