El factor más desconcertante de la realidad salvadoreña actual, con el “gobierno del cambio”, es la falta de seguridad pública, pues esta es tarea que en el momento presente ha quedado fuera de control.
Escrito por César Enrique Aguilar Valladares. 27 de Marzo. Tomado de La Prensa Grafica.
Esto lo digo por lo que se observa: el gobierno y las instituciones supuestamente garantes en dar un clima de tranquilidad a la población salvadoreña, como el Ministerio de Seguridad Publica y la Policía Nacional Civil, no han podido trazar una estrategia eficaz para bajar los altos índices de criminalidad nunca vistos en la historia de El Salvador.
Tan concreta es esta realidad que hoy vemos situado a nuestro querido país, El Salvador, en el deshonroso lugar numero 1 como el más violento de Latinoamérica.
Está a la vista cómo la ciudadanía se encuentra a merced de los malhechores que transitan con impunidad y tranquilidad a lo largo del territorio nacional. Así roban, asesinan y dejan luto cada día que pasa a las familias salvadoreñas.
Las pruebas más recientes de lo que aquí afirmo las vemos publicadas magistralmente por LA PRENSA GRÁFICA. Me refiero a la secuencia que captó uno de sus fotoperiodistas con su cámara, en los últimos segundos de la vida de Carlos Francisco Garay, joven estudiante con un futuro prometedor, a manos del delincuente juvenil Jonathan D., hecho que ha conmovido a la sociedad salvadoreña.
Muchos otros casos no son captados por una cámara y pasan a la impunidad sin identificarse al criminal. Estoy seguro de que los salvadoreños decentes acompañamos a LA PRENSA GRÁFICA, si la jueza que ha intervenido en este caso con pobre criterio legalista ordena una investigación contra este medio de comunicación, que lo que ha hecho es cumplir su misión periodística.
Por el momento todo apunta a que las instituciones mencionadas no están lo suficientemente capacitadas y preparadas con planes antidelincuenciales, para cumplir eficientemente sus funciones.
Ya se ha dicho que por venganzas políticas y rencillas personales fue dejado a un lado a personal policial profesional con experiencia comprobada en tareas antidelincuenciales, que quiérase o no hicieron mejor papel que en el presente.
La alta cifra de asesinatos y robos a la luz del día y en la oscuridad de la noche comprueban que mi tesis es una triste realidad.
Con lo anteriormente descrito es poco probable que los índices de inseguridad e impunidad delincuencial bajen drásticamente, ambos son fenómenos que manifiestan causas complejas, la mayoría de ellas se encuentran unidas. Sin embargo, el malestar de la sociedad civil debe obligar a que el “gobierno del cambio” establezca algún tipo de acción.
A la oposición política le corresponde aportar ideas, aprobar leyes desde la Asamblea Legislativa para el combate de la delincuencia
La Policía Nacional Civil (PNC), institución clave para la resolución de este fenómeno, necesita hacer los cambios necesarios a partir de su nivel superior y dar la oportunidad a la renovación con personal especializado. Hay que recordar que la PNC es una institución de carácter apolítico, por lo que no debería de haber ningún impedimento para que comisionados o subcomisionados, con experiencia en este campo y que los hay sin duda dentro de la institución sean estimulados y hagan un mejor trabajo y así fortalecida poder aspirar a que un día los índices delincuenciales bajen de manera eficaz y viva en tranquilidad la familia salvadoreña.
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