Editorial. 30 de Marzo. Tomado de Diario Co Latino.
El partido de oposición, ARENA, representado por 19 diputados en la Asamblea Legislativa, manifestó el miércoles de la semana pasada “indignación” y reclamó no haber sido informado “lo suficiente”, para apoyar las reformas a la Ley del Registro Nacional de la Persona Natural (RNPN), que regresa el poder al Ejecutivo, que le fue quitado en mayo del año pasado, para elegir al Presidente de dicha institución.
El partido ARENA olvidó la noche de ese miércoles las muchas veces en que, en legislaturas anteriores, la derecha legislativa ha tomado decisiones de último momento que han afectado a la población salvadoreña. La bancada arenera olvidó, por ejemplo, la madrugada en que se aprobó el Tratado de Libre Comercio (TLC), aprovechándose de la matemática legislativa, que le aseguraba los votos necesarios. Sin haber consultado, evidentemente, a todos los partidos políticos representados en el Pleno.
Con la aprobación de las reformas a la ley del RNPN, el Presidente de la República, Mauricio Funes, será el encargado de seleccionar al máximo dirigente del Registrador Nacional, que saldrá de una terna propuesta por el partido que obtuvo mayor cantidad de votos, en las elecciones legislativas pasadas. Es decir, el FMLN. Una situación tal y como la vivieron los distintos gobiernos anteriores.
Es allí donde ARENA se disgusta y califica de “oscura” la medida. Y es allí cuando surgen los reclamos al partido de oposición, para que recupere la memoria. Para que no olvide, además, que haberle quitado la facultad al Presidente Funes de elegir al Registrador, el 15 de mayo del año pasado, fue una medida de último momento, luego del triunfo de la izquierda.
ARENA olvida también todas aquellas reformas y leyes que llevaron al país a un estado de crisis, como es el caso de la dolarización. La aprobación de una supuesta ley con fin “bimonetario”, fue el secreto mejor guardado por los areneros, el PCN y PDC. En esa ocasión, se aprobó en los últimos días del año 2000, la decisión drástica, y sin consultas previas, de cambiar la vida y la cultura de los salvadoreños.
De este modo, pues, el partido de oposición juega a indignarse y reclama situaciones que, según ellos, van en contra de la democracia, pero que, obviamente, eso no es cierto, más bien, es una reacción caprichosa y producto de su imposibilidad de incidir en el primer órgano del estado.
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