Escrito por Carlos A. Rosales.12 de Marzo. Tomado de La Prensa Grafica.
Es fácil saber cuando a uno le han “pinchado” una llamada telefónica. En algunos casos, se escucha un eco en la llamada; en otros, se oyen unos “clicks” en la línea. En los casos más torpes, hasta se oye gente hablando en el fondo. Todo depende de qué tan sofisticados sean los aparatos utilizados para las escuchas telefónicas.
Por muchos años, el espionaje telefónico ha sido un tema tabú aquí en El Salvador. Pero de que ha habido, ha habido. El famoso episodio del B-9 lo demostró hace unos años. Las escuchas telefónicas se han dado por parte de varios actores, incluyendo estructuras “paralelas”, sin ningún tipo de control, y manejada por gente inescrupulosa al servicio de intereses obscuros, y al margen de la ley.
El presidente Mauricio Funes tiene sobre su escritorio la ley especial para la intervención de las comunicaciones, finalmente aprobada por la Asamblea Legislativa, después de varios meses de enconados debates. Dicha ley permitirá por primera vez las escuchas telefónicas en El Salvador.
Pero dicha ley contempla también penas de 5 hasta 10 años de cárcel para quienes hagan espionaje telefónico ilegal. Con una buena dosis de voluntad política, el presidente Funes podría terminar con la mala maña de espiar.
Siempre ha sido un secreto a voces que hay varias personas que creen ser una mezcla de James Bond y Rambo, que sin ser muy inteligentes, realizan tareas de “inteligencia”. Entre las víctimas de estos personajes ha habido empresarios, periodistas, propietarios de medios de comunicación, figuras políticas, intelectuales y funcionarios públicos.
También se ha escuchado que recientemente un par de gobiernos han afincado en nuestro país sendos andamiajes destinados a labores de inteligencia –incluyendo el espionaje telefónico– en apoyo a un partido político. Aún no se sabe si hay evidencias de esto, pero para los regímenes de ambos países, el espionaje es casi un deporte.
El espionaje es la práctica y el conjunto de técnicas asociadas a la obtención de información confidencial. Históricamente, las técnicas comunes del espionaje han sido la infiltración, el soborno y el chantaje. La utilización del espionaje en política viene desde los griegos y los romanos. Sun-Tzu y Maquiavelo le dedicaron suficientes páginas al tema.
Los avances tecnológicos ahora permiten obtener información objetiva como fotografías y conversaciones sin necesidad de intervención humana. Actualmente, existe una floreciente industria destinada a facilitar sofisticados medios tecnológicos, como satélites espía y micro cámaras, para el espionaje y para la protección de la información.
El libro “Killing Pablo”, escrito por el periodista Mark Bowden y publicado en 2002, ilustra cómo el buen uso de la inteligencia y de sofisticadas técnicas de triangulación electrónica fueron claves para infiltrar y desbaratar las no menos sofisticadas técnicas de comunicación y seguridad del extinto capo de la droga colombiana, Pablo Escobar.
Hay un creciente género de literatura que está documentando el trabajo de las agencias de inteligencia más afamadas del planeta, como el Shin Bet, la Mosad, la CIA, el MI-5 y el MI-6; y de organizaciones terroristas como la ETA, las FARC, Hamas, Al Qaeda y Hezbollah.
Las escuchas telefónicas son una herramienta de investigación e inteligencia, que bien utilizada puede ser un parte aguas en la lucha contra el crimen organizado y la delincuencia. Históricamente, el espionaje y la inteligencia han sido además parte de los poderosos arsenales destinados a salvaguardar la seguridad y soberanía de las naciones.
Las escuchas telefónicas no pueden, ni deben, seguir siendo juguete de nadie.
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